MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D627AD.38F787A0" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D627AD.38F787A0 Content-Location: file:///C:/D8F7A2AF/04AlfredoCastillero.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="windows-1252"
El comerc=
io
entre Panamá y China en los comienzos de la globalización: evidencias de la
cultura material
Alfredo
Castillero Calvo=
1,*
1Inve=
stigador
Emérito del Sistema Nacional de Investigación, de la SENACYT
*Aut=
or
para Correspondencia. E-mail: acchistoriador@cwpanama.=
net
Recibido: 20 de febrero de 2020
Aceptado: 18 de mar=
zo
de 2020
______________________=
________________________________________________________
El texto
establece la relación entre el Cuarto Viaje colombino y el Descubrimiento d=
el
Pacífico, así como el viaje de circunnavegación de la expedición
Magallanes-Elcano con la fundación de Panamá. Explica la temprana vinculaci=
ón
de Panamá con la primera globalización de la economía desde mediados del si=
glo
XVI, gracias a la plata altoperuana y al sistema ferial, como se refleja en=
el
rescate, en pecios, de monedas de la Ceca panameña, que dan la vuelta al mu=
ndo,
y numerosos objetos materiales, como la porcelana Ming. También analiza las
marcas de porcelana china y las características tipológicas y morfológicas =
de
la porcelana encontrada en Nombre de Dios para establecer a qué periodo
imperial corresponden.
Palabras clave:
Cuarto Viaje colombino, Descubrimiento del Mar del Sur, viaje
Magallanes-Elcano, fundación de Panamá, sistema ferial, globalización, mone=
das,
porcelana china, Nombre de Dios.
The text establishes the relationship beween the F=
ourth
Columbian Voyage and the Discovery of the Pacific, as well as the cincunnav=
egation
of Magellan-Elcano expedition, with the foundation of Panama. It explains P=
anama´s
early link age with the first globalization of the economy since the mid-16=
th
century, thanks to the Peruvian silver and the fair system, as reflected in=
the
rescue, in wreks, of Panamanian Ceca coins, wich go round the world, and
numerous material objects, such as Ming porcelain. It also analyzes the Chi=
nese
porcelain marks and the typological and morphological characteristics of the
porcelain found in Nombre de Dios, to establish wich imperial period they
correspond to.
Keywords: Fourth Columbian voy=
age,
Discovery of the South Sea, Magellan-Elcano voyage, Panama foundation, fair
system, globalization, coins, Chinese porcelain, Nombre de Dios.
En varias conferencias y foros internacionales he
destacado la temprana vinculación de Panamá a la primera globalización, gra=
cias
a su privilegiada posición geográfica. Este papel lo empezó a jugar Panamá
desde los mismos comienzos de la Era de los Descubrimientos. Lo explicaré
rápidamente, y conviene evocar este proceso, ya que recién, el año pasado,
conmemoramos el quinto centenario tanto de la Fundación de la ciudad de Pan=
amá,
la primera fundada por España en el Pacífico, como el gran viaje de circunn=
avegación
del globo por la expedición de Fernando de Magallanes, dos hechos que como
sugiero en este trabajo están íntimamente conectados.
=
=
La primera pieza de este gran
lienzo histórico es el Cuarto y último viaje colombino que, según la
historiografía tradicional, no produjo mayores consecuencias y que fue un
fracaso. Su propósito era buscar un paso en la masa continental que se
interponía entre España y Oriente, asunto éste que tenía la máxima prioridad
para la Corona, ya que hasta entonces el Nuevo Mundo había sido un fiasco
financiero y no era este vasto Continente lo que se quería encontrar. Pero =
sea
que este Cuarto viaje se considere o no un fracaso, lo cierto es que Colón =
sí
encontró ese paso, o en todo caso indicó con acierto dónde se encontraba. D=
esde
que inició este viaje, él sospechaba en qué área geográfica debía buscarse,
para lo cual se basaba en sus observaciones de las corrientes marinas y de =
las
masas continentales desde el Golfo de Paria al contorno caribeño de la isla=
de
Cuba. Empezó su búsqueda a partir =
de
Honduras, y sin perder de vista la costa, se dirigió hacia Panamá. Al llega=
r a
la zona fronteriza entre Costa Rica y Veraguas, los aborígenes la indicaron=
que
se encontraba frente a un istmo y que a nueve días de camino había otro mar.
Así lo constató por escrito y quedó registrado gráficamente en un mapa de su
hermano Bartolomé, donde al otro lado de Veragua se observa un espacio mari=
no,
no muy grande, cuyas aguas bañaban las costas de la India y de Cochinchina,=
un
error imputable al hecho de que Colón desconocía la existencia del Pacífico=
y a
su creencia de que el mundo era más chico.
=
=
Este viaje, sin embargo, tuvo =
un
final trágico, ya que a su regreso Colón naufraga en Jamaica, donde algunos=
de
sus hombres se rebelan, y ya de vuelta en España había perdido la confianza=
de
la Corona, por lo que se ignora el eco que pudo haber tenido su viaje, al m=
enos
de manera inmediata. Sin embargo, muy poco después se organizaron tres gran=
des
expediciones para encontrar el anhelado paso y una de ellas fue la que resu=
ltó
en el Descubrimiento del Pacífico por Balboa en 1513. De esa manera se
comprobaba la inferencia de Colón de que el paso se encontraba por Panamá,
culminando así un largo proceso que se inicia en 1492 y cuya coronación
llegaría tras 21 años de búsqueda. El descubrimiento del Mar del Sur ha sido
celebrado, con mucha razón, como uno de los momentos estelares de la Humani=
dad,
ya que despejaba a Europa la brecha que hacía falta para su ruta hacia Orie=
nte
y creaba las condiciones para catapultar la primera globalización del plane=
ta2.
=
Una vez descubierto el paso por
Panamá, Fernando el Católico y sus consejeros pudieron, finalmente, elabora=
r un
gran proyecto geopolítico para el Nuevo Mundo, donde Panamá ocuparía un rol
protagónico. El plan consistía en ordenar al nuevo gobernador destinado al
Istmo, de nombre Pedrarias Dávila, que sin demora fundara ciudades terminal=
es
en ambos mares, de manera que desde aquí se pudiera catapultar la ofensiva
hacia Oriente. En 1519 se funda en el Pacífico la ciudad de Panamá; pocos m=
eses
después, se funda Nombre de Dios, a orillas del Caribe, ambas para cumplir =
con
la función transístmica asignada al istmo.
El cuadro lo completa la fundación de Natá, en 1522, y su función se=
rá
la de despensa del territorio. Se implantó, así, una inexorable racionalida=
d al
territorio panameño, prefigurando su inserción en una economía de mercado a
grandes distancias, destinado a servir a los tránsitos entre España y los
yacimientos argentíferos altoperuanos y de esa manera conectarse con la
naciente globalización del planeta. El potencial geográfico de Panamá pudo =
ser
así anticipado desde temprano y de allí que se organizara precozmente. Pocos
países, si alguno, tuvo en América comienzos tan premonitorios. Y aquí conv=
iene
resaltar que, precisamente es esta característica función de tránsito, defi=
nida
desde tan temprano, la que vincula al Istmo con la globalización, cuando ap=
enas
se encontraba en el amanecer.
=
=
Así pues, el descubrimiento del
Mar del Sur lo cambió todo. Y es que, obviamente, sin este descubrimiento, =
la
Corona no habría podido concebir un proyecto geopolítico para el Nuevo Mund=
o,
como el que se propuso, ni planificado el viaje de Fernando de Magallanes, =
que
se inicia, y no por casualidad, el mismo año en que se tenía prevista, si es
que ya no programada la fundación de Panamá. ¿Y qué evidencia más clara de =
esta
visión geopolítica y de la conexión de un hecho con otro, que el intento del
navegante magallánico Gonzalo Gómez de Espinosa, a cargo de la nave Trin=
idad,
de dirigirse a Panamá, para evitar hacerlo desde las Filipinas hacia Occide=
nte,
cruzando la línea del Tratado de Tordesillas y de esa manera sortear el rie=
sgo
de entrar en conflicto con los portugueses? Con ese objetivo, el 6 de abril=
de
1522, la Trinidad enrumba hacia el nordeste, llegando hasta el paral=
elo
40°, y casi alcanza la corriente de Kuro-Shivo (que no se descubre hasta 15=
65,
durante la expedición Legazpi-Urdaneta), que le habría llevado a la ribera
panameña. Con una valiosa carga de 900 quintales de clavo de olor, pero con
serios daños en el casco, vientos contrarios, tempestades y muchas víctimas=
de
escorbuto, la Trinidad se ve forzada a regresar a Tidore, donde es
apresada por los portugueses y así se frustra el viaje a Panamá3.
