MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D5C799.B0A49F00" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D5C799.B0A49F00 Content-Location: file:///C:/A553C8A1/05OKCordoba.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="us-ascii"
La inserción al
mercado de trabajo:
entre la educació=
n y
la recomendación
Paul Antonio Córd=
oba
Mendoza[1]*
1 Coordinador de la Maestría en Ciencias Socia=
les
con Énfasis en Teorías y Métodos de Investigació=
;n
del Instituto de Estudios Nacionales, Universidad de Panamá.
*Autor para correspondencia. E-mail: pacm1977@gmail.com
Recibido: 25 de septiemb=
re
de 2019
Aceptado: 23 de octubre =
de
2019
___=
___________________________________________________________________________=
Resumen
El artículo evidencia, analíticamente, la f=
orma
en que actúan, en los sujetos, las desiguales trayectorias educativa=
s y
las asimétricas redes de contactos, en la construcción de sus
“capacidades de mercado”, entendidas estas como aspectos que=
van
construyendo los individuos y que les perm=
iten acceder,
dentro del mercado de trabajo, a puestos que les ayuden a empoderarse
socialmente. Desde una visión crítica, se llega a la
conclusión de que la meritocracia, como “ideologí=
;a”
que sustenta que la sociedad debe estructurarse en relación con el
rendimiento de sus miembros (mayor esfuerzo--mayor recompensa o mayor educa=
ción-mayor
salario”), se encuentra desprestigiada, toda vez que esconde la reali=
dad
del mercado de trabajo en la que los contactos personales y las recomendaciones, más que el nivel educativo,
juegan, con frecuencia, un importante papel para el acceso a empleos
atractivos.
Palabras clave: Cap=
acidad
de mercado, Educación, Mercado de trabajo, redes de contactos,
Panamá.
Abstract
The article analytically shows the way in which
individuals act, the unequal educational trajectories and the asymmetric
networks of contacts, in the construction of their "market capacity&qu=
ot;
understood as aspects that they are building and that allows them to access
within the market of work, to positions that allow them to empower themselv=
es
socially. From a critical view come to the conclusion that the meritocracy =
as
an "ideology" that sustains that, society must be structured in
relation to the performance of its members (greater effort - greater reward=
or
higher education - higher salary ") today, is discredited every time, =
it
hides the reality of the labor market that shows how personal contacts and
recommendations, more than educational level, often play an important role =
in
accessing attractive jobs.
Keywords: Market capacity, Education, Job = market, Contact networks, Panama.
1 &=
nbsp;
Introducción
La =
actual
literatura de temas educativos muestra que, entre pedagogos, psicólo=
gos
y sociólogos, han llegado a un consenso en el que se produce la idea=
que,
educar es socializar, es decir, preparar al individuo para insertarse en la
sociedad. Para lograr este objetivo se inculcan en los individuos pautas,
valores y formas de comportamiento, que se convierten en un importante medi=
o de
control social, tal como lo muestran los estudios de (Durkheim, 1975); (Gutiérrez, 1984); (Gras, 1976), entre
otros especialistas.
Es =
por
ello por lo que la educación, a través de la historia, ha
desempeñado un papel central en la preparación de las persona=
s y
ha servido de referente para que puedan acceder a un puesto de trabajo. Ha
contribuido, incluso, a brindar estabilidad al orden político, pues =
la
educación es visualizada como un instrumento de ascenso social, ya s=
ea
inmediato o a largo plazo, pues, aunque no se logre se crea cierta ilusi&oa=
cute;n
de que esto será posible en un futuro próximo (Córdoba Mendoza, 2014).
Todo lo anterior se sustenta en la llamada
ideología de la meritocracia, la cual se ha convertido, año t=
ras
año, en el discurso político que intenta dejar entrever como =
la juventud,
si quiere ocupar en el futuro posiciones de alta jerarquía social, d=
ebe
esforzarse hoy por prepararse al máximo. Empero, en los últim=
os
años, la evidencia ha mostrado como las recomendaciones, las conexio=
nes
y el amiguismo como mecanismo de inserción y movilidad laboral, much=
as
veces resulta más efectiva que los mejores esfuerzos en el aula, tal como muestran las investigaciones de (Calvo=
-Armengol,
2006); (Weller, 2006) y (Córdoba Mendoza, 2014), donde evidecian esta
situación.
