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La superioridad = del hombre blanco en la colonización del pensamiento hispanoamericano contempo= ráneo

 =

The superiority of the white man in the colonization of contemporary Hispanic American thought

 

Ramiro Aurelio Buitrago1* <= /a>, Ãngel Gutiérrez Ortega1 , Carlos Henríquez Jiménez1 , Néstor Romero Ramos2 & Isabel Portillo de Condoré1 .

 

1 Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín. Maracaibo, Venezuela.

2 Quality Leadership University. Ciudad de Panamá, Panamá.

 

*Autor por correspondencia: Ramiro Aurelio Buitrago, ramirobuitrago@urbe.edu.ve

 

= Recibido: 20 de febrero de 2024

 Aceptado: 22 de abril de= 2024

 

Resumen

 

El presente estudio, tuvo como propósito, profundizar en los esquem= as seculares sesgados y estereotipados, del imaginario sociocultural hispanoamericano. Durante su elaboración, se aplicó el diseño bibliográ= fico y método bibliográfico; la documentación fue la técnica aprovechada, e ig= ualmente la matriz bibliográfica y la matriz analítica de contenido, fungieron como instrumentos investigativos. Con la discusión de los hallazgos alcanzados,= pudo reconocerse que, durante más de dos siglos, la sociedad hispana ha atribui= do al hombre blanco, un conglomerado de prerrogativas sui géneris; perpetuando a= sí el anacronismo de la racialización, que persigue = de manera sutil, sostener la segregación en algunos escenarios, donde el suso= dicho es quien teje los hilos del dinero y el poder. Finalmente, se logró genera= r una propuesta crítica, relacionada al valor que aún a inicios del siglo XXI, = se le atribuye a la piel blanca en dicha región, como una suerte de huella indel= eble del eurocentrismo, en su innegable colonización del pensamiento contemporÃ= ¡neo.

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Palabras clave: belleza blanca, privilegio blanco, estudios de blanquitud, racialización, colonización del pensamiento.=

Abstract<= /h1>

 

The purpose of this study was to delve into the biased and stereotyped secular schemes of the Hispanic American sociocultural imaginary. During its preparation, the bibliographic design and bibliographic method were applied; documentation was the techniq= ue used, and also the bibliographic matrix and the content analytical matrix served as investigative instruments. With the discussion of the findings achieved, it was possible to recognize that for more than two centuries, Hispanic society has attributed to the white man a conglomerate of sui gene= ris prerogatives; thus, perpetuating the anachronism of racialization, which su= btly seeks to sustain segregation in some scenarios, where the aforementioned is= the one who weaves the threads of money and power. Finally, it was possible to generate a critical proposal, related to the value that even at the beginni= ng of the 21st century, is attributed to white skin in said region, as a kind = of indelible trace of Eurocentrism, in its undeniable colonization of contempo= rary thought.

 

Keywords: white beauty, white privil= ege, whiteness studies, racialization, thought colonization.

 

Intro= ducción

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Al hablar de la belleza blanca, desde el prim= er momento emerge una lluvia de cuestionamientos, cabe pensar … ¿Qué es la= belleza blanca?, ¿De qué trata la belleza blanca?, ¿De dónde surge la idea de la belleza blanca?, ¿Cómo se supone que debe lucir la belleza y por qué tie= ne que ser blanca?, ¿Por qué hablar de belleza blanca y no de belleza universal?= , ¿Por qué se hace esa distinción de la belleza blanca, como si fuera una cuesti= ón a parte… especial o diferente?, ¿Por qué pensar que lo bello es blanco?, = ¿Por qué pensar que para que algo o alguien sea bello, debe ser blanco?, ¿Por qué = aún en el año 2024 se sigue hablando de la belleza blanca?, ¿Por qué aún en la contemporaneidad, no se ha dejado de decir que la belleza es blanca? Con relación a esta cascada de cuestionamientos, vale retrotraer las ideas de autores como Zapata (2005), quien, en su experiencia, ha considerado válido destacar lo siguiente:

&n= bsp;

Para un espíritu científico, todo conocimiento es una respuesta a una pregunta= . Si no hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico. Nada es espontá= neo. Nada está dado. Todo se construye. (p. 42)

&n= bsp;

     De allí, la importancia de la p= regunta o preguntas generadoras, con las que se ha iniciado el discurso en el present= e mecanuscrito, mismas que en su interés por responder= , los investigadores, dan comienzo al proceso investigativo, con apoyo a la ética investigativa y al componente metodal más prop= icio, con lo cual se pudiera generar algún redescubrimiento o en el mejor de los escenarios, nuevos descubrimientos. Así las cosas, con el abordaje cientí= fico del privilegio blanco, la belleza blanca o el privilegio del hombre blanco,= no sólo se procura profundizar en una temática de orden superficial, tendenc= ioso o frívolo, tiene más que ver con el interés de analizar, comprender y expl= icar, el porqué del elevado valor intrínseco, que durante siglos la sociedad hi= spana, ha otrogado a la piel blanca, enalteciendo la estética eurocentrista, distinguiendo y favore= ciendo al hombre caucásico, o como se diría de manera coloquial… el blanquito,= el rubito, el güerito, el catirito, todos modismos hispanoamericanos, eufemismos criollos que procuran dejar claro, que se tra= ta de un hombre blanco, de una persona con tez blanca; a manera de destacar su piel clara y lechosa, con el propósito de elogiarle, = enzalsarle e incluso adularle. Porque en hispanoamérica, = el recalcar que un hombre es blanco, no resulta incómodo, ni despectivo, todo= lo contrario, ser blanco pareciera es mejor, un elemento positivo, una característica conveniente, encomiable y socialmente preponderante.

&n= bsp;

     Entre tanto, conviene rescatar q= ue en el hilo discursivo del presente mecanuscrito, no se pretende perpetuar estereotipos, ni recalcar que, para ser bello, el hombre debe ser blanco, no; pero sí para dejar claro, que aún al día de hoy; en= el imaginario social hispano, continúan arrastrándose premisas colonialistas, dónde se expone al hombre blanco, como un ser socioculturalmente superior;= de allí precisamente parte el argumento del presente extenso. Ahora bien, para logr= ar comprender más allá de entender, de dónde surgen estos esquemas hispanos segados y estereotipados, a favor del hombre blanco, resulta preciso retrot= raer algunos eventos del pasado colonial hispanoamericano, a manera de retrospec= tiva en la narrativa de esta obra, con el propósito de esclarecer el por qué a= l día de hoy, se le encomia en demasía al varón blanco… simplemente por ser b= lanco.

&n= bsp;

     Así entonces, tras los eventos = acaecidos con ocasión a la colonización europea, en el continente americano a parti= r de 1492, las estructuras culturales de origen indigenista, propios del nuevo mundo, experimentaron grandes alteraciones, por decirlo de la manera más delicada, lo cual trajo numerosas consecuencias para los indígenas precolombinos; al respecto los científicos Balcázar et al., (2011), han planteado lo siguiente: “Estos heredaron un complejo de inferioridad, pue= s lo autóctono y lo indígena, fueron considerados como inferiores†(p. 91). = De conformidad con lo anterior, sucede que la colonización del pensamiento hispanoamericano contemporáneo, es un proceso que aun cuando haya iniciado durante del siglo XV, ha configurado un fenómeno que se mantuvo por más d= e 500 años y fue expuesto por los referidos autores en el año 2011, mismo que continúa y se sostiene en los albores del siglo XXI. En ese orden de ideas= , los expertos Buitrago et al., (2021a), han externado lo siguiente:

&n= bsp;

En los países de habla hispana, los  ideales  de  belleza  masculina  se desprenden y distancian de sus raí= ces autóctonas, pues en estos son habitualmente reconocidos como más bellos, = los hombres que aun siendo hispanos, ostentan características físicas mucho m= ás globales, por no decir, eurocéntricas o de herencia genética ibérica; au= nque el hombre de a pie  continúa  siendo  en  su  mayoría  de  tez  morena,  mulata  o  de  color.  (p. 29)<= /span>

&n= bsp;

     Desde su vasta experiencia en es= te tipo de estudios de la blanquitud, Balcazar et al., (2011), han externado lo siguiente: “Los hispanos heredaron una jerarquía social que siempre bene= fició a los terratenientes, a la iglesia, a los políticos y otros grupos privilegi= ados†(p. 91). Se trató siempre del poder, que, en manos del hombre blanco europ= eo, le favoreció para ordenar los esquemas sociales, culturales, religiosos, políticos, económicos a su favor. No es de sorprender que con tantos recu= rsos de su parte, los otros no se percatasen de la desigualdad entre tantos grup= os, que proliferaron varios lustros después de la colonización, de los que se contaron al  mestizo, castizo, zam= bo, mulato, morisco, cholo, torna-atrás, tente-en-el-aire, como tantos que tuv= ieron lugar; a los que el blanco europeo, organizó bajo un sistema de castas, lo= cual fue una suerte de política sociocultural hegemónica, que nuevamente mantu= vo el orden social a su favor; cabe destacar que aún entre blancos existía una = suerte de clasismo, pues los blancos peninsulares, contaban con mejores posiciones, que los blancos nacidos en América. En la óptica de la autora Ortiz-Piedr= ahíta (2020), resulta necesario expresar que: “La blanquit= ud, puede considerarse como un lugar de enunciación, que denota privilegios simbólicos desde pasadas épocas hasta el presente†(p. 4).