=
=
Me parecía oportuno aprovechar
esta ocasión, para destacar la interconexión de estos hechos, que fueron
fundamentales en el despertar de la primera globalización ya que, al parece=
r,
su interrelación ha escapado a la observación de los historiadores, siendo,
como ha sido, un año en el que se han realizado tantos encuentros y debates
académicos y no pocas celebraciones magallánicas.
=
=
Pero el verdadero enlace de Pa=
namá
con el gran despegue de la primera globalización vendría décadas más tarde,
primero, con la conquista del Perú, luego con el descubrimiento de los
ubérrimos yacimientos argentíferos del Cerro de la Plata, en la actual Boli=
via,
la subsecuente organización de los espacios americanos en grandes virreinat=
os y
el establecimiento del sistema ferial, donde a Panamá se le asigna un papel
clave. Porque fue la plata, y el flujo de este metal, que pasaba a raudales=
por
Panamá, el gran motor de la primera globalización. Entre mediados del siglo
XVI, es decir desde que se organizó este sistema, hasta por lo menos 1630 o
1640, se ha estimado que el 60% de toda la plata que circulaba por el mundo,
pasaba por Panamá y era embarcada en los galeones que llegaban para las fer=
ias
en Nombre de Dios, hasta 1597, y desde entonces en Portobelo. Era una plata=
que
viajaba a España, se repartía por Europa, y seguía su curso hacia oriente,
hasta su destino final, China. De esa manera el Istmo quedó inserto en la
vorágine globalizadora desde sus mismos comienzos, incluso ocupando un papel
central4.
=
=
No olvidemos, por otra parte, =
las
rutas comerciales abiertas por los portugueses, que conectaban a Panamá
directamente con África, Europa y Oriente, sobre todo a partir de 1580, cua=
ndo
se produce la unión entre España u Portugal y a poco la presencia de lusita=
nos
es cada vez mayor en el Istmo, algunos muy conspicuos, como el gobernador de
Veragua Juan López de Sequeira, o el exitoso comerciante Jorge Rodríguez de
Lisboa; también los había que ocupaban plazas de soldados en las guarnicion=
es,
pero sobre todo destacaron como tratantes de esclavos. Justo el año 1580 se
crea la Casa de Moneda en Panamá y se acuñan los primeros reales que
darán la vuelta al mundo.
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
Fig. 1 An=
verso
y reverso de moneda de 4 reales, acuñada en la Ceca de Panamá,
rescatada=
del
pecio de la nao Santiago, que naufraga en 1585 en el canal de Mozamb=
ique.
=
=
Gracias sus posesiones en Áfri=
ca
occidental, los portugueses controlaban la trata negrera y usaban a Panamá =
como
centro de distribución de esclavos para las colonias del Pacífico. Registro=
s de
aduana lisboetas y la presencia de monedas acuñadas en Panamá, encontradas =
en
un naufragio en el canal de Mozambique, del año 1585, revelan que desde el
Istmo las llevaban los tratantes negreros portugueses a Lisboa y de allí las
embarcaban otros mercaderes a su factoría de Goa, en la India5.
Y no dudemos que otros barcos llevarían también monedas panameñas a Macao, =
en
China, donde los portugueses tenían desde 1557 una importante plaza comerci=
al.
Por varios caminos Panamá participa, así, directamente y muy pronto, en ese
vasto ciclo mercantil que hoy conocemos como la primera mundialización de la
economía.
=
=
En el lapso de unos 75 años, h=
asta
la década de 1630, en una feria típica, el intercambio de mercancías que tr=
aían
galeones desde Sevilla, y la plata que estos llevaban de retorno, solía
alcanzar hasta 40 millones de pesos. De ese monto, según mis cálculos, el 1=
0%
quedaba en manos de los comerciantes panameños, es decir unos 4 millones, s=
uma
enorme para la época. Y eso sin mencionar lo que quedaba por el alquiler de
casas y almacenes, donde se cobraban cánones altísimos, o el transporte de =
la
plata y mercancías a lomo de mulas o por bongos y chatas en el río Chagres,=
en
la alimentación, o el embalaje, y multitud de otras actividades del sector
terciario donde participaba cualquiera que podía6.
=
=
Todo esto explica que en Panam=
á se
acumularan grandes fortunas. Durante esos años de increíble bonanza se leva=
ntó
un censo en 1570 para conocer la riqueza de los vecinos en la capital y Nom=
bre
de Dios, donde se demostró que abundaban los ricos, y que algunos eran
inmensamente ricos, como Andrea Corzo, cuya fortuna se estimaba en 600,000
ducados. De los cerca de cien vecinos encuestados, la fortuna media era
calculada en 25,000 ducados. Uno de cada tres vecinos era rico o muy rico7.
Los más ricos construyeron mansiones a un costo de hasta 25,000 pesos, suma
enorme para le época. Gracias a este ambiente de prosperidad, los vecinos r=
icos
podían contar con importantes bibliotecas de cientos de libros y sus casas =
eran
decoradas con abundantes pinturas. El presidente, gobernador y capitán gene=
ral
Sebastián Hurtado de Corcuera llevó consigo una colección de óleos de afama=
dos
pintores flamencos. Y a otro alto funcionario se le inventariaron hasta 50
pinturas colgadas en su casa. Realmente sorprende la palpitante vida cultur=
al
de la capital, donde sin llegar a superar los 8,000 habitantes, abundaban l=
os
abogados y los médicos, y había un cuerpo regular de ingenieros, pululaban =
los
sacerdotes y religiosos, y no faltaban condes y marqueses. Con cualquier
pretexto se montaba una obra de teatro de Calderón de la Barca, de Lope o de
Tirso de Molina, ya que el teatro y las comedias eran entonces la gran fuen=
te
de diversión de la época. En 1601, cuando llegó a Panamá La Dragontea,
el gran poema épico del célebre Lope de Vega, cuyo relato se inspiraba en el
triunfo panameño sobre Drake, se compraron 94 ejemplares, lo que sugiere que
una de cada tres familias de la élite adquirió el suyo8. Se viv=
ía con un
lujo y comodidades comparables a las de Lima, México, o Sevilla. Y había en
proporción más coches en Panamá que en la capital del virreinato. Como he
documentado ampliamente en mi libro Cultura alimentaria y globalización<=
/i>,
hasta por lo menos mediados del siglo XVII, la dieta de la élite seguía sie=
ndo
básicamente la misma que la de cualquier vecino acaudalado de Sevilla9.
=
=
Y, como era de esperarse, nada=
de
la cultura material que se encontraba en las principales ciudades del Imper=
io
faltaba en Panamá. En los distintos trabajos donde me he ocupado de la cult=
ura
material del Panamá colonial, he destacado que el conocimiento que ha llega=
do
hasta nosotros se apoya muchísimo más en los testimonios escritos que en las
evidencias tangibles: en efecto, son mucho más las evidencias textuales que=
lo
que se ha encontrado bajo tierra, =
ya sea
por arqueólogos profesionales o por simples huaqueros y busca tesoros1=
0.
=
=
Sin embargo, se aparta de esta
regla el poblado de Nombre de Dios, que en cierto sentido es excepcional. Lo
que se ha encontrado en él es un reflejo sumamente revelador del impacto que
tuvo la temprana globalización en la cultura material. Y tiene la ventaja adicional de que es =
como
una cápsula del tiempo, pues todo puede fecharse con anterioridad a 1597, el
año en que fue totalmente abandonado al forzarse su mudanza para Portobelo.
