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Intrusión en el asfalto: Una radiografía del acoso sexual callejero en ciudad de Panamá en clave de género y orientación sexual

 =

Intrusion on the Pavement: An In-Depth Look at Street Sexual Harassment in Panama City in te= rms of gender and sexual orientation<= /i>

 

Javier Stanziola1 & Nelva Marissa Araúz-Reyes2*

 

1 Quality Leadership University. Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA)<= /span>.<= /p>

2 Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA). Sist= ema Nacional de Investigación (SNI) Panamá.

 

*Autor por correspondencia: Nelva Marissa Araúz- Reyes= , narauzr@usma.com.pa   

 

= Recibido: 06 de agosto de 2024=

 Aceptado: 27 de agosto d= e 2024

 

Resumen

 

Motivado por la limita= da concientización sobre el tema y sus consecuencias, este estudio explora la relación entre el acoso sexual callejero, las percepciones de seguridad y = las decisiones laborales. En 2017, el debate nacional sobre un anteproyecto de = ley para legislar el acoso sexual callejero demostró cuán normalizada están = estas conductas, revelando la falta de una base empírica sólida para nutrir est= e tipo de discusiones. El estudio aborda cómo el acoso sexual callejero actúa co= mo un detonante invisible que afecta significativamente la vida de las personas, especialmente mujeres y personas de la diversidad sexual. A través de una revisión de la literatura y una encuesta realizada en el área metropolita= na de la Ciudad de Panamá, se busca explorar estas dinámicas de violencia contextualizadas en términos de género. El análisis indica que el 75.4% = de las mujeres reporta acoso sexual callejero, cifra que aumenta al 93.7% con una lista de comportamientos específicos. Para los hombres, el 39.1% reporta a= coso sin la lista, incrementándose al 67.5% con la lista. Los resultados sugier= en que hasta los tipos de acoso considerados menos violentos pueden afectar las percepciones de seguridad y decisiones laborales.  Las personas de la diversidad sexual r= eportan una mayor incidencia de acoso en comparación con las personas heterosexual= es. El nivel de estudios y el área de residencia son variables significativas,= con una mayor incidencia de acoso reportada entre personas con estudios universitarios y residentes de Panamá Centro y San Miguelito. El estudio a= lerta sobre la necesidad de intervenciones específicas para mitigar esta forma de intrusión perpetrada mayormente por hombres en espacios públicos.

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Palabras cl= ave: acoso sexual calleje= ro, violencia de género, mercado laboral, espacio público, seguridad.

 

Abstract<= /h1>

 

This study seeks to understand the relationship between street sexual harassment, perceptions of safety and employment decisions, motivated by limited awareness of the issue and its consequences. In 2017, the national debate on a draft law to legislate street sexual harassment showed how normalized this behavior is, underscoring the need for a solid empirical ba= sis to inform these debates. The study addresses how street sexual harassment a= cts as an invisible trigger that significantly affects the lives of people, especially women and queer people. Through a review of the literature and a survey carried out in the metropolitan area of Panama City, we explore these dynamics of violence contextualized in gender terms. The analysis indicates that 75.4% of women report street sexual harassment, a figure that increase= s to 93.7% with a list of specific behaviors. For men, 39.1% report harassment, increasing to 67.5% with the list. The results suggest that even types of harassment considered less violent can affect perceptions of safety and employment decisions.  Sexually di= verse people also report a higher incidence of harassment compared to heterosexua= ls. The level of education and area of residence are significant variables, wit= h a higher incidence of harassment reported among people with university educat= ion and residents of Panama Centro and San Miguelito. The study warns about the need for specific interventions to mitigate this form of intrusion perpetra= ted mostly by men in public spaces.

 

Keywords: street sexual harassment, gender violence, labor market, public spa= ce, security.

 

Introducción

La violen= cia de género tiene repercusiones profundas y perniciosas, incluyendo efectos = en la percepción y vivencia de la seguridad en el espacio público y en la participación laboral. El acoso sexual callejero es una expresión de este= tipo de violencia y afecta mayormente a las mujeres y personas de la diversidad sexual.  Sin embargo, los estudios= que en Panamá exploran la relación entre el acoso sexual callejero, las percepci= ones de seguridad y las decisiones laborales son limitados = (Gómez et. al. 2022). Igualmente, existe una limit= ada concientización a nivel social sobre el tema y sus consecuencias. Esto se = hizo evidente en 2017, durante el debate nacional que surgió en torno al anteproyecto de ley que buscaba crear un marco jurídico para legislar este comportamiento. Los comentarios en redes sociales y medios de comunicación tradicionales dejaron claro cuán normalizadas están estas conductas, al p= unto de tachar la iniciativa legislativa de innecesaria, contraproducente para l= as relaciones entre hombres y mujeres y “un tema cultur= al y popular que no puede evitarse ni regularse” (Chacón, J, 2017).