&n= bsp;

     Así pues, con el paso de los aÃ= ±os, los esquemas socioculturales que se erigieron, cómo consecuencia de la coloniz= ación en el continente americano, continúan arraigados en el imaginario colectivo contemporáneo; sesgando sus sistemas de creencias, principios y valores estéticos; orientando sus costumbres de manera tal, que aún al día de ho= y; continúe percibiéndose al hombre blanco, como un ser socioculturalmente dominante y estéticamente superior. De hecho, muchas veces este fenómeno = pasa desapercibido, ya que durante siglos se ha normalizado e incluso romantizad= o, esta matriz de pensamiento; generando lagunas filosóficas, en las que resu= lta innecesario puntualizar sobre el hombre blanco, decantándose por exaltar al otro. Lo que dicho de otra forma, sería así: el privilegio blanco al día= de hoy, se presenta como un fenómeno de “impacto blandoâ€, pues en lugar d= e generar discusiones respecto a este, los interesados en los estudios de racialización, se decantan por discutir sobre la discriminación, la desigualdad, la segregación, la negritud, el indigenis= mo… las minorías; sin darse cuenta que incluso hablar de “minoríasâ€, al m= omento de referirse a los afrodescendientes, ya expone matices de estigmatización, p= ues quizás en un sentido numérico, los ciudadanos afrodescendientes e indíge= nas sean la mayoría, pero a los ojos del hombre blanco que haya teorizado al respecto, siguen teniendo un lugar inferior en las esferas del poder. Igualmente, los autores referidos anteriormente Balcázar et al., (2011), h= an dejado claro que:

&n= bsp;

En general, el privilegio de los blancos se define como la experi= encia de ventajas que los blancos experimentan, basándose exclusivamente en sus características físicas y sociales. La primera característica es que dic= has ventajas son adquiridas sin esfuerzo. La segunda característica es que dic= has ventajas no son el resultado de talentos particulares. Tercero, las ventajas tampoco son comunes ni universales. Cuarto, están asociadas con las condic= iones o estatus social y posición de poder de los individuos; y quinto, aquellos= que gozan de dichos privilegios no son conscientes de los mismos. (p. 86)

&n= bsp;

     Entre tanto, es importante desta= car que todos estos eventos que datan desde 1492 y que se han trasladado hasta la actualidad, han adoptado diferentes formas de representación, más comúnm= ente cómo la discriminación étnico-racial, un fenómeno social que ha despert= ado gran interés en la opinión pública; y que no solamente ha sido abordado desde= los escenarios científicos, sino incluso a través de las plataformas de comunicación e información tradicional y digital, dando mucho de qué hab= lar, generando cualquier tipo de postura, a favor o en contra. Dicha forma de segregación, favorece el sostenimiento y perpetuación de los esquemas soc= iales sesgados y estereotipados, cuyos puntos de anclaje se apoyan en la aparienc= ia física y el color de piel, a los que se hizo referencia en párrafos anter= iores, y que tuvieron su origen durante la ocupación de los europeos en el “nue= vo mundoâ€, dando lugar así a la colonización del pensamiento. Por su parte Ortiz-Piedrahíta (2020), ha indicado que: “En el campo de las ciencias sociales, la blanquitud, como categoría étnico-racial, se ha estudiado poco debido a su falta de enunciación soci= al†(p. 3).

     Así entonces, puede inferirse q= ue el privilegio del hombre blanco, proceso sociocultural secular, consecuencia directa de la colonización del pensamiento hispanoamericano, ha tenido un alcance tan lóbrego e imperceptible, como fenómeno de interés científic= o, que aún al día de hoy, sin importar cuan presente pueda estar, en la realidad social compartida por los hispanos, es poco frecuente identificar investigaciones autóctonas, cuyo abordaje esté enfocado a la blanquitud y los privilegios sociales intangibles, a = los que esta da lugar. Lo expuesto llama la atención,  porque de allí se puede reconocer que= los valores éticos y estéticos, compartidos por quienes tienen origen en dicha región, continúan comprometidos con los esquemas eur= ocentristas, lo cual pareciera no ha generado mayor interés en los investigadores, expe= rtos y autores hispanos, por orientar sus labores investigativas hacía la profundización, del por qué dicho fenómeno, aun cuando hayan transcurrido cientos de años, sostiene su lugar y continúa filtrándose en numerosas m= anifestaciones y expresiones de naturaleza artística, cultural, social, visual y estétic= a; como una suerte de capital social. Aun así, es innegable que, como fenóme= no multidimensional, la colonización del pensamiento, ha sido intervenida des= de otros enfoques, llámese: políticos, ideológicos, filosóficos, geoestrat= égicos, entre otros tantos. En opinión de los mismos Buitrago et al., (2021a), vale destacar que:

&n= bsp;

Aunque se trate de un fenómeno que pase desapercibido para mucho= s, de forma implícita se sigue presentando la supremacía del hombre blanco, en = casi cualquier obra que se  desprenda  de  la  industria  cultural,  y  el  mejor=   ejemplo  de  ello  es  el  séptimo  arte,  donde independientemente  del  género  al  que  cada  película  pertenezca:  comedia,  drama,  romance, acción, f= icción, suspenso, misterio, terror, gore, slasher, giallo, X, continúa exponiéndose una raíz común e= n cada metraje, dónde todo parece girar alrededor del varón caucásico. (p. 41)<= /span>

&n= bsp;

     Respecto a lo antes planteado, l= os ya referidos autores Buitrago et al., (2021a), han dejado claro lo siguiente: = La industria cultural  <= /span>en  general,  rinde  gran apología  a  <= /span>la  belleza  blanca  masculina,  elevándole  como  el  arquetipo  ideal,  el  modelo  físico aspiracional en occidente, con mayor reconocimiento y acepta= ción entre las masas†(p. 38). A tenor de lo que estos autores refieren, resul= ta fundamental reconocer que en un sentido ético, estético, plástico, socia= l y cultural la colonización del pensamiento, ha dado lugar no sólo al privil= egio del hombre blanco, la segregación, racialización, xenofobia, discriminación, y otras formas conexas de intolerancia; sino ta= mbién a la desigualdad social, el blanqueamiento racial, la sumisión de la mujer= a favor del varón blanco… sobre todo si se trata de una mujer indígena o afrodescendiente, la cosificación de la mujer negra, la fetichización de la mujer afrodescendiente, la explotación del cuerpo femenino, la invisibilización de las comunidades de origen indige= nista y afrodescendientes, la cosificación del hombre negro, la hipersexualización del varón afrodescendiente, entre otros tantos fenómenos de la misma natu= raleza anacrónica. 

&n= bsp;

     Así las cosas, con relación a = los privilegios de la blanquitud, la belleza del ho= mbre blanco, o el privilegio de los hombres blancos, los autores Balcázar et al= ., (2011), sostienen que: “Son el resultado de un proceso, donde caracterís= ticas asociadas a la piel blanca definen, promueven, mantienen el statu quo†(p= . 87). Con relación a ello, es necesario reconocer que dichas características, a= las que se hace referencia en la cita anterior, comprenden un conjunto de eleme= ntos fundamentalmente estéticos, pues sucede que la mayoría de los hombres a l= os que se les reconoce como “blancosâ€, independiente de cuál sea su origen, t= ienen una pigmentación clara, la cual otorga a su piel distintas tonalidades, que va= n de blanco a rosa pálido, rosado o rosáceo tenuemente bronceado; de igual for= ma su piel lechosa, puede cambiar de tono, según como sea expuesta a la radiaciÃ= ³n ultravioleta (UV), que no es otra cosa que=   una forma de radiación no ionizante, emitida por el sol u otras fue= ntes artificiales, como las camas de bronceado.

&n= bsp;

     Igualmente, los varones blancos = comparten otras características físicas, como rasgos faciales con mayor armonía en= tre los ojos, la nariz, los labios y el mentón. Dado sus bajos o pocos niveles de pigmentación, algunos pudieran tener el cabello de color castaño claro, c= astaño rojizo, rojo oscuro, rubio oscuro o rubio claro; así también pueden prese= ntar diferentes variaciones en la forma, el tamaño y el color de los ojos, los cuales podrían ser azules, castaños, verdes y excepcionalmente grises, al= mismo tiempo los hombres blancos y más aún, aquellos cuya herencia genética sea europea, cuentan con la mayor concentración de vello facial y corporal, en comparación con otras etnias, vale subrayar que las poblaciones originaria= s de Europa y Eurasia, más que de cualquier otra área geográfica del planeta, cuentan con estas características.

&n= bsp;

     Así pues, resulta conveniente p= recisar que los valores éticos y estéticos en hispanoamérica, continúan siendo colonizados por esquemas ideáticos = eurocentristas; al advertir que aún en la contemporaneidad, se siga otorgando mérito a las características físicas antes descritas, que mayormente revisten interese= s de tipo estético, superficial, plástico, visual. La huella indeleble del eurocentrismo es innegable, aunque hayan transcurrido cientos de años, des= de 1492 hasta el día de hoy, continúa filtrándose en numerosos estamentos, o figuras representativas del imaginario social hispanoamericano, replicándo= se en diferentes instituciones sociales, así como en diversas prácticas comunes= en países hispanohablantes, llámese México, Colombia, Ecuador, Venezuela, Argentina, Chile, Perú, entre otros, respecto a ello = Chirix y Sajbin (2019), se han decantado por dejar cla= ro:

&n= bsp;

El colonialismo ha existido y existe a través de la clasificación, jerarquiz= ación y segregación racial. Existe en la presencia de instituciones coloniales, = de sujetos y corporaciones coloniales, de la violencia racial, del “derecho = de pernada†en las fincas y en las casas de los blancos, a través de la servidumbre sexual que existió en las bases militares durante la guerra, d= e las perspectivas legitimadas y naturalizadas por el colonialismo económico, de= la identificación y representación de los sujetos sociales construidos como = “los otrosâ€, que reproduce un colonialismo discursivo, que no sólo da cuenta = de una realidad, sino que la construye. No es posible afirmar que la colonización= es el pasado y que estamos en otro estadio histórico; lo cierto es que la colonización solo ha cambiado de rostro. (p. 13)

&n= bsp;

     De allí, que en el argumento in= icial de este extenso, se haya dejado claro desde los primeros párrafos, que el val= or social intrínseco, que se le asigna en hispanoaméric= a a la piel blanca, se desprende de los esquemas socioculturales sesgados y estereotipados por la colonización del pensamiento, a través del eurocent= rismo cómo ideología colonialista, en la que el hombre blanco peninsular y mant= uano, representa la mayor pureza de la sangre y ostenta el poderío político, intelectual, militar, económico e incluso religioso, otorgándole así, un= lugar por encima de cualquier otra etnia que haya existido o exista, pues aun cua= ndo este constructo social data del medievo, continúa filtrándose en los para= digmas sociales contemporáneos. De acuerdo con su experiencia, los ya referidos autores Balcázar et al., (2011), han reiterado lo siguiente: “Dichos privilegios, también les atribuyen a los hombres blancos, una posición de superioridad en la sociedad†(p. 87).