Dedicaré el resto del artículo a este tema.
=
=
Desde su fundación formal, a f=
ines
de 1519, o principios del año siguiente, Nombre de Dios fue la terminal
caribeña del istmo de Panamá. Y desde que se estableció el sistema de feria=
s y
galeones a mediados del siglo, fue el gran punto de encuentro de las flotas=
que
llegaban de España y la plata y otros productos que viajaban al Istmo desde
Sudamérica y otras costas lejanas del Pacífico para embarcarse hacia Europa.
Conviene destacar que los años de mayor prosperidad de las ferias coinciden,
precisamente, con los años en que Nombre de Dios sirvió como sede de las fe=
rias
y esto se refleja en las grandes fortunas que se acumularon en Panamá a que
aludí antes.
=
=
En la búsqueda de la terminal
perfecta, que culmina con las fundaciones de Panamá y Nombre de Dios y tras=
el
reemplazo de este por Portobelo en 1597, se pasó por un largo proceso de
previsibles errores y tanteos11. Esto era inevit=
able antes
de que se descubriera el Mar del Sur y de que la Corona tuviese una idea cl=
ara
del potencial del istmo panameño. En la vertiente caribeña occidental se fu=
ndó
dos veces el asentamiento de Belén, primero por Colón en el Cuarto Viaje y
luego por Diego de Nicuesa en 1509. No eran propiamente ciudades sino simpl=
es
asentamientos. Más prometedores fueron desde el principio los poblados que =
se
establecieron en la cornisa oriental del caribe panameño.
=
Primero se fundó Santa María la
Antigua del Darién, en el extremo oriental del Istmo y actualmente en
territorio colombiano. Pero una vez se atravesó el Istmo a partir del pobla=
do
indígena de Acla, situado a mucho menor distancia del Pacífico, se hizo
evidente que Acla era, de lejos, más conveniente para la expansión
colonizadora. Desde entonces Acla empieza a prefigurarse como nueva capital=
de
Castilla del Oro y a desplazar a Santa María en población y actividades
exploratorias. Apenas un año después del Descubrimiento del Mar del Sur, el
gobernador Pedrarias Dávila ordena fundar en Acla un poblado formal con ese
nombre. A poco, este asentamiento es atacado y destruido por los indígenas,
pero finalmente es repoblado por Balboa y allí permanece hasta 1559, aunque
precariamente, y más que nada gracias a su proximidad a placeres auríferos,=
si
bien que de poca monta.
=
=
Pero el frente marino de Acla =
era
una simple playa rodeada de arrecifes sin semblanza alguna de puerto. Es evidente que no tenía destino como
terminal. Más al oeste, sin embargo, existía otro candidato mejor, aunque su
elección solo quedó definida una vez se fundó la ciudad de Panamá en 1519.
Desde hacía una década Nombre de Dios era un punto de referencia bastante
conocido. Diego de Nicuesa lo había
bautizado con ese nombre al exclamar “detengamos aquí en el Nombre de Dios”,
cuando estuvo a punto de perecer con los pocos supervivientes que le
acompañaban después de su fracaso en la conquista de Veraguas. Allí desemba=
rcó
y permaneció hasta que fue rescatado, pero nada más. No estableció ninguna
población formal, pero el lugar se hizo familiar y el nombre quedó. Lo que
realmente decidió la elección de Nombre de Dios como terminal caribeña fue =
la
fundación de Panamá en 1519.
=
=
De hecho, aunque los documento=
s no
lo expliciten (porque la historia se enfrenta mucho más a silencios que a
evidencias documentales) me inclino a sugerir que fue la elección de Nombre=
de
Dios como terminal caribeña lo que decidió la elección del sitio para fundar
Panamá como terminal en el Pacífico. Si nos fijamos en un mapa, ambos sitios
quedan virtualmente sobre la misma línea del meridiano, y en aquella época,
aunque hoy nos sorprenda, los cosmógrafos eran muy capaces de hacer medicio=
nes
geográficas para fijar el meridiano, aunque fuese de manera aproximada. Bien
pudo hacer estas mediciones un célebre y prestigioso cosmógrafo que llegó c=
on
la expedición de Pedrarias, el veneciano Micer Codro, quien gracias a su
dominio de las artes astrales “adivinó”, según dicen las crónicas, la muert=
e de
Balboa, e incluso la suya propia, cumpliéndose su vaticino tal como lo seña=
ló.
Pero no sería el único, siendo una época en la que cualquier humanista
inteligente y observador podía aspirar a saber de todo. El mejor ejemplo es=
el
cronista Fernández de Oviedo, quien presumía de sus conocimientos cosmográf=
icos
y de su capacidad para este tipo de mediciones. Y Oviedo vivía en Panamá en
aquellos años y conocía como pocos el territorio, ya que hizo el camino
transístmico varias veces. También podía hacer este cálculo cualquiera de l=
os
pilotos que llegaron con la expedición de Pedrarias.
=
=
Pero la elección de Nombre de =
Dios
distaba mucho de ser acertada. Más que un puerto era una bahía. Tenía la fo=
rma
de una U muy abierta que la exponía a los vendavales que suelen azotar esa
costa, sobre todo en la estación estival, entre enero y marzo, justo cuando
solía llegar la flota para las ferias. Además, era poco profunda y salpicad=
a de
peligrosos arrecifes. Sin embargo, en aquella época parecía apta para buque=
s de
escaso calado, como eran las carabelas, ya que todavía no entraban en escena
los grandes galeones ni se había inaugurado el sistema de ferias. Ya en la
década de 1570 se había hecho evidente que Nombre de Dios tenía serios prob=
lemas.
Para entonces las ferias se encontraban en su mayor apogeo; allí se
concentraban millones de pesos en barras de plata, monedas y mercancías, y =
el
tonelaje y número de galeones era cada vez mayor. El lugar era sumamente
insalubre y excesivamente caro, ya que todo debía traerse de afuera. Más aún, era creciente el peligro de la
piratería, que cada vez se sentía más atraída hacia tan incitante trofeo. Francis Drake ya había atacado a Nombre=
de
Dios en 1572 y la amenaza pirática era cada vez mayor.
=
=
Hasta 1586 el trasiego de la p=
lata
altoperuana se había hecho por el río Chagres, pero ese año se perdió la pl=
ata
en un naufragio en el propio río y desde entonces la Corona ordenó que el m=
etal
se transportara a lomo de mula por el camino real. Pero hasta 1586, desde el
atracadero de Cruces, en el curso medio del río, y a 30 km de Panamá, en el
Pacífico, era conducida en chatas y bongos hasta la boca para seguir por la
costa hasta Nombre de Dios, donde la embarcaban los galeones. Las mercancías
que llegaban en las flotas seguían la misma ruta, pero en sentido inverso. =
El
Chagres era, pues, un medio crítico para el sistema, y lo siguió siendo des=
pués
de 1586, pese a que ya no se transportaba la plata por allí.
=
=
Nombre de Dios y la boca del
Chagres estaban separados por cerca de 100 kilómetros, un trayecto
frecuentemente expuesto a los zarpazos de la piratería, como se hizo eviden=
te
una y otra vez. Pero los que hacían este recorrido, se encontraban a medio
camino con el gran puerto natural de Portobelo, que por cierto era usado co=
mo
refugio por los piratas, y situado a mucho menos distancia de la boca del
Chagres; de hecho, a la mitad de la distancia que había entre Nombre de Dio=
s y
la boca del río. Los que frecuenta=
ban
esta ruta debían preguntarse, y con razón, ¿por qué no mudar el encuentro
ferial a Portobelo?