Este estudio tiene como objetivo contribuir a una base empírica q= ue explore la incidencia y el impacto del acoso sexual callejero en Panamá. E= ste trabajo está informado por una revisión de la literatura y una encuesta realizada a una muestra de personas residentes en el área metropolitana de= la Ciudad de Panamá. Esta metodología permite expandir la comprensión sobre= estas dinámicas de violencia, contextualizadas en términos de género.  Los resultados sugieren que el acoso s= exual callejero actúa como un detonante invisible que impacta significativamente= la vida de las personas, en particular a las mujeres y a las personas de la diversidad sexual, aunque esté tan generalizado y normalizado que muchas n= o lo perciben como un problema grave. = El estudio indica que hasta los tipos de acoso considerados menos violentos pu= eden afectar las percepciones de seguridad y decisiones laborales. Este hallazgo destaca la naturaleza insidiosa = del acoso sexual callejero y la necesidad de visibilizarlo como una forma de violencia que requiere atención y acción urgente.

Los resultados también enfatizan la necesidad de posicionar este = tema como un acto de violencia perpetrado mayormente por hombres hacia mujeres y personas de la diversidad sexual El acoso sexual callejero es una intrusió= n que cometen principalmente los hombres en el espacio público, producto en part= e de las tradicionales normas sociales de género que han creado una sociedad con una profunda desigualdad de poder, en donde de forma general, unos ejercen din= micas de control sobre otras o sobre cuerpos feminizados. Reconocer y abordar el acoso sexual callejero como una cuestión de género es crucial para desarr= ollar estrategias efectivas de prevención y apoyo a las víctimas.

La siguiente sección presenta un análisis y síntesis de la lite= ratura relevante, proporcionando un marco teórico para el estudio. Esto es seguid= o por una descripción de la metodología empleada y los resultados obtenidos. Finalmente, se ofrece una discusión y conclusiones que apuntan a la implementación de políticas y programas de intervención para combatir el= acoso sexual callejero y mejorar la seguridad y bienestar de las mujeres y person= as de la diversidad sexual en espacios públicos.

Marco conceptual=

¿Qué entendemos por= acoso sexual callejero?

Formalmente, el acoso sexual callejero se define como una forma de violencia que se manifiesta mediante acciones no deseadas de naturaleza sexual, realizadas en espacios públicos por personas desconocidas en contra de mujeres principalmente, a quienes intimidan, vulneran su dignidad y sus derechos humanos (Gómez, et al, 2022). La literatura apunta a que este es un fenóm= eno donde “uno o más hombres extraños acosan a una o más mujeres” (Di Le= onardo, 1981). Medina y Zapata (2016) y Carvajal (2014) coinciden en que los acosad= ores son “varones” y que buscan con estos actos la dominación y conquista d= e las mujeres. Para este estudio, expandiremos este concepto tomando en cuenta qu= e la masculinidad hegemónica no solo busca dominar a las mujeres sino también = a las personas feminizadas (Astrálaga y Olarte, 2020= ).

= Medina y Zapana (2016) proponen que existe una gama de comportamientos que pueden clasificarse como acoso sexual callejero. En su estudio, los autores hablan= del acoso expresivo, el acoso verbal, y el acoso físico en un extremo, y de persecuciones y exhibicionismo en el otro. El acoso expresivo comprende act= os no verbales como los silbidos, miradas y gestos. Estos comportamientos son insistentes y no se adhieren a las normas de convivencia social, como, por ejemplo, de retirar la mirada luego de unos pocos segundos. 