Ahora bien, con esto no se quiere decir que la
educación no sea un indicador deseable al momento de lograr mejores =
posiciones
sociales. Es más, ningún especialista se atrevería a
cuestionar esta tesis. Lo que está en debate es el valor de la merit=
ocracia
como vehículo fundamental para el transitar de la excelencia acad&ea=
cute;mica
al mercado de trabajo, hoy muy cuestionado en la sociedad, toda vez que, las
recomendaciones muchas veces tienden a pesar más.
Los puntos mencionados: niveles educativos,
recomendaciones y contactos personales, confieren a los individuos (no aisl=
ados,
sino desde su contexto histórico) una capacidad de mercado que luego=
les
permite cambiarla. Es decir, los sujetos acumulan ciertos aspectos
biográficos que luego se materializan en el mercado de trabajo. Esto=
, para
muchos científicos sociales, puede definirse como una estructura de
poder
Por todo lo expuesto, el objetivo del presente trabaj=
o es
reflexionar sobre las causas de la desigual capacidad de mercado.[2]
Para efectos de este trabajo la capacidad de mercado se explicará en=
dos
vertientes centrales, a saber: Desigual trayectoria educativa y asimé=
;tricas
redes de contactos y recomendaciones que les permiten a los sujetos empoder=
arse.
Ambos factores se convierten en ese mecanismo de poder para acceder a los
mercados de trabajo. Se debe mencionar que esta situación es aprovec=
hada
por grupos de individuos y clases sociales que las han convertido en un rec=
urso
valioso que está sujeto a monopolio en detrimento de otros.
2
Desigual
trayectoria educativa: la estructura social como barrera
En América Latina, después de la Segunda
Guerra Mundial, los estados empiezan a invertir de manera activa en la
construcción de escuelas e institutos de formación, en un apost=
ar por
el desarrollo de la región que, en ese momento, se encontraba inmersa=
en
el desarrollo industrializador sustitutivo de importaciones. Para este peri=
odo,
la política educativa tenía como objetivo “...democratiz=
ar
la enseñanza”
(García, 1987). A su ve=
z, desde
lo económico, buscaba garantizar, mediante el aumento de la cobertura
educativa, la preparación de los futuros trabajadores necesarios par=
a el
aparato productivo y, con ello, crear las bases de una mayor “igualdad
social”.
Con ese afan de “democratizar la enseñan=
za”
se amplía en la región, la tasa neta de matrícula del
nivel primario, lo que representó una subida de más de diez
puntos porcentuales desde 1970. Este indicador evidenciaba, para ese moment=
o,
una tasa de 82.7% que comparada con la de 2015 ascendía a un 94.7%.
(Veáse gráfica No.1)
=
Fuente: Comisión
Económica para América Latina y el Caribe. Estadística=
s e
indicadores sociales CEPAL – CEPALSTAT.
Los datos de la gráfica No.1 dan
cuenta que la región, en general, ha alcanzado mejores condiciones de
acceso y cobertura educativa, lo que es bueno. Pero este logro educativo es
empañado por la problemática de la calidad educativa, tal com=
o lo
evidencia el estudio de Miguel Gallegos (2005), denominado La educación en Latinoamérica y El Caribe: puntos
críticos y utopías, el cual, con respecto a este tema, plan=
tea
que si la misma, desde la entrada al sistema escolar es mala, condicionar&a=
acute;
el resto del desarrollo del sujeto. Así lo manifesta:
=
220;...la
baja o la magra calidad educativa en los inicios del periodo educativo
condiciona al resto de la continuidad del ciclo de formación. Con ell=
o se
perfila una suerte de continuidad y reproducción de la desigualdad
educativa que, no sólo se muestra en la falta de calidad educativa, s=
ino
que es producto también de inequidades sociales más amplias.=
221;
Dichas inequidades en la
calidad educativa se erigen como en el primer muro dentro del sistema educa=
tivo
y como tal explica una desigual capacidad de mercado. Esto se objetiva desde la entrada e=
n las
aulas con el proceso de selectividad escolar, (Gutié=
rrez,
1984), o con el proce=
so
de selección y segregación de las élites (San Martin, 2007).