&n= bsp;

     Igualmente, es indiscutible que = el eje dinamizador de todos estos procesos, ha sido un conglomerado de prejuicios,= que van desde el racismo, la discriminación, el desprecio por el hombre negro,= el desdén por la piel de color, la cosificación del hombre negro como “sem= ental reproductor de esclavosâ€, la deshumanización del hombre negro, por parte= del varón blanco colonizador y esclavista, quien durante siglos le consideró = como una bestia de carga, ideal para el trabajo forzado y sacrificado, todos est= os constructos sociales continúan extendiéndose  hasta la actualidad; dónde se denigra al hombre negro y se le sujeta a un esquema contemporáneo, de prejuiciosos anclados al color de su piel, como cuando s= e les discrimina a los hombres negros y se generaliza que por ser negros, son de = bajo estrato social, ignorantes, torpes, narcoadictos, malolientes, delincuentes, criminales, así como otros tantos argumentos discriminatorios, con los que se insiste en estereotipar al hombre afrodescendiente; mismos estereotipos que han fungido como amalgama entre el eurocentrismo, la herencia cultural, la injusticia social y la vulneración= de los derechos humanos fundamentales.

&n= bsp;

     Bajo la égida de las ideas antes expuestas, cabe resaltar aquello con lo que los autores Ortíz et al., (2018), han traído a colación: “Los prejuicios, son una distors= ión de la realidad, pues se generaliza un atributo a un grupo de personas†(p. 2= 19). Es importante sostener estas ideas sobre la mesa, puesto que este tipo de discriminación por apariencia o estética, más aún si está vinculada a = aspectos físicos como el color de la piel, son constructos que se desprenden de los estamentos, que la sociedad occidental arrastra desde la época colonial, lo mismo ocurre con la superioridad del hombre blanco, la belleza del hombre blanco y los privilegios de la blanquitud. Por = ello, es que surgen estudios como este, dónde se aspira visibilizar que en hispanoamérica, continúa otorgándose al hombre bla= nco un lugar superior, simplemente por ser blanco, lo cual durante tantas décadas= se ha normalizado tanto, que, para los académicos más conservadores y tradicionalistas, pudiera resultar incómodo, innecesario y hasta ridículo= traer a colación tal fenómeno.

&n= bsp;

     Por su parte, los ya referidos a= utores Buitrago et al., (2021a), se han decantado por extenderse en lo siguiente: = El discurso sociocultural, que desde la colonización del pensamiento (…), s= e ha manejado en los países de habla hispana, elevan al hombre [sobre todo si <= span class=3DGramE>se  trata  de  un  hombre  blanco]  como  la  figura  con  mayor  dominio  social†(p. 29). El privilegio blanco, más allá de ser una temá= tica controversial de interés para las ciencias humanas y sociales, es un hecho sociocultural, que se erige en escenarios de cualquier índole, el cual ha = sido normalizado e incluso romantizado. Por ello, debe ser visibilizado tal cual es; a los f= ines de esclarecer su origen e impacto, en las tramas sociales contemporáneas; = su naturaleza atroz, anacrónica, perniciosa, y los efectos que al día de hoy continúa generando. Finalmente, conviene subrayar que el enfoque investiga= tivo del presente estudio es cualitativo, por tanto y en cuanto, el argumento so= bre el cual se sostiene, está orientado hacía el reconocimiento de factores de naturaleza humana, social, cultural, procurando profundizar en el fenómeno= de la belleza blanca, como elemento secular, rancio y distópico, en los conte= nidos relativos a los esquemas sociales sesgados y estereotipados, del imaginario social hispano contemporáneo.

 

<= span lang=3DES style=3D'color:#221F1F'>Fundamentación teórica

 

     Resulta interesante reconocer el a= lcance que el eurocentrismo al día de hoy detenta, pues de allí surgen las difer= entes tramas de poder, dónde el varón blanco, como sujeto dominante, ha tenido = todas las oportunidades imaginables, de modelar los escenarios a su favor, genera= ndo los lineamientos políticos, culturales, religiosos, económicos, militares= que dieron origen a las instituciones y estamentos sociales del “nuevo mundoâ= €. Lo más irónico, es que a través de la mirada eurocentr= ista, para el hombre blanco del medievo y posterior a ello, en la etapa colonial y contemporánea, todo lo que tenía que ver con la organización social en g= eneral, en las indias occidentales, así como la Capitanía General de Venezuela, el Virreinato del Nuevo Reino de Granada, Virreinato del Perú, Virreinato de = las Provincias del Río de la Plata y los demás territorios, ocupados por las diferentes coronas europeas, popularmente conocidos en la Europa colonialis= ta como: “las nuevas tierras descubiertasâ€, configuraba la exaltada de man= era prosaica “carga del hombre blancoâ€, misma donde se visualiza a éste, c= ómo el ser que tiene la misión social, humana, religiosa e histórica de dominar, organizar y dirigir a todas las demás “razas†y formas sociales que ex= istan y puedan existir, y así; se fue configurando en “el nuevo mundoâ€, la sup= erioridad absoluta del varón blanco, sobre el indígena y el negro.

 

     Ahora bien, al tr= atarse de un estudio con amparo en el paradigma postpositivista<= /span>, resulta fundamental abordar la acción indagativa desde una perspectiva humanista, social y ética antropocéntrica. Por ello, se h= ace hincapié en las propuestas teóricas, alineadas con las ciencias humanas y sociales, generadas por autores con investigaciones de orden cualitativo. De conformidad con lo anterior, puede muy bien decirse que el presente estudio, tiene como propósito profundizar en los esquemas sociales sesgados y estereotipados, del imaginario social hispanoamericano, cómo consecuencia = a la colonización del pensamiento concretada por el eurocentrismo, ideología etnocentrista y supremacista en la que se concibe a Europa, como el centro = del mundo y amén de ello, los europeos la “raza superiorâ€, por lo que pued= en y deben imponer estructuras a “los otrosâ€.

 

     De allí, surgen = estudios como este, dónde se discuten diferentes teorías relativas al privilegio b= lanco y las consecuencias que de ello se desprenden, como capital social intangib= le a favor del varón caucásico que hace vida en hispanoam= érica, la que de acuerdo a los fines argumentativos del presente estudio, refiere = a la región integrada por países hispanohablantes, entre los que se ha conside= rado a Colombia, México, Venezuela, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, entre otros= y que han sido el lugar de origen, de los archivos documentales que fungieron como fuentes formales y apoyo teórico, a la propuesta del = mecanuscrito en cuestión, dónde se considera a la belleza del hombre blanco, como cate= goría de interés científico en el campo de las ciencias humanas y sociales. En = ese sentido, es necesario tener en cuenta al autor Mogro (2022), quien insiste en explicar que:

 

 

En hispanoamérica se asoció el ser = blanco a la condición privilegiada, y por esto actualmente funciona como un símbol= o, que la mayoría de las personas acepta o reconoce, que alguien que lo tiene mer= ece ser tratado como superior. El “valor†del privilegio blanco como capital simbólico, se ha mantenido mediante dispositivos discursivos, con los que = se le hace pasar como un bien puro, exclusivo y escaso.  (p. 23).

 

Ahora bien, no siempre los estamentos sociales se apoyan en bases = de moral y ética incuestionable; algunas  estructuras sociales han sido fundadas y perpetuadas durante siglos,= en beneficio de determinado grupo o estrato, como ocurre con el privilegio bla= nco, también conocido como el privilegio del varón blanco y la belleza del hom= bre blanco, una suerte de constructo sociocultural, en el que se eleva al varón caucásico, otorgándole un reconocimiento social intrínseco, del que algu= nas veces apenas es consciente. De conformidad con lo indicado, viene bien tene= r en cuenta a Torbisco (2021), quien ha apuntado lo siguiente: “El privilegio de los blancos, son un conglomerado de recursos valiosos, que favorecen su dinámica individual en el escenario social, cultural, artístico, universitario, laboral, entre otros, que poseen sólo= las personas blancas, en especial el varón caucásico†(p. 8). En ese sentid= o, resulta necesario rescatar que las ideas estéticas eu= rocentristas, concretadas y perpetuadas desde el medievo, continúan filtrándose en el imaginario popular hispanoamericano.

 

     Así pues, aún a= l día de hoy, en las sociedades contemporáneas de países como Argentina, México, Colombia, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay; se continúa considerando al hom= bre blanco, como el estereotipo masculino más bello, entre tantos como puedan existir, por encima del hombre negro o afrodescendiente, del indígena o del mestizo de origen latinoamericano, y al tratarse de un hombre blanco de ori= gen hispano, se rescata lo relativo a su origen étnico, en algún país de cen= tro o suramérica. Igualmente, resulta fundamental tener pr= esente a Pérez (2017), la que ha utilizado las siguientes palabras: “La blanquitud, como frontera, define y establece el sent= ido de la pertenencia, pero también remite al tránsito hacia amplitudes insospec= hadas†(p. 58). Por su parte Mogro (2022), insiste en explicar que:

 

Debe tomarse en cuen= ta que esta problemática amerita un enfoque multidimensional, al trascender la percepción subjetiva, para convertirse en una expresión colectiva de disc= riminación hacia una parte de la misma colectividad. Tal discriminación puede darse en diferentes escenarios, y los motivos pueden ser equivocadamente interpretad= os como una supuesta superioridad, o incluso miedo, cuando, en realidad, se tr= ata de percepciones equivocadas que se van asentando a lo largo de varias generaciones. (p. 19)

 

     En ese orden, se plantea que la blanquitud como catego= ría investigativa, en el marco de las ciencias sociales, está orientada a la profundización del comportamiento social en masa, apoyado entre otras tant= as representaciones en lógicas de corte autorracista. Del mismo modo, Pérez (2017), da cuenta de lo siguiente: “El privilegio = blanco, aborda los procesos de construcción del sujeto dominante y la reproducción cotidiana de lógicas racistas†(p. 50). En ese sentido, pudiera inferirs= e que el tema de la blanquitud al día de hoy, es una construcción social en hispanoamérica e inclu= so a nivel global, ya que aun cuando en el presente mecanus= crito, se aborde esta categoría desde el contexto hispanoamericano, para nadie es= un secreto, que entre los esquemas culturales de los países europeos, eurási= cos y asiáticos propiamente, así como Estados Unidos de América y Canadá, se = han erigido esquemas de culto hacia la piel blanca, lo cual ha jugado a favor de las personas que cuentan con esta característica física. Por su parte, los autores Reyes y Alt (2012), opinan lo siguiente: “Los imaginarios sociales funcionan como constructores de realidad social, dotan de sentido a la soci= edad y se mueven en el universo simbólico†(p. 139).