=
=
En efecto, Portobelo era, sin
comparación, mucho mejor puerto que Nombre de Dios. Tenía capacidad para
embarcaciones de mucho mayor calado, su forma era de U alongada y profunda,=
no
tenía arrecifes, y estaba mucho más abrigado. Según algunos observadores al=
lí
cabían no solo una sino varias flotas al mismo tiempo. Pero el tema a resol=
ver
no era solo el puerto, sino también asegurar su defensa y proteger las flot=
as
de galeones que llegaban para las ferias. También en este aspecto Portobelo
contaba con otra gran ventaja, que para esa época era de vital importancia:=
su
entorno era de elevados montes que se prestaban idealmente para construir
castillos fortificados, al menos desde el punto de los criterios defensivos=
de
la época. Allí podían construirse imponentes castillos con sus torres del
homenaje que intimidarían a cualquier atacante. En contraste, la orografía =
que
rodeaba Nombre de Dios era llana y carecía de elevaciones cercanas. No exis=
tía
la menor posibilidad de construir fortificaciones adecuadas para defender el
puerto. Por donde quiera que se mirase Portobelo era una opción muy superio=
r.
=
=
Lo curioso es que desde el ini=
cio
del sistema ferial hasta que se reparó en el contraste existente entre Nomb=
re
de Dios y Portobelo pasaron décadas. De hecho, casi medio siglo. Y realmente
sorprende que esto haya sido así. Una vez empezaron a hacerse evidentes los
problemas y luego de producirse desastrosos naufragios en el propio puerto,=
sea
por los vendavales de enero a marzo, o por accidentes en los arrecifes, var=
ios
de los almirantes de las flotas enviaron informes, aún sin que se los pidie=
ran,
recomendando abandonar Nombre de Dios y reemplazarlo por Portobelo. Algunos=
lo
hicieron enfáticamente. Finalmente, la Corona reaccionó y decidió optar por=
la
mudanza. Les encargó la tarea a dos figuras altamente competentes: por un l=
ado,
al militar Alonso de Sotomayor, fogueado en las guerras de Flandes y más
recientemente en las guerras contra los indios araucanos, y por otro, al
prestigioso ingeniero militar toscano, Bautista Antonelli, cuya principal
misión era diseñar fuertes para Portobelo. La presencia de estos dos person=
ajes
subraya el énfasis militar que adquiere el proyecto de la mudanza.
=
En realidad, el tema de la mud=
anza
había estado caliente en el Consejo de Indias desde los últimos años. Había
propuestas de mudar Nombre de Dios a Cartagena, o bien a la boca del río
Chagres, y se sometió a consideración un absurdo proyecto de trasladar el
sistema para Honduras. Se armó un extenso expediente, que estudió Antonelli,
visitó los lugares propuestos, y finalmente recomendó con rotundidad que el
lugar indicado era Portobelo y así lo decidió la Corona. Sotomayor y Antone=
lli
se trasladaron a Panamá e iniciaron su tarea frenéticamente.
=
=
Sin embargo, no se trataba sol=
o de
mudar una ciudad de sitio. El asunto era mucho más complicado. Por una part=
e,
debía condenarse del todo el tramo del camino real que conducía a Nombre de
Dios y construir otro nuevo en dirección a Portobelo. Por otro, Antonelli d=
ebía
elaborar un complejo proyecto defensivo en Portobelo, que comprendía los
castillos fortificados de Santiago de la Gloria y San Felipe de Todo Fierro=
, y
el pequeño fortín de San Lorenzo, en la boca del río Chagres. Y por supuest=
o,
también había que trazar la nueva ciudad y organizar la mudanza. Por su par=
te,
Sotomayor debía organizar las milicias ordinarias sobre un nuevo pie y viaj=
ar a
España para traer de regreso la primera tropa veterana y pagada. Se trataba=
no
de otra cosa que preparar al país para enfrentar las crecientes amenazas
militares externas, y fortificar la fachada caribeña para garantizar la
seguridad de las ferias. Era un proyecto ambicioso, de mucho costo y comple=
jo.
=
=
Pero sucede que mientras de
elaboraban estos planes, asoma en Nombre de Dios una gran armada inglesa al
mando de sir Francis Drake, lo que obligó a paralizar todo el proyecto. Dra=
ke
llegaba con la mayor armada jamás vista en el Caribe, compuesta por 5,000
tropas y 25 embarcaciones. Su meta final era cruzar el Istmo y apoderarse de
Panamá. Pero sufrió una derrota aplastante. Primero invadió Nombre de Dios,
cuyos habitantes se habían retirado hacia el escarpado paso estratégico sit=
uado
en la montaña de Capirilla, donde se improvisó un fortín y hacía allá envió
Drake 900 hombres. Fueron brutalmente rechazados, dejando un reguero de san=
gre
y más de 150 muertos. Replegados hacia Nombre de Dios, fueron hostigados por
los antiguos cimarrones de Santiago del Príncipe (ahora aliados de los
españoles) y situados a orillas del río Factor, donde sufrieron más bajas.
Devastado por el fracaso, Drake ordenó incendiar la ciudad y retirarse a la
isla Escudo de Veragua con objeto de reparar pérdidas, curar heridos y sanar
enfermos de disentería. Poco después, trata de atacar Portobelo, que aún es=
taba
en construcción. Pero tampoco tuvo éxito: fue una y otra vez rechazado y
finalmente muere de disentería y su cadáver es arrojado al mar en un ataúd
lastrado. De las 25 velas que había llevado solo cinco regresaron a Inglate=
rra,
y de sus 5,000 tropas solo sobrevivieron 2,000. Fue un triunfo clamoroso pa=
ra
las armas locales y un desastre de grandes proporciones para la Inglaterra
isabelina.
=
=
Fue a partir de entonces, y ya
liberados de la amenaza inglesa, que Sotomayor y Antonelli pudieron emprend=
er
la mudanza. Antonelli realizó un nuevo trazado para el camino real que
conduciría a Portobelo y se condenó el tramo que anteriormente conectaba con
Nombre de Dios. Asimismo, bajo muy severas penas, se ordenó el abandono tot=
al
de Nombre de Dios. Los vecinos y comerciantes negociaron mantenerlo abierto
hasta la celebración de la feria que estaba ya por inaugurarse y el gobierno
accedió, pero luego de esto, Nombre de Dios quedó totalmente abandonado. Es=
to
se hacía por razones de seguridad: de esa manera se evitaba que fuera ocupa=
do
por piratas, o sirviera de base a contrabandistas, o que se utilizara como
punta lanza para futuras incursiones piratas. Y hasta donde se sabe, nunca =
más
sería ocupado hasta que, ya muy avanzado el siglo XIX, volvería a poblarse,
aunque no en el mismo sitio donde había estado antes12.
=
=
Desde que Nombre de Dios fue
abandonado en 1597 hasta hoy, han transcurrido más de cuatro siglos, y
cualquier objeto de la cultura material que se encuentre en el sitio podría
considerarse anterior a esa fecha. Que se sepa, solo se ha realizado un est=
udio
arqueológico formal: la tesis doctoral de María Fernanda Salamanca-Heyman,<=
i>
“The Urban Archaeology of Early Spanish Caribbean Ports of Call: the
Unfortunate Story of Nombre de Dios”, sustentada en 200913.
Y con razón la subtitula “la historia desafortunada de Nombre de Dios”, ya =
que,
si por un lado el sitio de la vieja ciudad es hoy propiedad de un particula=
r,
que puede hacer lo que se le antoje con lo que encuentre, y el gobierno
panameño no ha mostrado ningún interés por preservar el sitio o investigarl=
o;
por otro, desde hace ya bastantes años los huaqueros y busca tesoros han es=
tado
hurgando en el lugar para vender lo que encuentren al mejor postor. Por for=
tuna
(si puede decirse así), gran parte de lo que se ha encontrado permanece en
manos de dos coleccionistas locales que han mostrado gran celo por preserva=
rlo,
evitando que salga del país o ingrese al mercado de antigüedades, aunque, e=
so
sí, sin declararlo o entregarlo a las autoridades competentes. Son algunos =
de
esos objetos los que mostraré a continuación. No hace falta decir que son c=
osas
que se han rescatado sin consideración a su contexto arqueológico. Mi enfoq=
ue
es, por supuesto, el de historiador, y el contexto en el que sitúo esos obj=
etos
es el histórico.
=
=
Empezaré por señalar que tan
pronto eclosionó la globalización se produjo un trepidante intercambio de
mercancías, especias, plantas, animales y, entre los objetos, sobre todo
aquellos de carácter suntuario. Realmente sorprende lo rápido que se
difundieron por el mundo algunos productos americanos, como el tabaco, el
chile, la papa, el camote, el maíz, el cacahuate, la piña o el anacardo (o
marañón), que desde fines del siglo XVI ya se cultivaban y consumían en Ind=
onesia,
Japón, China y Filipinas.