Para autores como Francisco Gutiérrez, la cali=
dad
educativa va paralela con la situación socio-económica del
estudiante, ya que la segunda tiende a condicionar no solo la entrada sino
también toda su trayectoria escolar, “…Existen diversos
estudios relativos a medidas de frecuencia, tasas de escolarización y
análisis longitudinales que demuestran la influencia, muchas veces
decisiva, del factor socioeconómico en los resultados escolares̶=
1;
(Gutiérrez, 1984, pág. 32). La lógica precede=
nte
también fue evidenciada en estudios sobre esta corelación: or=
igen
social-años de escolaridad que, para el caso de Panamá, pueden
encontrarse directamente en los trabajos que sobre esta temática han
realizado (PNUD, 2014); (UNESCO, 2013) y (Rojas, 2012).
En Panamá, el Programa de las Naciones Unidas = para el Desarrollo en su informe del año 2014, desentraña la sigui= ente interrogante: ¿Cómo influyen el ingreso y la educación= de los padres en la educación de los jóvenes? El estudio llega a evidenciar que la influencia de estas variables es muy grande, toda vez que= la brecha escolar[3] es mucho más al= ta (¡casi 80%!) entre los muy pobres que entre los más ricos (bre= cha de 20%). Más aún, aunque la brecha escolar disminuyó entre 2002 y 2012, esa baja fue relativamente menor para los hogares pobres: bajó de 88% a 79% en esos diez años, mientras que entre los más ricos descendió de 26% a 20% en el mismo período.<= o:p>
Al analizar la situación educativa en
Panamá mediante las cifras que arrojó la Encuesta de Mercado =
de
Trabajo del Instituto de Estadística y Censo de la Contraloría
General de Nación, María Rojas Hernández, especialista=
del
Ministerio de Economía y Finanzas, en un informe sobre esta
temática da cuenta de que
“…Estar en pobreza supu=
so
menores oportunidades para educarse. Los años de educación
promedio para los jóvenes en pobreza extrema fue 6.8, mientras que p=
ara
los que estaban en pobreza no extrema 8.4 y para los no pobres 11.9. Visto =
de
otra forma, sólo el 15.0% de los jóvenes en condiciones de
pobreza extrema completó la escuela secundaria o cursaron estudios
superiores, en tanto esa proporción fue 24.6% en los pobres no extre=
mos
y 66.3% en lo que no eran pobres.” (=
Rojas,
2012:
pág. 12).
Estar en pobreza también se relaciona directam=
ente
con una baja asistencia a la escuela en comparación con los no pobre=
s,
tal como se muestra en la gráfica No.2. donde, para el caso de Am&ea=
cute;rica
Latina, los individuos de hogares del quintil 1 tienen una menor asistencia
escolar 67.9% en el año 2014, con relación a los de mayor ing=
reso,
82.5%. Estos datos, si se comparan entre sí, reflejan una diferencia
porcentual de más del 14%.
Fuente: CEPAL: Comisión Económica para
América Latina y el Caribe - Sobre la base de encuestas de hogares de
los países. Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
NOTA: Ordenados por quintiles según su ingreso=
per
cápita. El quintil 1 corresponde a los hogares más pobres y el
quintil 5 a los hogares más ricos.
Con relación a la gráfica
anterior, se puede deducir que los sujetos residentes en los hogares del
quintil inferior, debido al bajo poder adquisitivo, deben insertarse de man=
era
temprana al trabajo como una estrategia familiar de sobrevivencia, lo cual =
trae
como resultado el abandono de la escuela. Dichas inserciones laborales tempranas se examinan desde las cienci=
as
sociales tomando en cuenta factores tales como: el tamaño y la
estructura de las familias, así como la situación
socio-económica del hogar al que pertenecen.
En general, esto se evidencia con mayor
claridad en las zonas rurales donde tanto mujeres, como varones se insertan
laboralmente muy temprano, la participación de los jóvenes en=
el
trabajo familiar, así como en el apoyo a la generación de
ingresos en el hogar se convierte en una muestra de la cohesión del
grupo familiar “…por eso muchas veces los niños deciden
abandonar los estudios para colaborar en el trabajo familiar y en aumentar =
sus
ingresos.”. (Lara Rodríguez,
2010:16)
Por otra parte, aquellos que pertenecen a los hogares
pobres, pero que logran alcanzar niveles altos de educación, muchas
veces son “víctimas de la desigual calidad educativa”. P=
or
ejemplo, con relación a calidad y trayectoria por ingreso
económico de los hogares, no es lo mismo egresar de una escuela priv=
ada
de alto nivel, que, de una pública, puesto que, aunque existan
excelentes docentes, muchas veces las prácticas organizativas, las
estructuras, la falta de insumos científicos, la capacitación
docente y los planes de estudio no se encuentran estructurados de tal manera
que permitan darle salida a un mejor producto.