= Por su parte, el acoso verbal incluye principalmente lo que se conoce como piro= pos. Estas expresiones verbales son ofensivas ya que ocurren sin el consentimien= to de las personas que los reciben. Sin embargo, algunas personas pueden consi= derarlo como algo aceptable o hasta romántico, producto de la normalización de es= te tipo de conductas. El acoso expresivo y verbal pueden llegar a escala en fo= rma de acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo, una experiencia de violencia más severa. Nuevamente, cualquier contacto físico o interacción insistente por parte del acosador que no haya sido consentida por la otra persona es una forma intencional de intrusión.  Este tipo de comportamiento, independientemente de su severidad, tie= nde a ocurrir mayormente en la calle, en el transporte público y en lugares con multitudes de personas- como eventos culturales, artísticos o deportivos (Rosenbaum et. al, 2020).

¿Cuáles son los efe= ctos del acoso sexual callejero?

La literatura académica brinda evidenc= ia de los efectos psicológicos adversos del acoso sexual callejero en sus víctimas. Estos efectos incluyen ansiedad, est= rés postraumático, depresión y una disminución en la autoestima, lo cual pue= de influir directamente en la capacidad de sus víctimas para participar plena= mente en la vida económica y social (Fisher, Cullen & Turner, 2000).<= span lang=3DES-TRAD style=3D'font-size:10.0pt;line-height:115%;font-family:"Time= s New Roman",serif; mso-ansi-language:ES-TRAD'> Swim et al. (2001) encuen= tra que las mujeres que experimentan acoso sexual callejero recurrente reportan niveles más altos de ansiedad y estrés, lo cual puede llevarlas a evitar ciertos espacios públicos o actividades, incluida la búsqueda de empleo o= la asistencia al trabajo.

La exposición continua al acoso sexual callejero también se asocia con síntomas de trastorno de estrés postraum= ático (TEPT) y depresión. Gervais et al. (2011) enco= ntraron que las mujeres que enfrentan acoso sexual callejero con frecuencia tienen = más probabilidades de experimentar síntomas de TEPT y depresión, lo que afect= a su capacidad para mantener el empleo o para participar en el mercado laboral de manera efectiva. Igualmente, la participación de las mujeres en el mercado laboral puede verse significativamente afectada por el acoso sexual callejero. Un estudio de Kearl (2010) encontró que el acoso sexual callejero = es un factor determinante en la decisión de las mujeres de aceptar o rechazar em= pleos en ciertas áreas geográficas. La preocupación por la seguridad personal = y el temor al acoso pueden llevar a las mujeres a evitar trabajos que requieren desplazamientos a través de áreas donde el acoso es prevalente.

En el contexto laboral, la percepción = de inseguridad y el temor constante pueden hacer que las mujeres opten por no trabajar fuera de sus hogares o elijan trabajos que les permitan minimizar = la exposición al acoso. Por ejemplo, en países como India, se ha observado q= ue muchas mujeres prefieren trabajar en empleos informales cerca de sus hogares para evitar el riesgo de acoso durante los desplazamientos (Bhattacharya & Parikh, 2011). Este estudio también enco= ntró que las mujeres que enfrentan acoso sexual callejero tienen menos probabilidades de cambiar de empleo o de buscar ascensos debido al temor de enfrentar situaciones similares en el desplazamiento hacia nuevos entornos laborales. Esto puede resultar en una menor progresión profesional y en una perpetuación de la desigualdad de género en el mercado laboral.