 

     Así entonces, todo cuanto se desencadene de categorías como el privilegio del = hombre blanco, la belleza del varón blanco, la racializació= n, segregación, discriminación de los no blancos, son constructos sociales, figuras culturales, elementos integrativos de la narrativa e imaginario soc= ial occidental, cómo cualquier otra arista, que se desprendiera del pensamiento hispanoamericano colonizado. Pensar que sólo por ser blanco, se trata de un hombre superior, desencadena un conglomerado de fenómenos de índole diver= sa, que forman parte de los estamentos sociales occidentales, cómo una suerte = de herencia consuetudinaria del colonialismo europeo. Con relación a los imaginarios sociales, desde su experiencia Reyes y Alt (2012), opinan lo siguiente:

 

Estos son elementos constituyentes de una realidad social, que subyace en el campo de las subje= tividades y que conecta a distintas personas a un campo simbólico determinado. (p. 1= 32)

 

     Así pues, a pesar de que el siglo XXI haya comenzado hace un par de décadas, diferentes esquemas sociales de origen eurocentrista, se han perpetuado con el sostenimiento de fenómenos multidimensionales, en= tre los que se cuentan la discriminación hacia los colectivos LGBTTTIQA+, el patriarcado, la cosificación de la mujer, la estigmatización de las mujer= es feministas, la invisibilización de los pueblos indígenas americanos, la explotación laboral, la esclavitud jornalera, el especismo, el derecho de pernada, también conocido como ius primae noctis, en su construcción más tradicional; p= ues al día de hoy se ha degenerado en diferentes formas de abuso, explotación y = esclavitud sexual, a satisfacción de quien ostente el poder o el dominio sobre otro; incluso sin ser blanco o aristocrático, lo cual tampoco resulta extraño q= ue ocurra. Con relación a ello, la autora Ríos (2006), ha fijado postura con= estas palabras:

 

Desde campos tan div= ersos, se aceptaba que el varón dominante tenía que actuar con fuerza, incluso c= on violencia, y la hembra pasiva debía resignarse a sus acometidas, puesto qu= e así lo exigía la naturaleza. Ése era el orden sexual. (p. 206)

 

     Desde su experiencia, Mogro (2022), ha traído a cola= ción lo siguiente: “El racismo, es el producto de una construcción social, que se inscribe en un contexto económico, político y social sobre la superiorida= d de la raza blanca†(p. 20). En tal sentido, vale recordar que aun cuando sea cierto, que con la abolición de la esclavitud en Chile (1823), Costa Rica,= El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala en (1824), Bolivia (1826), Uruguay (1842), Ecuador (1851), Argentina (1853), Colombia (1853), Venezuela (1854), Perú (1854), cientos de miles de afrodescendientes obtuvieron la libertad,= este hecho no mejoró su condición de origen; pues continuaban experimentando el estigma de la racialización y del sistema de c= astas, dónde básicamente, ostentaban un lugar muy por debajo de cualquier otra r= aza, eran considerados incluso inferiores a los indígenas. De allí que el autor Losilla (2020), haya planteado lo siguiente: “La persona negra no se desp= rendió de su negritud, que venía asociada a un imaginario colectivo racista cread= o durante siglos†(p. 9). Respecto a lo expuesto en líneas anteriores, los autores= Chirix y Sajbin (2019), s= e han decantado por determinar lo siguiente:

 

Durante la Colonia, = la sociedad fue dividida en castas de colores y se construyó un sistema de valoración en donde el color moreno o negro fue caracterizado como sucieda= d y oscuridad, por lo que las personas con este tono de piel ocuparon los últi= mos peldaños de la estructura social. En oposición, el blanco y lo canche; significaron pureza, luminosidad, creatividad, altura, progreso social. Est= as denominaciones inventadas por las clases dominantes y el poder blanco masculino, sirvieron para humillar y subordinar. (p. 10)<= /p>

 

     Así entonces, fue el hombre blanco quien, desde el primer momento, erigió las = estructuras esclavistas que organizaron la vida de los afrodescendientes, entre el siglo XVI y XIX; mismas que 200 años después, son la raíz de imaginarios socio-culturales hispanoamericanos y erigen las sociedades capitalistas contemporáneas en occidente. Bajo la egida de las ideas anteriores, puede plantearse que la discriminación por origen étnico-racial, tal como la blanquitud, configuran constructos que emanan de los esquemas eurocentristas, instaurados por el colonialismo europeo en el continente americano.

 

     Ahora bien, vale acotar que aun cuando el tema de la raciali= zación, comprende una de las aristas más preponderantes, que se desprenden de la colonización del pensamiento y el eurocentrismo; no es la única que se ha sostenido y perpetuado durante siglos. Sin embargo, al abordar una categorÃ= ­a investigativa, cómo el privilegio del hombre blanco o la belleza blanca, resulta ineludible hacer mención en lo que a esto respecta, pues la negrit= ud y todo lo que ello significa, para quienes tienen ese color de piel, continúa siendo rechazado… se le rechaza porque los colonizadores europeos erigier= on un sistema de creencias, en el que los hombres blancos configuraban la personificación de la belleza, sabiduría y supremacía; por su parte los = hombres negros, eran la representación de todo lo desagradable, indigno y deplorab= le, lo que en palabras del autor venezolano Ramírez (2002), sería descrito de= la siguiente manera:

 

Primero el indio y d= espués el negro africano, fueron considerados subhumanos, y como tales, destinados= a realizar los trabajos más duros y degradantes, que el europeo se negaba a realizar por su condición de dominador y racional. (p. 10)

 

     Así pues, en la contemporaneidad el hombre negro continúa siendo deshumanizado= , y durante siglos, ha sido asociado con lo deleznable; a quienes entre el siglo XVI y XIX los colonizadores europeos, consideraron bienes intercambiables y susceptibles de ser enajenados: comercializados, permutados, obsequiados, entregados como forma de pago; burda, simple y sencilla fuerza de trabajo, brazos recios para cosechar la caña, espaldas anchas para trabajar en las = minas o piernas robustas para arrear al ganado y fue así como el varón blanco, explotó la labor física del hombre negro; de hecho en aquel tiempo los ho= mbres y mujeres afrodescendientes, ni siquiera eran considerados seres humanos, de allí que el esclavista blanco sostuviese, que estos no verbalizaban, razon= aban, ni experimentaban ningún tipo de emoción, como sí lo hacían las personas caucásicas. Fueron tratados como semovientes, entre más esclavos se tuvie= se, más se enriquecía el amo blanco. En ese orden, seleccionaban a algún esc= lavo negro, para utilizarlo como semental y que este preñase a las esclavas, pa= ra así también explotarles en ese sentido, y en consecuencia, poseer un mayor número de esclavos, para venderlos en el mercado o para contar con mayor m= ano de obra gratuita, hasta que en cierto momento, los blancos esclavistas, determinaron que era demasiado costoso, mantener esclavos desde su nacimien= to y resultaba más económico, comprarlos en edad adulta y así aprovecharles c= omo era acostumbrado.

&nb= sp;

Método<= span style=3D'letter-spacing:.05pt'>

 

     El presente estudio se amparó en el método bibliográfico, por cuánto se co= nsideró el más viable, con atención a la naturaleza social de la categoría investigativa abordada. Sin embargo, resulta preciso tener presente desde el principio, que toda labor indagativa, más aún= si se trata de una indagatoria cualitativa, amerita el compromiso del o los investigadores por desarrollar, perfeccionar y completar un proceso, que, c= on ajuste al procedimiento más idóneo, genere los hallazgos más puros, alej= ados de laudos tendenciosos y elucubraciones caprichosas. En ese sentido, viene bien recordar a López (2002), quien opina lo siguiente:

 

Para realizar un tr= abajo de investigación, conviene llevar a cabo un desarrollo metódico, que permita= la adecuada consecución de los objetivos propuestos, así como la formulación clara, concreta y precisa del problema. (p. 167)

 

     Ahora bien, cabe acotar que, en lo atinente a la investigación documental, las b= ases de los hallazgos generados se apoyan en el paradigma p= ostpositivista. Con referencia a lo anterior, los expertos Cortez et al., (2017), han argumentado de manera consecuente: “Esta consiste en explorar, revisar y analizar libros, revistas científicas, publicaciones y demás textos escri= tos por la comunidad académica en todo formato†(p. 20). En la elaboración = de un artículo científico, han sido Buitrago y Vera (2021), quienes dejaron cla= ro que: “Las fuentes de información formal son de tipo neurálgico, pues en= ellas reposan los contenidos que dan vida al documento en cuestión†(p. 15). E= n ese mismo orden de ideas, los expertos Buitrago et al., (2021b), han expuesto q= ue:

 

En términos metodo= lógicos, la  unidad  de análisis  en  el  estudio  de  corte documental,  se  objetualiza  como documento= ,  siempre  y  cuando  se  = trate  de  un  testimonio verídico, c= on el que se puedan reconstruir hechos e historias de forma indubitada, logrando respaldar o justificar cualquier planteamiento, tal es el caso de un títul= o, certificado, escritura notarial, contrato, archivo audiovisual, fotografías originales. (p. 16)

 

     En ese sentido, es válido tener presente que los estudios documentales como e= ste, son de naturaleza cualitativa, también conviene traer a colación, la idea= que todas las actividades y diligencias indagativas atinentes a la documentación, comprenden también la revisión bibliográf= ica, esencial para la fase indagatoria inicial, de cualquier investigación de c= orte postpositivista. Respecto al método bibliográfico, = conviene mencionar aquello que en palabras de Henríquez y Buitrago (2022), atiende = lo siguiente: “Este congrega un conjunto de técnicas especiales, que result= an de utilidad para ubicar y aprovechar los archivos pertinentes a la indagación= en cuestión†(p. 68).