Incluso esta asimetría en la calidad de la
educación se puede evidenciar entre escuelas públicas, unas d=
otadas
con mejores infraestructuras y un personal docente muy capacitado (fundamentalmente en áreas
urbanas, a las que acceden aquellos jóvenes provenientes de la clase
media), mientras que otras son destinadas a los sectores menos favorecidos =
(sectores
rurales y urbanos marginales, por lo que para Córdoba
Mendoza, (2014), “... algunas instituciones educativas present=
an
bajos niveles de calidad en el desarrollo de sus planes de estudio, a esto =
se
le suma la baja calidad de sus infraestructuras, muchas veces inadecuadas p=
ara
que el proceso de enseñanza y aprendizaje pueda realizarse .”<=
w:Sdt
Citation=3D"t" ID=3D"-1617514597"> (Córdoba Mendoza,
2014, pág. 19).
Para Luis Reygadas (2008), esta heterogeneidad en la
calidad de la educación se evidencia en América Latina donde,=
a
pesar de que las tasas de inscripción escolar crecieron muy
rápido (como se expone en el cuadro No. 1), esta es de baja calidad,
toda vez que
“…Por un lado, existe un camino privilegi=
ado
para las clases altas y medias, que tienen acceso a educación privad=
a -y
a veces pública- de alta calidad desde el preescolar hasta la
educación media, para después ingresar con relativa facilidad=
en
las mejores universidades públicas gratuitas o en universidades priv=
adas
de buena calidad” (Reygadas, 2008,
pág. 139).
Si se quiere hilar más delgado, se debe mencio=
nar
que los sectores más acomodados económicamente en la estructu=
ra
social, no solo acceden a las mejores escuelas, sino que también tie=
nen
posibilidad de utilizar las salidas-giras escolares como recurso
didáctico. Esto queda demostrado en el trabajo de María del
Carmen Niño, denominado Las
salidas escolares en la educación primaria (Niño, 2012). Esta
investigadora da cuenta de que los estudiantes que asisten a escuelas de
prestigio, a los que solo acceden los mejor posesionados económicame=
nte,
participan, por regla general, en eventos informales de carácter
educativo (viajes turísticos nacionales e internacionales, visitas a
museos, recitales, obras de teatro y un largo etcétera que mejora su=
calidad
educativa de una manera integral), a diferencia de los estudiantes de los
sectores desposeídos que, en los mejores casos, solo los pueden ver =
por
la televisión local.
Lo
anterior repercute directamente en la deserción escolar, toda vez qu=
e al
analizar esta variable y correlacionarla con la calidad educativa, Vargas y
Valadez (2016), en su trabajo denominado, Calidad de la escuela, estatus económico y
deserción escolar de los adolescentes mexicanos, llega a la conclusión de que el riesgo de deserción escolar es más amplio ent=
re
los adolescentes de bajo estatus económico que entre los de estatus
alto. Dicha investigación se basa en el análisis de la Encues=
ta
Nacional de la Juventud 2010.
La relación nivel económico y abandono =
de
los estudios se observa también en la educación superior, el
estudio de Calderón Pimentel, (2013), indaga sobre el fenómen=
o de
la deserción universitaria en los matriculados por primera vez en la
Universidad de Panamá. Dicho autor estudia una multiplicidad de fact=
ores
que inciden en esta situación tales como: los socio-económico=
s,
socio-afectivos, comunicativos y de capital cultural, a estas suman otros no
tan convencionales como la organización universitaria.
Para lograr su objetivo, Calderón
Pimentel, (2013) hace acopio de la utilizaciòn de técnicas
cuantitativas y cualitativas con el objetivo de develar su problemát=
ica
de estudio, llegando a la conclusión de que las falencias educativas=
de
los estudiantes que desertan de los estudios universitarios vienen dadas, e=
n la
mayoria de los casos, por su situación socio-económica y
socio-afectiva, las cuales juegan un importante papel en la deserciòn
universitaria.