El estrés y la ansie= dad asociados con el acoso sexual callejero pueden afectar negativamente el desempeño laboral. Las mujeres que están constantemente preocupadas por su seguridad pueden tener dificultades para concentrarse en sus tareas y cumpl= ir con sus responsabilidades laborales de manera efectiva. Esto puede llevar a= una disminución en la productividad y afectar sus oportunidades de ascenso y desarrollo profesional. En Lima, Perú, un estudio encontró que el 90% de las mujeres han experimenta= do algún tipo de acoso sexual callejero. Esta prevalencia ha llevado a muchas mujeres a tomar decisiones laborales que las alejan de empleos en áreas percibidas como peligrosas. Este estudio destaca que las mujeres que trabaj= an en turnos nocturnos o en empleos que requieren largos desplazamientos son particularmente vulnerables al acoso, lo que impacta su participación en e= ste tipo de empleos y  quienes aun así aceptan estos empleos ven afectado su desempeño laboral por los niveles de estrés que viven de tener que enfrentar un espacio público hostil camino = a sus espacios laborales  (Villarreal, 2= 015).Este estudio reflejó que en Lima, tal como en = la India, muchas mujeres optan por trabajos que les permiten evitar el transpo= rte público, donde el acoso es frecuente. Esta decisión puede llevarlas a ace= ptar trabajos menos remunerados o a trabajar desde casa, lo que limita sus oportunidades de desarrollo profesional y su independencia económica, similar situación ocurre en Estados Unidos y en Japón. En el caso del primero, un estudio del Instituto de Política de la= Mujer (Falta el año) encontró que el 65% de las mujeres ha experimentado acoso = sexual callejero. En el caso de Japón, 70% de las mujeres han experimentado este = tipo de acoso camino (Kearl, 2010) Ambos estudios co= inciden en que estas conductas influyen en las decisiones laborales de las mujeres, llevándolas a rechazar trabajos que requieren desplazamientos nocturnos o = que están ubicados en áreas urbanas con alta incidencia de acoso. Además, pr= oducto del acoso sexual callejero las mujeres en los sectores de tecnología e ingeniería pueden sentirse disuadidas de asistir a eventos de networking o trabajar en proyectos que requier= en presencia fuera de las horas regulares de trabajo debido al temor al acoso camino a casa, lo que también tiene repercusiones en su desarrollo profesi= onal. (Kearl, 2010).    

= Por su parte, la literatura académica sobre las experiencias de esta forma de violencia y la percepción de seguridad muestra que el acoso sexual calleje= ro crea una sensación constante de inseguridad, lo que lleva a las mujeres a evitar ciertos espacios públicos o modificar sus comportamientos para mini= mizar el riesgo de acoso (Koskela, 1999; Gardner, 199= 5). Esto incluye evitar salir de noche, cambiar rutas habituales y restringir actividades recreativas y sociales (Gargiulo et= al., 2023; Loukaitou-Sideris & Fink, 2009). Estos sentimientos surgen principalmente debido a la naturaleza inva= siva y amenazante del acoso (Tuerkheimer, 1997; Bowm= an, 1993). Aunque pueda parecer menor en comparación con otros tipos de agresi= ón, este tipo de intrusiones envía un mensaje claro de que las víctimas están siempre en riesgo. Este peligro percibido se traduce en una constante vigilancia y miedo, lo que afecta la manera en que las personas interactúa= n con el espacio público (Pain, 1997; Bowman, 1993). Finalmente, la percepción de las víctimas de que las autoridades no toman= en serio las quejas de acoso sexual o no ofrecen una protección adecuada puede aumentar la sensación de inseguridad. La falta de acciones positivas por p= arte de la policía y otras instituciones frente a este tipo de comportamientos = refuerza la idea de que las mujeres y personas feminizadas están solas en su lucha contra el acoso (Gekoski et al., 2017).

= En resumen, la literatura académica revela la gravedad del acoso sexual calle= jero y su impacto en la seguridad y bienestar de las víctimas. Esto apunta a la necesidad de que las autoridades validen la gravedad de estas experiencias y diseñen políticas públicas integrales y específicas para mitigar este p= roblema y promover la equidad de género.

Metodología

¿Cómo se manifiesta el ac= oso sexual callejero en Panamá? ¿Quiénes son sus principales víctimas y victimarios? ¿Cómo afectan las experiencias de acoso sexual callejero la percepción de seguridad de sus víctimas? ¿Qué efectos tiene el acoso sexual callej= ero en el comportamiento de sus víctimas? Para explorar estas preguntas, se diseñó una encuesta que ayudó a operacionalizar variables de interés (en particular, experiencias de acoso sexual callejero, reacciones, respuestas y denuncias)= y un vector de control (como por ejemplo género, edad, orientación sexual y= nivel de independencia económica). Las preguntas del instrumento fueron nutridas= por estudios que han abordado temas similares en Chile, los Estados Unidos y Pa= namá (Gómez, L, et al. 2022; Gervais, S, 2011). El instrumento cuenta con 31 preguntas sobre experiencias de acoso sexual callejero y 6 preguntas sociodemográficas. Una empresa encuestadora admini= stró la encuesta a un panel de personas registradas en su base de datos, que res= iden en el área metropolitana de la Ciudad de Panamá.  Se utilizó una encuesta en línea para aumentar la confidencialidad de la encuesta, reduciendo la tensión que pue= da sentir una persona encuestada presencialmente sobre temas relacionados a ac= oso en espacios públicos.