=
=
En cuanto a América, como era
natural, el pueblo conquistador trató de implantar todo lo que pudo de su
propia cultura. No solo implantó su lengua, su religión, su sistema de valo=
res
y creencias, sus instituciones, sus patrones constructivos domésticos y
urbanos, sus leyes, sus gustos y hábitos alimentarios y todo aquello que le=
era
habitual en su vida diaria. También inundó sus colonias con casi cualquier =
cosa
que formara parte del amplio repertorio de su cultura material.
=
=
Mientras esto ocurría en el Nu=
evo
Mundo, en Europa se desató una fiebre consumista de artículos de lujo
procedentes de Oriente, sobre todo de China, que antes eran desconocidos. La
pasión por estos productos exóticos y de gran calidad jamás se había observ=
ado
antes en Europa. Lo mismo ocurría en América. Un buen ejemplo es la lista de
artículos suntuarios que llegaban de Oriente a un lugar tan remoto como la
Villa Imperial de Potosí, en la cumbre de los Andes, atraídos sin duda por =
la
gran riqueza argentífera del célebre Cerro Rico, donde se pagarían a precios
muy altos. El empresario de minas Luis Capoche, ofrece en 1585 una detallada
relación de exquisitas telas, joyas y alfombras orientales que en una fecha=
tan
temprana de la globalización ya circulaban en un sitio tan lejano14. Siendo la ruta panameña una ruta forzos=
a, no
debiera sorprender que muchas de esas cosas pasaran antes por el Istmo, don=
de
cualesquiera de sus acaudalados vecinos las habría podido adquirir.
=
=
Igualmente llama la atención la
variedad de objetos de intercambio que se han encontrado en algunos de los =
más
famosos naufragios del periodo colonial, como aquel del galeón Nuestra
Señora de la Pura y Limpia Concepción, que se hunde en 1641 en el Banco=
de
la Plata al norte de Santo Domingo, repleto de porcelanas chinas y de produ=
ctos
españoles y americanos; o el galeón San Diego, hundido en1600 frente=
a
la entrada de Cavite, en Filipinas, que guardaba en sus bodegas tinajas chi=
nas
y siamesas, tibores, jarras y platos de porcelana china azul y blanca de
Jingdezhen, martabanes birmanos, así como cerámicas andaluzas de Úbeda y
Triana, objetos de plata mexicana y pesos de a 8 reales de las cecas
novohispanas15. Pero son solo dos ejemplos, ya q=
ue han
sido muchos los pecios rescatados donde se ha revelado el temprano e intenso
intercambio de productos de este tipo a escala mundial.
=
=
Entre los objetos más cotizado=
s en
este nuevo comercio internacional destaca la porcelana china de la dinastía
Ming, que se convierte en uno de los bienes más cotizado y apetecido.
Acostumbrados a la mucho más basta mayólica, en Europa debió impresionar la
delicada y traslúcida porcelana, cuya calidad, resistencia, belleza, y técn=
ica
de producción eran totalmente desconocidos en Occidente. El primer país en
familiarizarse de manera masiva con este nuevo producto fue Portugal. Entre
1511 y 1514 ya se registraba en la Casa da Índia, con sede en Lisboa=
, la
importación de cientos de piezas de porcelana china. Y estas importaciones
debieron aumentar considerablemente una vez Portugal se afinca en Macao a
partir de 1557, donde tendría acceso directo a los productos chinos. Muy de
cerca le seguiría España, ya sea comerciando con los portugueses, y a parti=
r de
1571, sobre todo a través de Las Filipinas, cuando se inicia el circuito del
llamado Galeón de Manila o Nao de la China, que viajaba cada año desde
Acapulco, fletado de plata, y regresaba a Nueva España ahíto de productos
chinos16.
=
=
Felipe II, que desde 1580 suma=
a
su corona a la vecina Portugal, llegó a tener la colección más famosa de
porcelanas chinas en Europa. Era porcelana que no solo había recibido de
Sevilla, procedente de los galeones que regresaban de América, sino también=
de
la propia Lisboa. Un inventario póstumo que se levantó entre 1598 y 1607,
reveló que su colección contenía más de 3,000 piezas de porcelana, la mayor
parte de las cuales fueron depositadas en una torre del ala sur del Alcázar.
También hay referencia documental a piezas de porcelana en la corte castell=
ana
durante la Edad Media, aunque esta era parte de obsequios diplomáticos. Par=
ece,
sin embargo, que incluso en los siglos XVI y XVII el uso de la porcelana en
España quedó limitada a las cortes y a las clases acomodadas, mientras que =
las
clases medias y populares tuvieron que conformarse durante mucho más tiempo=
con
la basta mayólica. En franco contraste, ya desde fines del siglo XVI, en
América la porcelana era parte de la vida cotidiana en las ciudades
importantes, desde México a Perú, y no solo era accesible a los criollos
pudientes sino también entre los sectores populares. En Panamá y Nombre de =
Dios,
situadas en la principal ruta comercial de la colonia, lejos de escapar a la
regla, el uso de la porcelana debía estar al alcance de la gran mayoría. Es=
to
puede atribuirse, por supuesto, a que la porcelana era mucho más accesible y
seguramente más barata en América que en España, e incluso hasta más barata=
que
la mayólica importada de Europa. Solo después de la crisis de la década de
1640, cuando se interrumpe el comercio con China, la porcelana dejó de lleg=
ar y
empezaron a surgir los primeros hornos para producir mayólica local17.
=
=
Como quiera que sea, desde la
segunda mitad del siglo XVI, la porcelana debió ser muy conocida en la
Península, ya sea que llegara en los galeones de las ferias (sobre todo la =
que
se celebraba en Veracruz) con carga originada en Las Filipinas, o que la ll=
evaran
los portugueses desde Macao a Lisboa y de allí a Sevilla.
=
=
En algunos lugares la porcelana
hizo su aparición en fecha más tardía, como Holanda, donde llegó de golpe e
inesperadamente, como sucedió con aquella carraca portuguesa fletada de
porcelana que fue apresada por los holandeses en 1602, y una vez descargada=
en
la provincia de Zeelanda es arrebatada en un frenesí consumista por los
vecinos. Una de las víctimas del robo fue el comerciante florentino Frances=
co
Carletti, quien alegaba haber perdido entre 650 y 700 piezas de fina porcel=
ana.
Carletti es famoso por ser el primer mercader privado en dar la vuelta al m=
undo
y dejar una fascinante relación de su viaje, incluyendo su escala en Panamá=
18.
=
=
El hecho es que a partir de es=
te
incidente se desencadenó una obsesión por comprar porcelana china, obsesión=
que
pudo ser satisfecha gracias a que, precisamente ese mismo año, se inauguró =
la
Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, o VOC, que estableció sus ba=
ses
orientales en Jakarta y en la isla artificial de Deshima, en la bahía de
Nagasaki, Japón, convirtiéndose en la primera transnacional de la historia y
contribuyendo al extraordinario crecimiento económico de su país hasta
convertirlo en una potencia naval y mercantil de nivel mundial19.
=
=
A la porcelana robada en 1602 a
los portugueses se la conoce como kraak, por el nombre que los
holandeses les daban a las carracas portuguesas (un carguero tipo galeón), y
así pervivió el nombre, sobre todo entre los especialistas. La porcelana de
este periodo también es conocida como Wanli (1563-1620), por el nombre del
emperador chino entonces reinante. Sin embargo, mucho antes que, en Holanda,
los vecinos de Nombre de Dios y Panamá estaban familiarizados con la porcel=
ana
china, al parecer desde la que se producía en los tiempos del emperador
anterior, Jianjing (1522-1566).
=
=
El hecho es que, desde fines d=
el
siglo XVI y avanzado el siglo XVII, era tal la demanda de porcelana china, =
que
se apilada como lastre en las embarcaciones.