Todas las argumentaciones anteriores nos llevan a ace=
ptar
las palabras de Gutiérrez, (1984), quien plantea que la “intel=
igencia”
ha sido socialmente repartida entre los individuos socioeconómicamen=
te mejor
acomodados y no entre aquellos a quienes los bienes de la fortuna les son
adversos. Es cierto que la educación está abierta, segú=
;n norma
constitucional, a todos por igual, en todos los países de Amé=
rica
Latina, sin excepción, pero una cosa es lo formal y legal, otra muy
diferente es lo real.
En muchos países, como una forma de reducir las
brechas-formas de discriminación positiva entre los que menos tienen=
y
que estos puedan acceder y mantenerse en el sistema educativo- se realizan
entregas de las llamadas trasferencias monetarias condicionadas y becas
universales por estudio, que más allá de resolver la marcada
diferencia de calidad en el sistema educativo, son una forma de encubrir el
problema, una pésima distribución de las riquezas, lo cual se
objetiva también en una desigual calidad educativa entre los que
más tienen con relación a los que menos poseen.
Para el caso panameño existe mucha
información, que en los últimos años la educació=
;n
ha tenido grandes avances, fundamentalmente en el acceso y la cobertura en
todos los niveles de enseñanza. Hay una cobertura universal en prima=
ria,
se ha reducido la deserción escolar, se han aumentado los niveles de=
alfabetización
y los años promedio de educación, pero
aún sigue pendiente un tema de carácter estructural, la
desigualdad social y educativa imperante (=
PNUD,
2014); (Rodríguez Mojica, 2013) y (UNESCO,
2013).
Dicha asimetría social y educativa forma parte=
de
un problema tan complejo que se puede dimensionar a partir del origen social
(situación socioeconómica cuyo aporte tiene mayor peso en esta
problemática), pero que sería muy amplio, si no se abordan
condiciones de género, territorialidad, pertenencia étnica, e=
ntre
otras variables que, por sí solas, no lograrían captar el
desigual acceso de los individuos para acceder, mantenerse y egresar
exitosamente del sistema educativo, como mecanismos para obtener un empleo.=
Es por ello por lo q=
ue,
si la trayectoria educativa está condicionada por la situación
socioeconómica del sujeto, entre otras variables mencionadas en el
párrafo anterior, esta ya =
no
sería una carrera donde todos los “ciudadanos” parten con
las mismas reglas. Lo que da pie a que, el triunfo “meritocrát=
ico”
sea de un grupo reducido entre los mejores económicamente, dejando p=
or
fuera aquellos que, por su origen social, no pudieron competir en igualdad.=
La
gran interrogante que queda por develar hasta este punto sería: &iqu=
est;Cómo
hacen aquellos que desde una precaria situación económica log=
ran avanzar
educativamente y escalar socialmente? En este punto se deja entrever, el pa=
pel que
juega las recomendaciones, contactos, redes y capital social como mecanismo=
de
ingreso al mercado de trabajo.
3
Asimétricas redes de
contactos y recomendaciones
Al realizar un análisis histórico de la
categoría red social, se debe destacar que esta se presenta como un n=
uevo
paradigma de estudio, cuya genealogía nos remite al antropólogo
inglés J.A Barnes, quien utilizó este término a mediados=
de
1950, buscando superar los problemas que enfrentaba la teoría de role=
s en
la antropología. Pero es hasta la década de 1970 cuando alcanza=
una
formulación más depurada que llega a conocerse como Análi=
sis
de Redes Sociales (ARS).
El ARS deviene de tres grandes tradiciones del
ámbito de las ciencias sociales: primero, los trabajos de investigaci=
ones
asociadas a las escuelas de Hardvard y Chicago, de la década de 1930,=
en
los cuales las redes sociales se definen como mecanismos de integració=
;n y
los trabajos de la llamada escuela de Manchester, en especial los de John
Barnes y Elisabeth Bott, cuyo enfoque de redes lo analiza con base en el or=
igen
del contacto, es decir, lugar de residencia, trabajo o asociación.
Segundo, la influencia viene dada a través del
razonamiento matemático (teoría de grafos), específicamen=
te
asociados a sociólogos norteamericanos, insertos en la escuela de
Hardvard para 1960, en especial, Douglas White, Mark Granovetter o Linton F=
reedaman,
con quienes se desarrollan nuevas herramientas que permiten
cuantificar/formalizar las relaciones sociales y teorizar sobre las propied=
ades
de las redes. Tercero, debe reconocerse el aporte de la aplicación de=
los
análisis estructuralistas al proceso político en el desarrollo =
del
análisis de redes.