 

<= span lang=3DES style=3D'color:#221F1F'>Diseño Bibliográfico<= /b>

 

A esta altura del extenso, resulta fundamental menciona= r, que el estudio del que se desprende este mecanuscrito<= /span>, se apoyó en el diseño bibliográfico. En ese sentido, conviene destacar q= ue, en sus contenidos, se socializan los descubrimientos y redescubrimientos iniciales; logrados con la completación de un procedimiento investigativo formal, original y por sobre todo sistematizado. Respecto al diseño bibliográfico, vale recordar aquello que en palabras de Henríquez y Buitrago (2022), atiende lo siguiente:

 

En su concr= etación conviene llevar a cabo un procedimiento acucioso de búsqueda, selección y discriminación de fuentes, decantándose por aquellas de naturaleza origin= al e indubitada, para con ello sustentar de forma fehaciente, los hallazgos que finalmente serían revelados. (p. 70)

 

Así pues, conviene destacar que, en el presente estudi= o, se profundizó sobre una temática que ha generado gran interés en la última= década, esencialmente en el espectro humano, cultural, social e histórico. Al resp= ecto Prada (2018), ha expuesto lo siguiente: “La investigación cualitativa pe= rmite al investigador trabajar, interpretar e involucrarse desde varias perspecti= vas y disciplinas†(p. 34). Así entonces, desde la perspectiva de López (20= 02), es importante tener presente lo siguiente:

 

El modelo cualitativo surge como alternativa al paradigma racionalista, puesto que en las disciplinas de ám= bito social existen diferentes problemáticas, cuestiones y restricciones que no= se pueden explicar, ni comprender en toda su extensión desde la metodología cuantitativa. (p. 168)

 

     Con at= ención a lo descrito, cabe reconocer que al tratarse de una categoría fundamentalme= nte social, como lo es la superioridad del hombre blanco, en la colonización d= el pensamiento hispanoamericano contemporáneo, se hizo esencialmente necesari= o, elaborar una investigación, cuyo apoyo teórico referencial fuese lo más = aggiornado posible; pues más allá de ofrecer un mecanuscrito de naturaleza académica; también se tu= vo como interés investigativo, el poder brindar sustento documental lo suficientem= ente robusto, como para ser considerado fuente válida para los estudios de blanquitud, que se han elevado entre  los más innovadores y recurrentes en = los últimos años, pues pareciera que en el mundo occidental, ha surgido una vorágine de intereses yuxtapuestos, con relación a todo lo que tiene que = ver con la discriminación por origen étnico-racial, sobre todo para los estud= iosos en ciencias sociales, dentro de la comunidad científica a nivel global.

 

Técn= ica: Documentación

 

Desde la perspectiva de los autores Henríquez y Buitrago (2022), sucede lo siguiente: “Es importante tener en cuenta que en toda investiga= ción (…), no se deben confundir jamás a las técnicas con los instrumentos investigativos†(p. 69). Con atención a la técnica aplicada en esta investigación, resulta necesario dejar claro que fue aprovechada la documentación, seleccionada por los investigadores, al advertir la natural= eza del estudio en cuestión y al tipo de archivos que fueron auscultados para = su concretación. Amén de ello, resulta válido conside= rar un conglomerado de elementos indagativos, que, ent= re otros tantos, conforman las técnicas investigativas en un sentido formal. Respecto a ello, los ya referidos Henríquez y Buitrago (2022), han explica= do, lo siguiente:

 

 

Aquellos interesados, en llevar a cabo la= bores investigativas de corte científico y académico, están exhortados a compr= ender que las técnicas como tal, comprenden un conjunto de procedimientos específicos, que, seguidos en toda regla, favorecen el alcance de diversos logros, entre los que puede contarse la determinación de vínculos entre l= as variables/categorías/fenómenos con el o los sujetos de la investigación,= y al mismo tiempo con el contexto donde este se desenvuelve. Básicamente hablan= do, las técnicas de investigación, describen los pasos que debe cumplir el investigador, para concretar la data informativa de la que apoyarse en el desarrollo de su estudio. (p. 69)

 

     En ese orden de i= deas, con respecto a la técnica aprovechada en el presente estudio, los expertos Bui= trago y Vera (2021), dejaron claro lo siguiente: “Comprende el reconocimiento de contenidos que enriquezcan el ámbito científico, desde la episteme y no d= esde la doxa†(p. 16). Bajo la egida de las ideas anteriores, viene bien recor= dar que la técnica referida, también es conocida como documentación. En lo q= ue a ello respecta, Martín y Lafuente (2017), han planteado lo siguiente: “A = este proceso también se le conoce como búsqueda documental, revisión de antecedentes, investigación bibliográfica o documental†(p. 152). A ten= or de lo expuesto, se procedería a la intervención sistematizada de los archivos documentales, seleccionados para tal fin =   durante el momento heurístico. Sobre el cual los expertos Buitrago y Vera (2021), han planteado lo siguiente:

 

Es preciso reconocer que, durante el mome= nto heurístico del proceso investigativo, los investigadores llevan a cabo a la búsqueda, selección y discriminación de los documentos que por su contenido, resulten de interés profundo para la investigación, es = decir, que ofrecen el mayor cúmulo de información indubitada posible, para así = lograr enriquecer el umbral epistémico del estudio.  (p. 18)

 

     En opinión de lo= s autores Buitrago y Vera (2019), sucede lo siguiente: “Las investigaciones con dis= eño y método bibliográfico, (…) se caracterizan como formales, teóricas y ab= stractas†(p. 48). En ese sentido, se debe subrayar que la batería documental que fu= ngió como fuente de información, para el desarrollo de la fase documentaria del= presente estudio, estuvo integrada por un cumulo de documentos escritos, entre los cuales pudo contarse: artículos científicos, tesis doctorales e incluso informes técnicos ofrecidos por organizaciones internacionales. Con respec= to a lo anterior Henríquez y Buitrago (2022), han fijado posición de conformid= ad con lo siguiente:

 

Las fuentes del conocimiento original, es= tán conformadas exclusivamente por artículos de revistas indizadas, ya que es = en estos, donde se socializa el verdadero conocimiento de primera mano, como resultado o hallazgo de investigaciones formales, elaboradas con anteriorid= ad, y que por demás, brindan información actualiza= da con relación a la categoría o fenómeno, abordado desde la óptica académica= y científica propiamente dicha. (p. 71)

 

     Ahora bien, concl= uido el desarrollo y ejecución del momento heurístico de la investigación en cue= stión, se procedió con el inicio de la fase hermenéutica; la cual es definida po= r los expertos Buitrago y Vera (2021), de conformidad con lo siguiente: “El anÃ= ¡lisis e interpretación crítica y dialéctica, de los contenidos elegidos para la elaboración del constructo epistémico, se denomina momento hermenéuticoâ= € (p. 18). En ese orden de ideas, es preciso rescatar que, para lograr concretar = la data suficiente, con la cual se dio sustento teórico y doctrinal al presen= te estudio; resultó necesario escudriñar en distintos portales académicos y científicos de orden global, tales como: Latindex, AURA, Redalyc, EBSCO, Science direct. Igualmente, para poder conseguir todos los archivos documentales aprovechad= os, se aplicaron como criterios de búsqueda: belleza blanca, blanquitud, la carga del hombre blanco, la supremacía del hombre blanco, el privilegio blanco, estudios de blanquitud, el dominio del = hombre blanco, el poder del hombre blanco, la estética del hombre blanco europeo, estética eurocentrista, eurocentrismo, la colonización del pensamiento, sistema de castas, raci= alización, discriminación, mestizaje, negritud. Respecto a ello Gómez et al., (2014)= , han dejado claro lo siguiente:

 

 

La información que diera sustento a cada investigación, se presenta en multitud de formatos, unos más accesibles, = más reconocidos y mejor valorados “académicamente†que otros, entre estos:= libros, revistas, actas de congresos, reportes técnicos, normas, tesis e internet.= Los libros son el punto de partida de cualquier investigación bibliográfica, = pues proporcionan una buena base y una visión global del tema elegido. (p. 159)=

 

     En ese sentido, c= abe recalcar que el universo documental inicial, con el que se contó para llev= ar a cabo el desarrollo de la presente investigación, estuvo conformado por 136 fuentes, que fueron reducidas a las 37 obras que integraron la muestra fina= l y que con la terminación del referido mecanuscrito, fueron especificadas en la sección bibliográfica. Igualmente, resulta fundamental traer a colación que la selección de estos archivos documentales, no se h= izo de manera caprichosa, tendenciosa, o esnobista. Pues dicha escogencia partió = del hecho que todos y cada uno de los documentos referidos, presentan una serie= de resultados o hallazgos indubitados, consecuentes al cumplimiento de un determinado procedimiento investigativo.

 

Instrumento:

 

-   &nb= sp;   Matriz bibliográfica.

 

     En relación a la= matriz bibliográfica, es necesario dejar claro que por sus características y el = uso tradicional que se le ha dado durante décadas, en investigaciones como est= a; resultó válido considerarle entre los instrumentos más indicados, para f= avorecer el desarrollo indagativo del estudio en cuestiÃ= ³n, por lo que fue aprovechada de manera fehaciente. Dicho esto, se reconoce lo planteado por Sánchez et al., (2020), quienes han explicado que: “Con la= matriz bibliográfica, se selecciona y organiza aquella data, que brinde la inform= ación más sólida para respaldar el estudio†(p. 28). Al momento de definirle, conviene tener en cuenta aquello que Gómez et al., (2015), plantean respec= to a esta: “Es un instrumento diseñado en Excel, donde se plasma un inventario práctico y asequible, de todos los documentos que conformaron el universoâ= € (p. 426). Por ello, se reconoce la gran importancia que dicho instrumento refie= re. Desde su postura como expertos en investigación científica y académica, = los autores Orozco y Díaz (2018), consideran relevante reconocer lo siguiente:=

 

La investigación documental, no es solam= ente la recopilación de abundante información sobre un tema; tampoco es simplemen= te la recitación de ideas de diversos autores con relación a un tema; no es la adopción pasiva de las ideas de terceros; y en un sentido más crítico, n= o es copiar información de distintas fuentes y elaborar un brillante informe investigativo. La investigación de tipo documental, es más amplia que est= as concepciones. (p.  72)<= /span>

 

-       Matriz Analítica de Contenido.