En no pocas de las grandes pinturas de la Edad de Oro neerlandesa se
aprecian bellos bodegones donde aparecen platos de porcelana como elemento
decorativo junto a arreglos florales, frutas, piezas de caza y pescados, y =
no
faltan cuadros de familia de la emergente burguesía (enriquecida en el come=
rcio
con Oriente), donde se observan filas de platos Wanli, colocados como adorn=
os
en las repisas de las salas. Desde entonces, y sobre todo a lo largo del si=
glo
siguiente, se originó una tremenda afición por los productos chinos, y en
particular la porcelana, que se exhibía en muebles llamados chineros, hechos
con ese exclusivo propósito. Y
cualquiera que visite los palacios europeos de la época observará la gran
cantidad de tibores y jarrones chinos que adornan sus salones.
=
=
Para satisfacer el creciente
mercado que emergía en Occidente, allí estaban los numerosos talleres que t=
rabajaban
en los hornos dragón de Jingdezhen, al oeste del lago Poyang, en la provinc=
ia
de Jiangxi, al sur de China, una zona donde abundaba el caolín, materia pri=
ma
indispensable para la confección de la porcelana, y en la que se empleaban
decenas de miles de ceramistas, cifras no igualadas ni de lejos por ninguna
fábrica de Occidente. Tal era la demanda que, con el tiempo, se llegaron a
exportar por año hasta tres millones de piezas de porcelana a Europa. Pero
tanta productividad no era nueva en China. Se trataba de un verdadero siste=
ma
industrializado que ya se encontraba establecido desde la dinastía Song
(960-1279)20.
=
=
Los hallazgos de porcelana chi=
na
encontrados en Panamá la Vieja o en Nombre de Dios que se han hecho público=
s,
son hasta ahora muy pocos, y no pasan de una muestra minúscula de fragmento=
s.
Para su tesis doctoral, Salamanca-Heyman, solo encontró 18 pedazos, de los
cuales muestra tres pequeños trozos en su tesis, que atribuye al periodo
Jianjing (1522-1566) y, según sus hallazgos, solo representan un minúsculo
porcentaje de la cerámica extranjera que pudo identificar, tal vez el 0.2%.=
En
su artículo sobre la porcelana kraak encontrada en Panamá la Vieja, la
historiadora del Arte del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Linda
Rosenfeld Pomper, hace su análisis estilístico y morfológico sobre la base =
de
solo siete fragmentos, aunque se han encontrado otros, pero no muchos más21.
A ninguno le atribuye un periodo específico, salvo que a todos los menciona
como porcelana kraak, lo que podría entenderse que los considera Wanli.
=
=
¿Pero cómo se puede llegar a
conclusiones confiables con tan poco? Las imágenes que a continuación se
reproducen forman parte de un grupo de más de cien fragmentos y varias piez=
as
completas, lo que excede con creces lo que ha encontrado en Nombre de Dios =
la
arqueóloga Salamanca-Heyman o ha analizado la señora Pomper.
Fig. 2 De=
cenas
de fragmentos de porcelana Ming encontrados en Nombre de Dios.
=
=
=
No entraré aquí, por supuesto,=
en
su análisis estilístico y morfológico, tarea que prefiero dejar a especiali=
stas
en la materia, tema que, por lo demás, merecería otro artículo. No obstante, me atreveré a aportar algu=
na luz
adicional sobre una temática que no es fácil de resolver, ya que enfrenta d=
os
serios problemas: por un lado, la limitación del material encontrado y las
circunstancias en que éste fue rescatado; por otro, encontrar una explicaci=
ón a
la temprana aparición de la porcelana en Nombre de Dios, siendo que la más
antigua puede fecharse unos 40 años antes de que empezara a navegar el Gale=
ón
de Manila con carga de plata, dando así origen al gran intercambio entre
Oriente y América.
=
=
Lo primero que debe resolverse=
es
la datación de las piezas de porcelana encontrada. Un buen punto de partida=
es
que todo lo encontrado en Nombre de Dios pertenece a la dinastía Ming y es
anterior a 1597. Ahora bien, desde las piezas más antiguas encontradas, a l=
as
más recientes, China tuvo tres emperadores, Jianjing (1522-1566), Longqing
(1567-1572), y Wanli, que sucede al anterior y empieza a reinar desde 1573.
Esto es importante porque una de las técnicas clásicas para fechar la porce=
lana
es estudiar las marcas que aparecen generalmente centradas en la base poste=
rior
de los objetos, aunque también se encuentran al fondo de estos, o al exteri=
or.
=
=
Las marcas se escriben en
caligrafía Kayshu, que es la base de los caracteres chinos desde hace
1700 años. La marca se coloca en dos columnas y tiene seis caracteres, tres=
en
cada columna; se lee de la derecha a la izquierda, empezando por la primera
palabra situada arriba. Esta caligrafía es deudora de tiempos inmemoriales,
cuando se escribía en tabletas de bambú, o en hueso, y las marcas se
establecieron a partir de la dinastía Ming, práctica que continuó hasta el
final de la dinastía Qing, en 1911. Leyendo desde la primera columna, el pr=
imer
carácter es Da, que significa “gran” y tiene la figura de un hombrec=
ito
con los brazos y las piernas extendidas.
Inmediatamente debajo, se lee Ming (o dinastía Ming), le sigu=
e el
nombre del emperador reinante, ya sea Jianging, o Longqing, o Wanli, y ya e=
n la
otra columna se lee Nian Zhi, que significa hecho en. O sea: Da M=
ing
Wanli (en el caso de este monarca) Nian Zhi. O más claramente: <=
i>Hecho
en la Gran dinastía Ming, durante el reinado de (nombre del gobernante)=
22.
=
=
En los talleres estaba siempre
disponible un calígrafo para que escribiera las marcas, con objeto de que e=
sta
fuera fidedigna. Sin embargo, no todas las piezas, ni mucho menos, tienen e=
stas
marcas, y se ha descubierto que a veces los calígrafos escribían el nombre =
de
un gobernante ya fallecido, lo que se supone lo hacía como una manera de
demostrar su admiración por él. De modo que tampoco las marcas son
absolutamente fiables, y en este caso podrían atribuirse a un periodo anter=
ior
al que le corresponde. Otra dificultad es que por el pequeño tamaño de la m=
arca
se hace a veces difícil de leer el nombre del emperador, y he observado que=
los
trazos de la caligrafía a veces difieren levemente, prestándose a confusión=
.
=
=
También los naufragios son
referentes muy útiles para la datación, ya que por lo general se sabe cuándo
ocurrieron. Y lo mismo sucede con las grandes pinturas de la Escuela
Neerlandesa, donde abundan los cuadros que muestran piezas de porcelana, cu=
ya
datación suele ser conocida. Y por supuesto allí están los museos, donde se
exhiben las piezas, acompañadas de cédulas preparadas por especialistas, con
indicación del período a que pertenecen, descripción de sus características,
etc.
=
=
Por su parte, el especialista,=
sea
coleccionista o historiador del Arte, se apoya también en el examen físico =
de
cada pieza y, de acuerdo a las características que descubra, podrá identifi=
car
a qué periodo pertenece y fijar una fecha, aunque esta nunca puede ser prec=
isa.
Todo es, por tanto, muy aproximado. La gran ventaja de Nombre de Dios es qu=
e,
con seguridad, sabemos que lo encontrado allí es de la
Fig. 3 Pl=
atos,
tacita y fragmento de boca de kendy de porcelana encontrados en Nombre de D=
ios.
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
=
Fig. 4 Ma=
rca
de porcelana del periodo Jianjing (1522-1566), encontrada en Nombre de Dios=
.