Es a partir de los años 70 del sig=
lo
pasado cuando esta categoría es usada con mayor frecuencia para desi=
gnar
situaciones en donde se visualizan intercambios no institucionalizados. Es
decir, acciones e interacciones de individuos y grupos que permiten –a
esos individuos o grupos- hacer frente común a un gran número de
problemas de la vida diaria. Lomnitz, (1975), Bronfman, (2000), son ejemplo=
s de
ello. Por ende, una red es una estructura de relaciones sociales que opera =
ya
sea en el individuo, grupo y clase social, bajo ciertas condiciones entre l=
as
que se destacan: cercanía física, confianza, voluntad de cumplir
con obligaciones y familiaridad mutua (Bronfman, 2000), a lo que tambieL=
9;n se
le agrega igualdad de carencia entre los contrayentes de la relación
(Lomnitz, 1975).
Para otros especialistas=
en
ciencias sociales (Bourdieu, 1986), las redes de relaciones son parte de las
estrategias que llevan adelante los sujetos con el objetivo de sacar ventaj=
a ya
sea consciente o inconscientemente sobre un bien. En este caso, puede
conjeturarse que, es por medio de esa red de relaciones que se les puede fa=
cilitar
a los individuos el acceso a ciertas ventajas, en este caso, la busqueda de=
un
empleo.
Por su parte, Colemann, = (1990), desarrolla el concepto de capital social y en él hace referencia a ciertos elementos de las relaciones sociales que se convierten en recursos = no materiales, de los que pueden apropiarse los individuos en su beneficio, po= r lo que el mismo “...facilita el logro de metas que no podrían habe= rse obtenido en su ausencia o que podrían haberse logrado solo a un costo mayor” (Coleman, 1990, pág. 304). <= o:p>
El desarrollo de capital
social, desde los campos en los cuales se mueven Bordieu y Coleman, muestra=
de
manera interesante, cómo los sujetos tienden a acumular ciertos tipo=
s de
atributos o capital social que les permiten potenciarse y desarrollarse con=
miras
a lograr un ascenso en la pirámide social, incluido aquí el ac=
ceso
al mercado de trabajo, fundamentalmente en puestos que les permitan
potenciarse.
De lo anterior se desprende la importancia
que hoy tienen para los individuos el capital social, en este caso, las
recomendaciones y redes de contactos que, si se mezclan con altos niveles de
estudios, pueden llevarlos a escalar socialmente, dejando por fuera a aquel=
los
que solo poseean los segundos. Es por ello por lo que, en el marco de este
trabajo, el concepto de redes sociales debe ser entendido como un recurso q=
ue
permite a los individuos, grupos o a las clases sociales a las que pertenec=
en,
ser utilizados para acceder al mercado laboral. El mismo puede estar mediado
por relaciones familiares, vecinales, de reciprocidad, de amigos etc.
Una forma de argumentar esto deviene en q=
ue
“...Quienes no tienen amigos o familiares que ocupen posiciones
relevantes difícilmente van a acceder a empleos con perspectiva de al=
ta
movilidad social, independientemente de sus capacidades. Incluso el ingreso=
a
puestos de menor jerarquía en el sector formal de la economía es
difícil sin los contactos adecuados” (Reygadas, 2008, pág.
142).
El punto central de este
apartado lo presenta Jurguen Weller (2006). Para este autor de la
Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la
inserción laboral de los jóvenes pasa hoy por once tensiones,
muchas de ellas vinculadas entre sí, que dan cuenta de la gran
problemática que tienen al insertarse en los mercados de trabajo.