 

     Con atención a l= a matriz analítica de contenido, como instrumento aplicado en el presente estudio, resulta conveniente tener en cuenta, aquello que, desde su pericia en investigación científica, el letrado Díaz (2018), ha dejado claro lo sig= uiente: “La idea es desarrollar la perspectiva interpretativa de los textos, profundizando más allá de del contenido manifiesto, también al contexto y contenido latente†(p. 126). Por su parte los expertos en investigación cualitativa Sánchez et al., (2020), se decantaron por indicar que: “Con = esta se procura una interpretación en base a ciertos criterios, al realizar inferencias, procurando generar nueva información†(p. 8). Entre tanto, = los autores Gómez et al., (2015), han explicado lo siguiente:

 

La matriz analítica de contenido comprende un instrumento diseña= do en Excel, donde se relacionan los textos de la muestra, escritos en vertical, = con las categorías de análisis, escritas en horizontal. De cada texto se deben extraer y reseñar todos los párrafos o frases, donde se desarrolló un te= ma relacionado con alguna de las categorías, que previamente se hayan adicion= ado a la escuadra. (p. 426)

 

     Así pues, en la = elaboración del presente mecanuscrito, se consideró que el instrumento referido contaba con las bondades fundamentales, con las que se lograría concretar las aspiraciones científicas y académicas, gestadas d= urante el desarrollo del estudio de dónde éste extenso se desprende. Por otro la= do, y desde su experiencia en la elaboración de estudios bibliográficos, los au= tores Henríquez y Buitrago (2022), han explicado lo siguiente:=

 

Los instrumentos de investigación corres= ponden a los mecanismos, de los que el investigador se vale, para la recopilación o recogida de la data propiamente dicha; entre los cuales pudiera contarse a = las fichas de todo tipo, el cuaderno de notas, las notas sobre notas, los formularios, pruebas, test, escalas de opinión y listas de chequeo, la grabadora digital, la cámara de vídeo e incluso la cámara fotográfica, = entre otros tantos; mismos que serán escogidos con apoyo al tipo de investigaciÃ= ³n, en la que se procure aprovecharles y por supuesto al propósito que el interes= ado aspire concretar. (p. 69)

 

Procedimientos.

 

     Ahora bien, en el desarrollo del presente estudio cualitativo, se hizo abordaje a una categor= ía investigativa de naturaleza epistemológica compleja: la belleza del hombre blanco, privilegio del hombre blanco o privilegios de la blanquitud, fenómeno abordado por una corriente de estudios sociales contemporáneos denominados: “Estudios de blanquitudâ€. Por = ello, resultó necesario apoyarse en la transdisciplinariedad, para lograr la completación de un procedimiento investigativo sistematizado, con ajuste a las ciencias sociales y humanas. Lo anterior, coincide con aquello que Bekerman (2022), se ha inclinado por dejar claro: “La transdisciplinariedad es la capacidad de n= avegar a través de muchas disciplinas, entendiendo un concepto desde la óptica de diversas ramas†(p. 53). En las investigaciones de corte cualitativo como= lo es esta, algunas veces es ineludible decantarse por el aprovechamiento de recu= rsos múltiples, que favorezcan un proceso indagativo dúctil; pues con el tratamiento de categorías sociológicas, conviene ser flexible dentro de los esquemas de la ética investigativa y académica, pa= ra poder ofrecer el mayor aporte a la comunidad científica. Respecto a lo descrito, viene bien acotar los planteamientos hechos por Rogel (2018), quien ha esbozado lo siguiente: “Las distintas decisiones que se = toman a lo largo del proceso de investigación, involucran no sólo posturas teó= ricas, sino también metodológicas y técnicas acordes a los supuestos epistemolÃ= ³gicos, desde los cuales se percibe ‘la realidad’ que interesa analizar†(p. = 274). En ese orden de ideas, se reconoce lo expuesto por el ya referido Bekerman (2022), el cual ha preferido fijar posición= de la siguiente manera:

 

Algunos procesos son muy complejos como p= ara encontrarles solución a través de una sola disciplina especializada. Por = ello, requieren un enfoque transdisciplinario, el cual consiste en qué una misma persona pueda ver el tema desde distintas ópticas; esto difiere del enfoque multidisciplinario, que es cuando varias personas de distintas disciplinas, abordan una temática cada una desde su punto de vista. (p. 53)<= /span>

 

     De conformidad co= n lo anterior, es importante recalcar que las investigaciones postpositivistas, revisten entre sus aspiraciones fundamentales, el reconocimiento del contex= to, análisis de los fenómenos que de este se elevan, así como también la interpretación del comportamiento humano externado. Con relación a los es= tudios cualitativos, en opinión de Ramos (2015), conviene tener presente también= que: “El postpositivismo, indica que la realidad es aprehensible de forma imperfecta, por la propia naturaleza del ser humanoâ€= (p. 16). En resumen, los estudios postpositivistas exponen un análisis crítico, sobre la realidad social compartida, por los sujetos que transitan cada pasaje histórico propio, y que es observada des= de la otredad del investigador. Igualmente, conviene tener presente que los esque= mas que orientan a este tipo de estudios, tienen origen en la óptica del investigador. De acuerdo con el criterio de Buitrago y Hernández (2021), es necesario dejar claro lo siguiente:

 

Los enfoques epistemológicos como sistem= as de convicciones, caracterizados por un máximo nivel de profundidad cognitiva,= son influenciados por preconceptos derivados del razonamiento humano, donde la experiencia y la observación desempeñan un rol preponderante en la constr= ucción del conocimiento. (p. 79)

 

     Finalmente, convi= ene aclarar que el presente mecanuscrito, fue elabo= rado con aprovechamiento del componente metodológico más idóneo, advirtiendo = el tipo de investigación, el paradigma investigativo cualitativo y la naturaleza d= e las fuentes de información utilizadas, entre las que se contaron obras de data reciente, cuyos autores son de origen hispanoamericano, indigenista e inclu= so afrodescendiente; dando lugar a un constructo teórico autóctono desde su = raíz epistemológica. Así entonces, con la terminación del estudio en cuestió= n, se aspira sean socializados los diversos hallazgos generados y plasmados en é= ste extenso; procurando brindar a los interesados en los estudios de blanquitud, una perspectiva diferente desde la realid= ad compartida en hispanoamérica.

&n= bsp;

&n= bsp;

Resul= tados

 

     Es importante ten= er en cuenta que la labor indagativa adherida a los esquemas postpositivistas, demanda una serie de recursos de orden cognoscitivo, racional, ético, metodológico y académic= o que permita al o los interesados, no sólo adquirir mayor destreza y experienci= a en el área investigativa, sino también enriquecer sus bases cognitivas, científicas e intelectuales, en el perfeccionamiento de algún procedimien= to investigativo propiamente dicho. Así entonces, con el desarrollo y evoluci= ón del proceso inherente a lo referido, y hacía la compl= etación del estudio cualitativo en cuestión, fueron generándose un conglomerado de contenidos, que, en opinión de los investigadores, resultaban de gran inte= rés para la comunidad científica hispana. Por ello, al decidir elaborar un constructo que diera cuenta de los hallazgos alcanzados; se atendió una estructura tradicional en la redacción del presente m= ecanuscrito, con el fin de ofrecer una obra ajustada a los estándares editoriales más socializados, en el macro entorno de las publicaciones científicas. Advirt= iendo lo expuesto, se tomaron en cuenta las palabras de Escamilla (2018), quien ha fijado postura de la siguiente manera:

 

En un manuscrito científico debe seguirs= e una estructura que se basa en el sistema IMRyD: Introducción, Metodología, Resultados y Discusión (…). La discusión e= s tan importante como todas las demás secciones, y tal vez más, puesto que, en = ella, el autor interpreta y valida sus resultados más allá de la estadística. = (p. 157)

 

     Sin embargo, tamb= ién es cierto que en la búsqueda del conocimiento verdadero, se hace menester transitar, revisar las categorías y subcategorías emergentes, de tantos estudios como sea necesario; para así finalmente lograr otorgar alguna sue= rte de resignificado, a unas u otras investigaciones con mayor luminosidad epistémica, lo que en palabras de Buitrago y Vera (2021), podría ser desc= rito de la siguiente manera: “La forma más elevada del pensamiento, es aquell= a donde las grandes ideas, se erigen como galeones en las aguas de la epoché†(p. 9). Así las cosas, si al día de hoy,= los investigadores en ciencias sociales, se encuentran inmersos en las profunda= s y bastas aguas de la infodemia; conviene tener el suficiente criterio como para saber, por tal o cual categoría decantarse y orientar su labor investigativa con ética, compromiso, responsabilidad y mística, hacía la consecución de los propósitos investigativos plantead= os, pero por encima de cualquier cuestión, ha de procurarse generar constructos novedosos, que aporten mayor conocimiento a la temática investigada. Ahora bien, advirtiendo que el presente mecanuscrito = se desprende, de un proceso investigativo amparado en el paradigma postpositivista, resulta de interés fundamental tene= r en cuenta a la autora venezolana Orfila (2017), quien ha planteado lo siguient= e:

 

En los estudios cualitativos lo que se bu= sca, más que representatividad estadística, es una representatividad cultural. Se e= spera comprender los patrones culturales, en torno a los cuales se estructuran los comportamientos y se atribuye sentido a la situación bajo estudio. (p. 42)=

 

     Por ello, durante= la labor indagativa de la que se desprende el presente mecanuscrito, pudo advertirse que, entre tantas investigaciones de renombre e interés global, se distinguieron aquellos trabajos relacionados con los estudios de blanquitud; los cuales persiguen profundizar en los contenidos, relativos a todos estos procesos vinculados con la racialización, pero= desde la mirada del hombre blanco. Esta travesía investigativa permitió generar= un cuerpo escrito, dónde las  premis= as teóricas respecto al privilegio de ser blanco, se elevaron como categoría investigativa innovadora; advirtiendo que si bien es cierto, en hispanoamérica se han constituido archivos históric= os fotográficos y documentales, gestado y generado numerosos informes, indagatorias, relatos biográficos, revisiones documentarias, investigacion= es científicas y académicas, estudios etnográficos, estadísticos, feminist= as relacionados con los procesos relativos a la discriminación, negritud, rac= ismo y el alcance que al día de hoy, esto ha tenido a nivel sociocultural, enriqueciendo con ello los anales de la investigación social; es innegable= que muy poco se ha hecho en el mundo hispano, con atención a los procesos relacionados a la belleza blanca, como categoría de interés transdisciplinareo.