=
Ahora bien, en una de las marc=
as
encontradas en Nombre de Dios se lee el nombre del emperador Jianjing, que
reinó entre 1522 y 1566. Y hay varias piezas encontradas que parecen proced=
er
de ese periodo. La arqueóloga Salamanca-Heyman también ubica algunas de est=
as
piezas durante ese periodo. Así mismo hay otras piezas que por su decoración
interior, pertenecen a los periodos siguientes, es decir al de Longqing (au=
nque
este fue muy breve) y por sobre todo al de Wanli, que constituyen el mayor
número. En casi todas predomina el azul sobre blanco, y entre sus elementos
decorativos se observan árboles, flores de loto, peonias y crisantemos, mel=
ocotones,
además de escenas con cervatillos, peces, grullas y pajaritos, o bien figur=
as
geométricas como el meandro, pagodas, e incluso uno de los ocho símbolos
auspiciosos del budismo, el Dharma, acompañado de la flor de loto, t=
odo
ello típico de estos tres periodos, aunque con sus propias variantes. La ma=
yoría
de los fragmentos parecen corresponder a cuencos medianos y pequeños, plato=
s,
platitos, pocillos, kendys. No se =
observa
allí ningún fragmento de tibores con león de Fo, o tacitas y platitos trasl=
úcidos
de porcelana blanca. Nada que sugiera lo mejor de la porcelana China.
=
=
La pregunta es ¿cómo llegó tan
temprano la porcelana a Nombre de Dios?
La información que disponemos sobre el comercio entre China y las
colonias americanas se concentra a partir del primer viaje de ida y retorno=
del
Galeón de Manila en 1565, pero sobre todo desde 1571, cuando se inicia
propiamente y se regulariza este comercio. No pasó mucho tiempo para que
empezaran a realizarse viajes que salían de Panamá y del Callao hacia Filip=
inas.
En 1579 la Corona autorizó este comercio, que según algunas fuentes rendía
hasta el 500% de ganancias. Las expectativas eran tales que en 1580 se orga=
nizó
desde Panamá una expedición para repoblar Filipinas. De la China, según una
fuente, “se llevan al Perú grandes partidas de tafetanes y gorgoranes
enrollados y otros de librete, damascos ordinarios y damascos mandarines”. =
Las
telas chinas incluían, además, “rasos de muchas suertes, en particular vien=
en
muchos de lustre blanco de Nankín, picotes y azabachados, muy lindos
terciopelos llanos y labrados, negros, y de colores, mucha diversidad de
colchas y sobrecamas labradas de muy diversos colores”. La larga lista incl=
uía
también “grandes partidas de cates de seda blanca torcidas”, “muchos cates =
de seda
floja [...] almizcle, algalia, ámbar negro, muchas y finas porcelanas=
y otras mil lindezas”. Las telas y sedas chinas llegaban en tales cantidade=
s y
eran tan baratas, que hasta “se visten de ellas los pobres”. Todo esto se
“vende bien” y “todos ganan”23.
=
=
Las telas y la ropa de China, =
se
convierten, así, en una alarmante competencia para los mercaderes españoles=
que
participaban en las ferias, por lo que la Corona empezó a emitir reales céd=
ulas
prohibiendo este comercio. Pero a estas prohibiciones se les hizo poco caso,
como lo demuestra el hecho de que, en 1619, una compañía de Venecia se inst=
aló
en Panamá solo para exportar perlas a China24. Este luc=
rativo
comercio continuó hasta por lo menos 1630 o 1640, cuando se produjo una cri=
sis
mundial, a la que ya aludí, que acabó impactando gravemente el sistema feri=
al
panameño y no fue hasta entonces cuando el trasiego con China virtualmente
cesó.
=
=
Cuando las fuentes conocidas
aluden a la porcelana a veces la identifican como “loza”, y así se la sigue
mencionando en lugares como Puerto Rico y en la propia España, aun cuando se
refieran a las grandes fábricas de porcelana que datan del siglo XVIII. Y es así como encontramos identificada =
la
porcelana en los inventarios de particulares en Panamá, por lo que el asunt=
o se
presta a confusión. Pero como vimos en el texto que acabo de citar, la menc=
ión
a la porcelana importada es taxativa, si bien que en un lugar muy secundario
comparado con las telas.
=
=
Pero volvamos a la pregunta de
¿por qué tan temprano se encuentra porcelana en Nombre de Dios? Aquí cabe
especular, y me aventuraré a proponer dos posibles respuestas. La ruta pana=
meña
era extremadamente cara, debido a la onerosa carga tributaria, a los costos=
de
transporte por chatas, bongos y mulas, al almacenaje y otros factores, por =
lo
que sólo se justificaba cuando el producto era de alto valor unitario y poco
peso o volumen, como telas exquisitas, perlas, joyas, oro o plata. No encaj=
aba
bien en esa ecuación la porcelana que, como dije, a menudo viajaba como las=
tre.
Si esto es cierto, la encontrada en Nombre de Dios probablemente no era
producto de la que se llevaba a Panamá por el Pacífico, sino que llegaba
directamente por el Atlántico, ya sea que la transportaran los portugueses =
o la
llevaran a las ferias los españoles, luego de comprarlas a sus vecinos
peninsulares. Atraídos por los beneficios de la actividad comercial, en Pan=
amá
abundaban extranjeros de toda suerte, sobre todo portugueses, cuya presencia
aumentaría a partir de 1580, tras la unión de las dos coronas, como ya
mencioné. Siendo un pueblo tan agresivo en el comercio y las exploraciones,=
y
considerada no solo su vecindad a la boca del Guadalquivir, por donde salían
las flotas de galeones, sino también su fácil acceso a los productos chinos,
gracias a su base en Macao, no debiera sorprender que se las arreglaran para
introducir la porcelana tan pronto como pudieran, es decir, casi tan tempra=
no
como Nombre Dios se convierte en la gran terminal del sistema ferial
transístmico a mediados del siglo XVI.
=
=
Otra posibilidad es que las pi=
ezas
de tiempos de Jianjing fuesen remanentes guardados en las bodegas de Jingde=
zhen
y las primeras que se embarcaran para América. Es decir, ni lo último que se
produjo ni lo mejor. Después de todo, los chinos despreciaban a los occiden=
tales,
que para ellos no era más que “bárbaros” y, por lo mismo, indignos de su
porcelana de calidad, sin mencionar que por órdenes imperiales la mejor
porcelana debía permanecer en China, para que la disfrutaran los miembros d=
e la
corte y la nobleza.
=
=
Lo anterior podría explicar la
presencia de porcelana del reinado de Jianjing, que concluye en 1566, y que
habría llegado a Nombre de Dios casi tan pronto como empiezan a celebrarse =
las
primeras ferias del Istmo. Para corroborarlo, una posibilidad sería asomars=
e a
las fuentes de archivo, sobre todo a la sección de Contratación, del Archiv=
o de
Indias, donde tal vez se encuentren referencias a la carga de porcelana env=
iada
en las flotas, si es que fue el caso. Con gusto le cedo esta tarea a las nu=
evas
generaciones de historiadores y arqueólogos.
=
=
Pero cualquiera sea el caso, s=
ea
que se confirme o no cualquiera de mis sospechas, lo cierto es que lo que a=
cabo
de exponer evidencia lo temprano que el istmo panameño ingresó a la gran
vorágine comercial que hoy conocemos como la primera globalización. Como
siempre, Panamá es un mirador excepcional, mírese por donde se mire, de este
gran fenómeno que lanzó el mundo a la historia moderna.
=
=
Fig. 5 Fr=
agmento
de plato de porcelana con motivo de melocotón, Y plato de porcelana completo
Wanli, Ambos encontrados en Nombre de Dios.
=
Fig. 6 Ex=
terior
de cuencos de porcelana con motivos florales encontrados en Nombre de Dios.=
=
=
=
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amá.
Documentación de una muestra arqueológica de los siglos dieciséis y
diecisiete”, Revista Canto Rodado, 3:1-15, Panamá, 2009.
SALAMANCA-HEYMAN, MARÍA FERNANDA. “The Urban
Archaeology of Early Spanish Caribbean Ports of Call: the Unfortunate Story=
of
Nombre de Dios”. A Dissertation presented to the Graduate Faculty of the
College of William and Mary in Candidacy for the Degree of Doctor of
Philosophy. Department of Anthropology, The College of William and Mary, May
2009.
FUENTES DE ARCHIVOS
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS. Sección Indiferente
General, legajo 1528, N° 2. “Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I,
narrando las vicisitudes del periplo en solitario de la nao Trinidad por el
Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses”, Cochin, 22. I.1525.