Aquí vale la pena mencionar una de sus tensiones estudiadas que plan=
tea
lo siguiente:
“…Los
jóvenes viven una tensión entre un discurso “meritocrat=
ico”
–al que responden con la disposición de hacer grandes esfuerzo=
s y
sacrificios personales para avanzar en su educación e inserció=
;n
laboral—y una realidad del mercado de trabajo en que los contactos
personales y las recomendaciones juegan con frecuencia un importante papel =
para
el acceso a empleos atractivos. La exclusión laboral de aquellos que=
no
cuentan con este tipo de capital social refleja una marcada segmentaci&oacu=
te;n
intergeneracional, que se esta profundizando en muchos países a caus=
a de
crecientes diferencias en la calidad de la educación a la que los
jóvenes de diferentes estatus socioeconómicos tienen
acceso.” (Weller, 2006)
Al planteamiento esbozado p=
or
Weller se suma el que hoy por hoy no es ningún secreto que la gran
mayoría de los trabajadores han encontrado su empleo actual a
través de una recomendación que le hiciera un amigo o un
familiar, convirtiéndose en un canal de búsqueda muy producti=
vo toda
vez que, para Antoni Calvo, (2006). “̷=
0;esto se debe a la combinación de=
dos
factores distintos. Primero, los contactos sociales proporcionan muchas opo=
rtunidades
de trabajo por un coste de búsqueda bajo. Segundo, las ofertas de em=
pleo
obtenidas a través de contactos sociales se caracterizan por una tas=
a de
aceptación superior a la de otros canales de búsqueda.”=
=
(Calvo-Armengol,
2006, pág. 2)
Lo expuesto por (Calvo, 200=
6), en
un primer momento, permite dar cuenta de que el canal de búsqueda
inicial, utilizado por oferentes y demandantes de trabajo, en su gran
mayoría, son las redes de contactos=
[4].
Por el lado de la empresa, =
esta
opción se hace viable toda vez que supone la eliminación de d=
os
tipos de costes para las empresas, costes de búsqueda y costes de
selección, reduciendo con ello gastos en tiempo y recursos. Por el l=
ado
de los candidatos recomendados, estos tienden a encajar mejor en el puesto =
de
trabajo, si se parte del supuesto de que los individuos tienden a socializar
con individuos de su mismo perfil. <=
/span>
Ahora bien, las recomendaci=
ones
tienden a operar con base en los círculos, de contactos que tenga el
sujeto, ya sea por medio de un familiar o amigo, que le ayuden a empoderarse
dentro del mercado de trabajo. Es importante destacar, con base a lo expues=
to,
que existe suficiente evidencia que muestra cómo, en muchos casos, el
aprovechamiento escolar contaba menos que el origen social, tal como lo mue=
stra
Luis Reygadas (2008), cuando plantea que
“…En un estudio muy lla=
mativo
en Chile, que siguió la trayectoria profesional de 400 ingenieros
egresados durante los últimos 15 años. El estudio encontr&oac=
ute;
que, teniendo las mismas calificaciones escolares, los que venían de
barrios pobres, estudiaron en colegios municipales y tenían menos re=
des
sociales, ganaban menos incluso un &nb=
sp;
50% menos, que los educados en las mejores escuelas de Santiago y que
tenían apellidos identificados con la élite” (Reygadas, 2008, pág. 141).
Si bien los menos favorecid=
os
poseen una gran variedad de redes o capital social que les ayudan a la
sobrevivencia como ya fue investigado por Larissa Lomnitz (1975) en la barr=
iada
de Cerrada del Cóndor, en la ciudad de México, donde muestra =
que
los habitantes de las zonas marginadas sobreviven debido a que logran entab=
lar
lazos de reciprocidad y de ayuda mutua con sus semejantes. No sería =
este
el caso, toda vez que, no es la cantidad de capital social que se tenga lo =
que
va a empoderar a los sujetos, por el contrario, el problema radica en las d=
istancias
de las redes de las élites con relación a las del resto de la=
población.
No hay duda de que los grandes constructos
sociales: familia, parentesco, amistad, patronazgo, clientelismo
político, y las articulaciones que de ellos emanan, se han perpetuado
históricamente y lo siguen haciendo. Aun en un mundo tan globalizado=
y
especializado como el de hoy, dichos vínculos llegan a ser en algunos
casos, más importantes que el esfuerzo académico (que, aunque
importantes por sí solos no son suficientes para lograr una adecuada
inserción laboral).
4
A modo de
recapitulación <=
span
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k;
mso-themecolor:text1;background:white'>
La educación, a través de la historia, =
ha
jugado un papel central en la preparación de las personas y ha servid=
o de
referente para que los individuos puedan acceder al mercado laboral, con las
preparaciones necesarias que demandan los diferentes espacios laborales. En
América Latina, después de la posguerra, el Estado jugó un
papel determinante, construyendo escuelas e institutos de formación, =
con
el objetivo a apostar al desarrollo de la región, lo que no solo
ayudó a formar a las personas, también sirvió para brind=
ar
estabilidad al orden político.