 

     De allí, que, co= n la revisión documental, el análisis, confrontación e interpretación de los contenidos auscultados, en el presente estudio surgieron las premisas teór= icas, que dieron lugar al interés por indagar en profundidad, sobre la estética= eurocentrista y el capital social que esta supone, am= én de la colonización del pensamiento contemporáneo, cómo crítica al imaginar= io social hispanoamericano. Entre tanto, vale traer a colación algunas de las premisas que los autores referidos en el extenso, ofrecieron a través de s= us propuestas académicas e investigativas, entre las que pueden contarse a los autores Buitrago et al. (2021a), quienes se han decantado por fijar postura= de tal manera: “Durante siglos se le ha considerado al hombre blanco, como arquetipo estético superior en un sentido amplio†(p. 26). Igualmente, el argentino Pita (2021), sostiene lo siguiente:

 

Otra matriz de pensamiento hispanoamerica= no, establece que el hombre civilizado es el blanco europeo o eurodescendiente y el palurdo, que es un animal de carga, una bestia, hace referencia al neg= ro y al indígena. (p. 19)

 

     Por ello, en = hispanoamérica ha tenido lugar la negación e invisibilización del racismo, generando una matriz ideática en la que el experto en temáticas = cómo esta Pita (2021), refiere lo siguiente: “Los negros ya no existen, sólo = quedan muy pocos mulatos e indígenas, las naciones han sido purificadas con el mestizaje hasta lograr la blanquitud†(p. 23)= . De allí, surge el interés por profundizar en la realidad social, compartida = por los varones blancos en hispanoamérica, y la ma= nera en la que los hispanos no blancos, continúan perpetuando en su acervo histór= ico y cultural estamentos eurocentristas; dónde se e= leva al hombre de piel blanca por encina de los otros. En ese mismo orden, es el au= tor Mogro (2022), no quita el dedo del renglón e insiste= en fijar postura de la siguiente forma:

 

La sociedad ecuatoriana en general, y la = quiteña en particular, mantienen un trasfondo racista como parte de su bagaje cultu= ral debido a su historia de colonización, en la que el mestizaje se concretó = como un hecho violento, impuesto a la vez que negado por el extranjero, que conc= ebía hijos a los que no reconocía como tales, ya que no al estar mezclados no e= ran blancos de sangre pura como él. (p. 87)

 

     Así las cosas, c= on este extenso, se procura generar laudos epistémicos robustos, dando lugar al constructo del corpus textual, dónde se explane ante la comunidad científ= ica global, que los estudios de blanquitud tienen l= ugar en hispanoamérica; pues países como Colombia,= México, Argentina, Chile, Ecuador, Perú, entre otros que conforman el contexto referido, ofrecen un conglomerado de posibilidades de acercamiento, a la categoría mencionada, teniendo en cuenta la realidad social compartida por= los eurodescendientes, que en la contemporaneidad hacen v= ida en tales escenarios. Así pues, con la terminación de su investigación, el a= utor Mogro (2022), ha insistido en dejar claro lo siguient= e:

 

Los constructos sociales respecto a la superioridad de la supuesta raza blanca, continúan presentes en el imagina= rio colectivo de la población ecuatoriana, incluso a un nivel inconsciente, y,= por tanto, naturalizado. (p. 88)

 

     Entre tanto, lo d= escrito, no sólo ocurre en Ecuador, en Perú es algo muy común, y lo ha sido por c= ientos de años, según los expertos León y Tan (1998), sucede también que: “E= l racismo soterrado en la sociedad peruana, da fuerza al sentimiento de “que no som= os igualesâ€, de que unos valen más que otros†(p. 52). Así pues, llama l= a atención que un país con numerosos episodios de antología sociohistórica, dónde = ha quedado claro y grabado en la memoria colectiva hispanoamericana, hasta que nivel y momento fue esta Nación objeto de la mayor dominación colonial eu= ropea; aún al día de hoy conserve entre sus estamentos sociales contemporáneos, esquemas con apoyo a valores eurocentristas, de= jando atrás que resulta deleznable utilicen cómo una suerte de justificación s= ocial, contar con una población mayoritariamente mestiza. En ese orden de ideas, = viene bien concatenar lo descrito en este párrafo con lo expuesto por Mogro (2022), quien insiste en explicar que:

 

La construcción de la noción de superio= ridad para la raza blanca, fue un trabajo de cimentación de determinados conceptos, q= ue llevó muy largo tiempo y ha obtenido mayor alcance al insertarse en los imaginarios colectivos y perpetuarse en estereotipos y actitudes discriminatorias y racistas.  (p. = 19)

 

     En tal sentido, r= esulta de gran relevancia traer a colación aquello que Mejía (2021), ha planteado: = “La sociedad mexicana conserva estructuras jerárquicas de distinción a partir= de la raza y el color de piel†(p. 721). Con relación a ello, Molina (2021), e= xpone lo siguiente: “Los racistas creen que quienes están dotados de determina= dos fenotipos, etnicidad y habla poseen un valor social negativo†(p. 26). Es= to último se considera una de las premisas con mayor relevancia y perpetuidad= en el imaginario colectivo hispano. Lo cual, puede ser explicado a través de = las palabras de autores como Chirix y Sajbin (2019), quienes se han decantado por dejar claro que:

 

El blanqueamiento puede venir desde los colonizados, de manera que cuando se internaliza la opresión, quienes tien= en piel oscura, es decir, los indígenas y los afrodescendientes, idealizan lo blanco o lo canche con el objetivo de producir descendencia más blanca, reproducir la supremacía blanca y conseguir ascenso o progreso social.  (p. 10)

 

     Entre tanto, este= esquema de valores estéticos con herencia sociohistórica, anclados en la ideologÃ= ­a supremacista, el racismo y la discriminación, se replican no sólo en Méx= ico, también en otros países hispanoamericanos, lo cual está reflejado en la realidad social compartida en Bolivia; respecto a ello el autor Molina (202= 1), expone lo siguiente: “En Bolivia la actitud racista predominante es la av= ersión al fenotipo, a la corporalidad y a la etnicidad cultural indígenas†(p. = 26). Esto deja claro que en los últimos meses y hasta entonces, la idiosincrasia boliviana no se ha deslastrado de la filosofía eurocéntrica; pues continÃ= ºa defendiendo y perpetuando matrices ideáticas discriminatorias, en las que = el hombre blanco resulta histórica y culturalmente más importante, así tamb= ién es reconocido cómo el arquetipo biológico y socialmente superior al resto de= las etnias que allí residen. Con relación a las manifestaciones racistas y di= scriminatorias con lugar en escenarios propios de la región metropolitana de Chile, los autores ya referidos Reyes y Alt (2012), opinan lo siguiente:

 

Ocurre en los espacios públicos, princip= almente en la vía pública, cuando extranjeros y extranjeras se someten a la mirad= a de Alter chileno. En estos casos el color de la piel, el fenotipo y el acento, generan un trato desigual. Así, se observa que, en Chile, se tiende a inferiorizar a las personas de color y acento de otros países latinoamericanos. (p. 135)

 

     Así mismo, para = otros autores como Pita (2021), resulta importante resaltar que: “Argentina se presenta al mundo como la sociedad más blanca de América Latina. Esto no = es simplemente una cuestión cromática, también esboza una idea de superiori= dad†(p. 19). Sucede también que, en México, este retrato se repite, según lo explican desde su experiencia Ortíz et al., (2= 018), quienes ha traído a colación lo siguiente: “El privilegio blanco (…) = se construyó históricamente con la hegemonía de las culturas europeas duran= te siglos de colonialismo e imperialismo†(p. 219). Es decir, que según cuan blanca tenga la piel el hombre, se le otorga mayor o menor estatus social, cultural y biológico en el imaginario hispanoamericano. Lo cual sabe expli= car muy bien el autor boliviano Molina (2021), mismo que ha expuesto lo siguien= te:

 

En una sociedad racista, los alelos blanc= os son un recurso y nadie que los posea querrá desvalorarlos combinándolos con a= lelos indígenas. Como todo capital, el capital biológico debe ser acumulado y l= uego realizado para generar poder y valores sociales. (p. 37)<= /p>

 

     Respecto a lo ant= es expuesto, los autores Chirix y Sajbin (2019), se han esforzado por determinar lo siguiente: “En Guatemala, la blancura se relaciona con el poder, de ahí que sean pocos los indios o neg= ros, que han ocupado puestos políticos importantes†(p. 10). Por otro lado, en países como Venezuela, sucede también que los procesos relacionados con l= a racialización, discriminación y segregación; no se= perciben a simple vista, ni generan escenarios en los que de manera descarada, se vulnere la dignidad del hombre indígena y afrodescendiente; todo lo contra= rio, pudiera incluso exponerse una multiplicidad de secuencias históricas, que = desde el imaginario colectivo y la cultura popular se eleven figuras representati= vas de estas etnias cómo modelos sociales, humanos e incluso políticos. Sin embargo, existe un privilegio blanco casuístico, en el que algunos movimie= ntos políticosociales, se han decantado por atribuir mayor relevancia a algunos actores sociales y políticos criollos eurodescendientes.

 

     Entre tanto, para= nadie es un secreto que Venezuela, es uno de los países hispanos con mayor porcenta= je de eurodescendientes en su Nación; no sólo como consecuencia a su pasado colonialista… lo cual es innegable e indiscutibl= e, sino también porque este Estado suramericano, transitó una época en la q= ue fue destino de numerosos movimientos migratorios transcontinentales, lo cual resultó ser un periodo histórico de interés geopolítico, dónde cientos= de ciudadanos de origen europeo, se trasladaron a Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX, persiguiendo un sueño, un proyecto, un deseo de supera= ción, que en aquel tiempo sus países de origen no tenían forma de ofrecer, así= mismo lo explica la autora Banko (2019), quien se ha extendido refiriendo lo siguiente:

 

Durante el siglo XIX se habían proyectad= o en Venezuela diversos planes de inmigración, que tuvieron escasa repercusión= a pesar de los esfuerzos empeñados con tal fin. La situación cambió de man= era sustancial a partir de 1936, cuando fue creciendo el interés por fomentar = la inmigración, tal como lo reconoció el presidente Eleazar López Contreras= , al plantear la imperiosa necesidad de poblar el territorio venezolano, para lo cual se requería del aporte de inmigrantes, que pudieran contribuir a la prosperidad del país. Precisamente en aquel mismo año estalló la Guerra = Civil en España, que condujo a la emigración de miles de personas que buscaban refugio en el continente americano, huyendo de las atrocidades del régimen franquista. Esta fue la primera oleada de inmigrantes españoles, cuyas motivaciones para abandonar su tierra eran de carácter político. La segun= da oleada se registró a partir de 1948 y obedeció más bien a problemas econ= ómicos debido a las penurias que estaba atravesando la Nación Española, como consecuencia de la devastación ocasionada por la Guerra Civil. Desde 1939 comenzó a ingresar a Venezuela una numerosa comunidad de inmigrantes espaÃ= ±oles, ocupando al principio en la mayoría de los casos empleos de baja calificac= ión, para ascender luego en sus puestos de trabajo, o bien aventurarse a crear negocios por cuenta propia, que, con el transcurso de algunos años, habrí= an de convertirse en exitosas empresas. (p. 123)

 

     Ahora bien, tenie= ndo en cuanta lo anterior resulta plausible traer a colación, cómo en algunos pa= íses hispanos, se continúan presentando episodios en los que a través de la bu= rla o manipulación del discurso mediático, ciertos y determinados sectores empresariales, religiosos, políticos y sociales, se han esforzado por ridiculizar a algunos actores políticos o figuras de la palestra pública, aprovechando su origen indigenista o no blanco, promoviendo la matriz de pensamiento estereotipada, infravalorando al sujeto en cuestión con apoyo = a su tono de piel, claros rasgos indígenas o afrodescendientes y su postura ideológica orientada hacia la reivindicación de las mal denominadas “mi= noríasâ€; de lo cual ha sido testigo más recientemente la sociedad mexicana, chilena, colombiana y venezolana, exponiendo como a inicios del siglo XXI, continúan filtrándose en el imaginario colectivo hispano, las líneas de pensamiento colonialista, reforzando, normalizando y perpetuando los valores estéticos= eurocentristas, pues todo lo anterior se adhiere a una matriz discursiva, en la que se desprestigia lo que sea que tenga que ver, = con las características físicas criollas y los estamentos autóctonos, para e= levar al hombre blanco como la personificación de la belleza, la sabiduría y el progreso.