-Sección Panamá, legajo 17. “Carta del sargento
mayor Francisco de Narváez Alfaro al rey”, Panamá 15.VI.1619.
2
Discutí por primera vez la conexión entre el Cuarto Viaje colombino y el
Descubrimiento del Mar del Sur, en Políticas de Poblamiento en Castilla =
del
Oro y Veragua en los Orígenes de la Colonización. Editorial Universitar=
ia,
Panamá, 1972, capítulo II. Ver también en El Descubrimiento del Pacífico=
y
los Orígenes de la Globalización. Comisión Nacional para la Conmemoraci=
ón
del Quinto Centenario del Descubrimiento del Océano Pacífico. Editora Novo =
Art
S.A., Panamá, 2013, pp. 45-63. Para la vinculación de este proceso con la
fundación de Panamá: Alfredo Castillero Calvo, La Fundación de Panamá:
Significado y Transcendencia. Patronato de Panamá Viejo, Universidad de
Panamá, Editora Novo Art S.A., Panamá, 2017.
3 Cf. “Carta de Gonzalo G=
ómez
de Espinosa a Carlos I, narrando las vicisitudes del periplo en solitario d=
e la
nao Trinidad por el Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses”, Coch=
in,
22 de enero de 1525. Archivo General de Indias, Sevilla, Indiferente
General 1528, N° 2.
4 Sobre estos temas, Alfredo Castillero Calvo, =
Los
Metales Preciosos y la Primera Globalización. Banco Nacional de Panamá.
Editora Novo Art S.A., Panamá, 2008. Sobre todo, capítulo VI.=
span>
5 Ver
“Extractos da Relação do Naufragio da nao Santiago=
”, en
George McCall Theal, LL.D., historiographer of the Cape Government, Records=
of
South-Eastern Africa Collected in various libraries and archive departments=
in Europe,
Vol. I. Printed for que Government of the Cape Colony, 1898.
6 Ver sobre todo, Alfredo Castillero Calvo, Soc=
iedad,
Economía y Cultura Material. Historia Urbana de Panamá la Vieja. Patron=
ato
de Panamá Viejo. Imprenta Alloni, Buenos Aires, Argentina, 2006, Capítulo X=
III,
“Gentes de negocios”, y el subtítulo “El diez por ciento de participación”,=
p.
635. También, “La ruta transístmica y las comunicaciones marítimas”, en =
Alfredo
Castillero Calvo, Antología Histórica. Artículos, ensayos conferencias,
Sistema Nacional de Investigación, SENACYT. Editora Novo Art S.A., Panamá,
2018.
7Analizo
este tema por primera vez en el opúsculo Economía Terciaria y Sociedad.
Panamá, siglos XVI y XVII. Instituto Nacional de Cultura, Panamá, 1979.=
Ver
también el subtítulo “Los vecinos más ricos”, del capítulo XII, “Las ferias=
del
trópico”, en Alfredo Castillero Calvo (director), Nueva Historia General=
de
Panamá, Vol. I. Tomo I. Alcaldía de Panamá, Comisión 500 años de Fundac=
ión
de la Ciudad de Panamá, PNUD, editora Novo Art S.A., Panamá-Dinamarca, 2019=
.
8
Ver Alfredo Castillero Calvo, “Teatro, libros y
espectáculo en el Panamá Barroco”, en Alfredo Castillero Calvo (director), =
Nueva
Historia General de Panamá, ya citado, vol. I, tomo 3.
9Cf.
Alfredo Castillero Calvo, Cultura Alimentaria y Globalización. Panamá,
siglos XVI a XXI, capítulo VI, subtitulo “La dieta peninsular se impone=
”,
pp. 129ss. Editora Novo Art S.A. Panamá-Bogotá, 2010.
10 Ver por ejemplo, Alfredo Castillero Calvo, “Cult=
ura
material y vida cotidiana”, en Alfredo Castillero Calvo (director), Nueva
Historia General de Panamá, ya citado, vol. I, tomo 3. También del mismo
autor, “Cultura material en el Panamá hispano: metodología y hallazgos”, en=
Alfredo
Castillero Calvo, Antología Histórica. Artículos, ensayos, conferencias=
, ya
citado.
11Estudio
de manera detallada la búsqueda de la “terminal perfecta”, desde Santa Marí=
a la
Antigua del Darién, hasta Portobelo, pasando por Acla y Nombre de Dios, en =
mi
libro Portobelo y el San Lorenzo del Chagres. Perspectivas imperiales,
siglos XVI-XIX, tomo I, capítulos I y II. Editora Novo Art, S. A.,
Panamá-Bogotá, 2016.
12 Para estos temas ver el libro citado en la nota =
anterior.
13 A
Dissertation presented to the Graduate Faculty of the College of William and
Mary in Candidacy for the Degree of Doctor of Philosophy. Department of
Anthropology, The College of William and Mary, May 2009.
14Luis
Capoche, Relación general del asiento y villa imperial de Potosí y de las
cosas más importantes de su gobierno, (1585), edición y prólogo de Lewis
Hanke, Madrid, 1959.
15Sobre
este naufragio, Alfredo Castillero Calvo, El Descubrimiento del Pacífico=
...
ya citado, subtítulo “Las rutas de la plata, las ferias y flotas y el Galeó=
n de
Manila”. Ver en páginas 94 y 95 ilustraciones de monedas, piezas de porcela=
na
china y un martabán encontrados en el pecio, que actualmente reposan en el
Museo Naval de Madrid y que como Comisario de la exposición de ese nombre
logré, junto con la Dra. Angeles Ramos Baquero, que lo cedieran en préstamo
para la exposición realizada en 2013, en el Museo del Canal de Panamá, de la
que era directora ejecutiva.
16Ver
Alfredo Castillero Calvo, Los Metales Preciosos... ya citado, capítu=
lo
VI.
17 Ibí=
dem,
capítulo V.
18Cf.
Francesco Carletti, Razonamientos de mi viaje alrededor del mundo,
(1594-1606), Universidad Autónoma de México, México, 1976.
19 Ver
Alfredo Castillero Calvo, Los Metales Preciosos... ya citado, capítu=
lo
VIII.
20 Ver
Margaret Medley, =
The
Chinese Potter, A practical history of Chinese ceramics, Phaidon Press Ltd. 2001, pp. 105 y 147. =
a>Publicada por primera en 1976. Un amplio estudio reciente sobre al comercio d=
e la
porcelana china durante los siglos XVI y XVII y con abundantes ilustracione=
s:
María Teresa Llorens Planella, Silk, porcelain and lacquer: China and Ja=
pan
and their trade with Western Europe and the New Rorld, 1500-1644. A survey of documentary and material evidence. Leiden University Repository, 2015.Accesible por
internet.
21“La porcelana china kraak en Panamá.
Documentación de una muestra arqueológica de los siglos dieciséis y
diecisiete”, Revista Canto Rodado, 3:1-15, Panamá, 2009.<=
span
style=3D'mso-bookmark:_Hlk34305753'>
22La
obra más completa sobre marcas de porcelana china es la de Gerald Davison, =
The
Handbook of Marks on Chinese Ceramics, publicado por primera vez en 19=
94.
Esta manual continúa editándose y durante el año en curso debe salir una nu=
eva
edición ampliada. Las últimas ediciones registran más de 3,400 marcas de las
dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). También hay artículos de
divulgación sobre el tema accesibles por internet.
23Judío portugués (anónimo) Descripción del
Virreinato del Perú, Crónica Inédita de comienzos del siglo XVII, edici=
ón,
prólogo y notas de Boleslao Lewin, Universidad del Litoral, Rosario, 1958,<=
/span>
p. 115. Cursiva mía.
24Sobre
el comercio de las perlas, “Carta del sargento mayor Francisco de Narváez A=
lfaro
al rey”, Panamá 15.VI.1619, Archivo General de Indias, Panamá 17.
Invest. Pens.
Crit. (ISSN 1812-3864; eISSN 2644-4119)
DOI:=
https://doi.org/10.37387/ipc.v8i2.14=
4
Vol. 8, No. 2, Mayo - Agosto 2020
pp. 53 - 73
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