=
Ahora
bien, en la actualidad, altos niveles educativos no es la
única variable que incide en inserción laboral de las personas=
. Esto
pasa ademas, por las oportunidades que tengan los sujetos de establecer red=
es
de contactos y recomendaciones que logren empoderarlos. Toda vez que ambas,
niveles educativos y redes de contactos y recomenadiones son centrales al
momento de acceder al mercado laboral ya que ambas construyen esa capacidad=
de
mercado necesario para la inserción al mundo del trabajo.
La capacidad de mercado, entoces, al momento de ser c=
onstruida
lleva una doble situación a nivel micro los sujetos van construyendo=
su
propia autobiografía escalando niveles de escolaridad, pero la socie=
dad
al ser tan heterogénea evidencia resultados diferenciados que se
observan desde la entrada a las aulas donde los sujetos desarrollan trayect=
orias
educativas asimétricas. Esto puede atribuirse debido al bajo poder a=
dquisitivo
de los hogares que los obligan no solo a vivir en lugares apartados y margi=
nados,
sino también a cursar estudios en escuelas cuya calidad tiende a ser
baja debido a falencias estructurales, organizativas, ausencia de docentes
especializados, abandono del sistema educativo, etc.
Por su parte, los contactos y
recomendaciones también juegan un papel central en la inserció=
;n
laboral. La acumulación de estos elementos por lo general, se pueden
encontrar debido a la vinculación que tenga la familia de origen con
actores empoderados socialmente y que sean capaces de apoyarles en la
inserción laboral.
La cuestión candente de este =
trabajo
parte de evidenciar analíticamente la forma en que actúan, en=
los
individuos, las desiguales trayectorias educativas y las asimétricas
redes de contactos, en la construcción de su “capacidad de
mercado” que les permita, en su condición de mercancía,
forjarse su biografía dentro del mercado de trabajo, en puestos que =
les
permitan empoderarse socialmente.
Por ello, al quedar establecida la
existencia de asimétricas condiciones educativas, de redes de contac=
tos y
de como estas afectan mayormente a los estratos bajos de la pirámide
social, el discurso de la meritocracia se ha convertido, hoy, en la
ideología que las élites promueven en sus repetidos discursos
sobre movilidad social ascendente, pero su único objetivo es justifi=
car
el poder de un pequeño grupo que históricamente se ha aprovec=
hado
de la riqueza social. “...de este modo se inmuniza la imaginaci&oacut=
e;n
colectiva con una pequeña inoculación del mal reconocido y
así se defiende contra el riesgo de una subversión generaliza=
da.
(Barthes, 1957).=
Debe recordarse que el discurso meritocratico, parte =
del
supuesto de la existencia de una distribución igualitaria de talento=
s,
condiciones y oportunidades. Sin embargo, dichos talentos no son distribuid=
os
homogéneamente, toda vez que existen condiciones de desigualdad social, económica y cultural, inclu=
so
antes de nacer y que dan cuenta de que, el punto de partida no es,
precisamente, de igualdad de oportunidades. Más allá de ello,=
lo
que se evidencia es la existencia de barreras educativas y de un mercado de
trabajo donde vale más conocido que conocimiento.
Por todo lo expuesto, más allá de los
atributos personales, las redes de contacto en el actual mercado de trabajo=
son
claves toda vez que facilitan o restringen el acceso de las organizaciones o
personas a recursos como la información, la riqueza, el trabajo o el
poder. Para Luis Reygadas, “...Quienes no tienen amigos o familiares =
que
ocupen posiciones relevantes difícilmente van a acceder a empleos con
perspectiva de alta movilidad social, independientemente de sus capacidades.
Incluso el ingreso a puestos de menor jerarquía en el sector formal d=
e la
economía es difícil sin los contactos adecuados” (Reygada=
s,
2008:142).
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o,
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que
tienen las clases sociales y otros sujetos sociales presentes en el
ámbito mercantil.
[3]<=
/span>
Se entiende por brecha escolar el porcentaje de la población que tie=
ne
menos escolaridad de la esperada para su edad, porque ha repetido cursos,
desertado del sistema o entrado tarde a la escuela.
[4]<=
/span>
En este caso las redes de
contactos, se identifican como el conjunto de actores sociales vinculados p=
or
una serie de relaciones diversas, siendo ellas el medio para colocarse en
posiciones favorables (obtener empleo, prestigio, status…)
Invest. P=
ens.
Crit. (ISSN 1812-3864; eISSN 2644-4119)
Vol. 7, N=
o. 3,
Septiembre- Diciembre 2019
pp. 68-80=
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