 

     Por ello, el habl= ar de la belleza blanca como capital social, no es una premisa que haya surgido de f= orma caprichosa. En realidad, desde hace varios años, diferentes autores han coincidido en que la piel blanca, se ha elevado y sostenido como un caráct= er que aún de origen biológico, el imaginario colectivo hispano, le ha otorg= ado gran importancia y relevancia social; erigiéndole como un recurso de rique= za intangible, del que puede sacarse provecho en un sentido multiforme, aún s= in ser consciente de ello. Así pues, en la vida diaria de los eurodescendientes, que transitan la realidad social compartida en hispano= américa, durante sus actividades cotidianas cómo cuando van al trabajo, a la univer= sidad o momentos de ocio, recreación y esparcimiento, experimentan un mejor tratamiento que sus coterráneos no blancos.

 

     Igualmente, es pr= ecisa la ocasión para dejar claro que en su realidad personal, los hombres de piel blanca, gozan de un conglomerado de privilegios; que desde la normalidad de= su vida cotidiana, pasan por algo menos que causal, ya que están acostumbrado= s a ser considerados varones de interés sociocultural prioritario, carga biolÃ= ³gica superior y la encarnación del modelo estético mejor percibido, desde la perspectiva de quienes le rodean, configurándose así el privilegio de blanquitud y la colonización del pensamiento hispanoamericano a través del eurocentrismo.

 

     Ahora bien, estos= valores estéticos sobre los que se apoya, el capital social reconocido a la piel blanca, se configuraron y consolidaron en el periodo colonial, fueron hered= ados desde hace más de dos centurias; y aún al día de hoy se traducen en idea= rios colectivos, representaciones y prácticas de desigualdad, así como cualqui= er otra forma de discriminación conexa, perpetuando el arraigo histórico de = la ideología eurocentrista. Lo descrito en párra= fos anteriores, da cuenta de los alcances que el privilegio de los blancos sost= iene en la contemporaneidad, sesgando y distorsionando los estereotipos somátic= os ideales, construidos consuetudinariamente, en la narrativa social de las naciones hispanas, sobre lo cual resta mucho por investigar.

=  

Discu= sión y conclusiones

 

Con el abordaje académico de categorías investigativas fundamentalmente sociales, como lo es el privile= gio blanco o la superioridad del hombre blanco; resulta necesario tener en cuen= ta una serie de aristas de orden diverso: humano, político, cultural, natural, filosófico y obviamente sociológico. Los estudios de blanquitud se han convertido en el escenario, dónde los investigadores en numerosas disciplinas han tenido encuentro; centrándose en el abordaje de constructos sociales erigidos a partir de la estética eurocentris= ta, misma que desde la colonización del pensamiento hispanoamericano, ha sido elevada durante siglos en cualquier cantidad de espacios que se pueda imagi= nar. En ese orden de ideas, se esgrime a la belleza blanca, como una suerte de constructo que distorsiona los esquemas sociales, culturales, históricos a favor de los hombres blancos.

 

Igualmente, puede también decirs= e que el constructo social de la blanquitud, es una estructura multidimensional, que otorga a los varones caucásicos un estatus social, por encima de los hombres afrodescendientes, indígenas, latinoamericanos e incluso algunas etnias con origen en el sudeste asiátic= o, dónde para bien o para mal, aún en la contemporaneidad del siglo XXI, tam= bién se ciernen imaginarios colectivos, que rinden culto a la piel blanca. Sin embargo, viene bien reiterar que, en el discurso de este mecanuscrito, se ha dejado claro desde el inicio, que se trata de una categoría investig= ativa cuyo abordaje científico, ha sido sostenido por los expertos a nivel globa= l en ciencias sociales y humanas; durante los últimos años en diversas latitud= es, excluyendo a la periferia suramericana. Por ello, el presente estudio estuvo orientado a la profundización de la labor indagativa<= /span> en el contexto hispanoamericano, advirtiendo las diferentes representaciones del privilegio blanco, que en el referido marco tienen lugar, eludiendo la = invisibilización del trasfondo cultural y la realida= d social compartida por los varones blancos que allí hacen vida.<= /h1>

Ahora bien, este último planteam= iento genera el  reconocimiento y valida= ción, de una serie de procesos que permean al privilegio del hombre blanco y eurodescendiente en hispanoamér= ica; dando lugar así a un conglomerado de elementos de naturaleza eurocentrista, que desencadenan el surgimiento, de fenómenos socioculturales continuamente investigados, entre los que se cue= ntan la discriminación de origen étnico-racial, la subestimación del hombre a= frodescendiente, la invisibilización del hombre hispanoamericano afrodescendiente, del hombre indígena y del hombre de origen hispánico-cr= iollo propiamente; la racialización de la que son su= jeto pasivo los hombres no blancos, la hipersexualización<= /span> del hombre negro y la segregación del hombre negro en los escenarios de po= der; y es que de hecho al día de hoy, se continúan perpetuando los estereotipos culturales, vinculados a la masculinidad del hombre de color, en cualquier cantidad de escenarios, donde sus características físicas resulten “relevantesâ€, como si por el simple hecho de ser un varón afrodescendi= ente, debe lucir de tal o cual manera o ser capaz de lograr alguna proeza en contextos específicos, porque tradicionalmente es “lo que se espera del = hombre negroâ€; constructos sociales absolutamente anacrónicos y racistas, que persisten e= n la realidad social de la periferia suramericana.

 

Entre tanto, el reconocimiento e incluso la concatenación de todos estos constructos, derivados del imagina= rio social hispanoamericano, que han distorsionado las dinámicas sociocultural= es, favoreciendo el estatus social del varón blanco y del hombre eurodescendiente, inmerso en la realidad compartida p= or los hispanos, validan la elaboración de estudios de blanq= uitud en el contexto aludido. Así también, en su interés por ofrecer una visiÃ= ³n diferente, los investigadores orientaron su labor inda= gativa, hacía los escenarios que ofrecían países como Colombia, México, Ecuador= , Perú, Argentina, Chile, Bolivia,  mismos= que en su momento fueron colonizados por la corona española a partir de 1492; y q= ue en la actualidad continúan desdibujándose, al exhibir en su acervo históric= o y cultural, constructos sociales anacrónicos, en los que se rinde una suerte= de culto solapado; al varón de piel blanca, dando lugar al privilegio de blanquitud… huella indeleble del eurocentrismo, en = su innegable colonización del pensamiento contemporáneo. Es importante resca= tar que aun cuando Venezuela, se cuenta entre los países de habla hispana, res= ultó difícil identificar o exaltar investigaciones, donde se diera cuenta de ev= entos relacionados con la racialización o discrimina= ción por origen étnico-racial, ya que sin deseos de esgrimir aforismos tendenci= osos y chovinistas, sobre los imaginarios sociales venezolanos; es difícil rese= ñar pasajes de data reciente, dónde se retraten episodios de segregación y re= chazo hacia el hombre negro contemporáneo en Venezuela.

 

Así pues, es precisa la ocasión= para dejar claro que, con la completación de estudi= os transdisciplinarios como el presente, pudiera ratificarse la plausibilidad = del privilegio blanco en el contexto hispanoamericano; lo cual expone la contundencia de esquemas culturales, entramados consuetudinarios e imaginar= ios sociales sesgados y estereotipados, con tintes autodis= criminatorios. Esto último resulta deleznable, pues se trata del acervo histórico y cult= ural de países cuya ciudadanía es de origen indigenista, aun cuando al día de= hoy, se invisibilice a las comunidades indígenas en el referido contexto, bien porque en la actualidad existan pocas o porque de hecho; se hayan extinto, = como consecuencia a los eventos relativos al mestizaje, ocurrido a partir del si= glo XVI, tiempo en el que los conquistadores y colonos españoles, tuvieron oportunidad de procrear numerosa descendencia con mujeres indígenas o africanas, ante la exigüidad de mujeres españolas, o de las blancas mantu= anas; aunado a las restricciones morales y a la importancia que en aquella época= , los europeos otorgaban a las tradiciones sociales y a los paradigmas religiosos, impuestos por la iglesia católica. Finalmente, es menester rescatar que fr= ente la perdurabilidad de los valores estéticos de origen = eurocentrista, que durante siglos han viciado y distorsionado los estereotipos somáticos hispanos, hacía la idealización de la belleza blanca; resulta edificante reforzar y promover, el abordaje científico de categorías investigativas = como la tratada en este extenso y así también a otras vinculadas a la coloniza= ción del pensamiento hispanoamericano.

 

Confl= icto de intereses

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

 

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= Buitrago, R., et al. DOI: https://doi.org/10.37387/ipc.v12i2.384

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Invest. pens. crit, 2024, 12 (2), 04-25

 

 

 

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Invest. Pens. Crit. (ISSN 1812-3864; eISSN 2644-4119)

Vol. 12,= No. 2, Mayo – Agosto 2024. pp. 04-25

DOI: https://doi.org/10.37387= /ipc.v12i2.384

Artículo Científico

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