De las 351 personas que respondieron la encuesta, 49.9% son mujere= s, 48.2% hombres, y 1.9% describieron su género de otra forma o prefirieron no responder (ver Tabla 1). 84.3% se identifican como heterosexuales, 12.2% co= mo lesbianas, gais, bisexuales o describen su orientación sexual de otra forma (LGBO) y = 3.5% prefirieron no contestar. La proporción de personas desempleadas y con est= udios universitarios es superior a la que se reporta a nivel nacional. 60.1% tien= en entre 18 y 34 años, 22.8% entre 35 y 44 años y 17.1% tienen 45 o más añ= os de edad. Aunque esta muestra no es representativa en términos de edad, por lo= que no podríamos extrapolar los resultados a todas las personas que viven en el área metropolitana de la Ciudad de Panamá, sí nos permite explorar las experiencias de personas más jóvenes con relación a otros grupos de edad= es. Esto parte de la suposición de que este grupo tendría más experiencias recientes de este tipo de comportamientos. Finalmente, 59.5% reportaron ser completamente independientes económicamente, 37.3% dependen parcial o completamente de otras personas y 3.2% prefirieron no contestar.=

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 1: Perfil de la muestra (n=3D351)

Característica<= o:p>

% de la muestra<= o:p>

 

Características<= o:p>

% de la muestra<= o:p>

Mujer

49.9%

Estudios universitar= ios y vocacionales (completa o incompleta)

68.4%

Hombre<= o:p>

48.2%

Escuela secundaria (completa o incompleta)

30.8%

Describ= e su género de otra forma

1.9%

Escuela primaria o no cuenta con estudios

0.9%

Heteros= exuales

84.3%

Área de residencia: Panamá Centro

16.5%

LGBO

12.2%

Área de residencia: Panamá Este

14.5%

Prefiri= eron no contestar orientación sexual

3.5%

Área de residencia: Panamá Norte

8.3%

Edad: 1= 8-34

60.1%

Área de residencia: Panamá Oeste

27.9%

Edad: 3= 5-44 años

22.8%

Área de residencia:= San Miguelito

10.8%

Edad: 45 años +

17.1%

Áreas de residencia: Otro

21.9%

Complet= amente independiente económicamente

59.6%

Situación laboral: Empleado/a

71.8%

Parcial= o completamente dependiente económicamente

37.3%

Situación laboral: = No labora actualmente/No aplica

28.2%

Prefiri= eron no responder sobre su nivel de dependencia económica

3.1%

 

 

El proyecto de investigación fue sometido al Comité de Bioética= de la Universidad Santa María la Antigua en Panamá, teniendo, por tanto, un consentimiento informado previo de las y los participantes del estudio.

Resultados

¿Quiénes experimentan acoso sexual callejero?<= /span>

Los resultados confirman que el acoso sexual callejero es un probl= ema que afecta predominantemente a las mujeres y personas de la diversidad sexu= al. Cuando se pregunta directamente si han sufrido acoso sexual callejero, el 7= 5.4% de las mujeres responde afirmativamente (Tabla 2). Esta cifra aumenta al 93= .7% cuando se les proporciona una lista de 8 comportamientos considerados acoso sexual callejero. En comparación, el 39.1% de los hombres reporta haber si= do acosado sin la lista de comportamientos, incrementándose al 67.5% con la l= ista.

La orientación sexual también juega un papel significativo. Las personas heterosexuales reportan una menor incidencia de acoso (55.4% sin l= a lista de 8 comportamientos, 79.4% con la lista) en comparación con las personas lesbianas, gays, bisexuales y que describen su orientación sexual de otra forma (LGBO). Para este grupo, la incidencia es= de 69.8% sin lista y 88.4% con lista. Dentro de estos grupos, las mujeres LGBO= son las más afectadas, con un 88.9% reportando acoso sin lista y un 94.4% con lista. Los hombres LGBO también reportan una mayor incidencia (50% sin lis= ta, 80% con lista) en comparación con los hombres heterosexuales (36.3% sin li= sta, 64.4% con lista). Aunque estas diferencias combinadas entre género y orientación sexual no son estadísticamente significativas y adolecen de la posibilidad de cruzarlo con la expresión de género son presentadas para b= rindar luces sobre las particularidades del acoso que podrían estar sufriendo los hombres. En específico, la encuesta muestra que en efecto los hombres experimentan acoso sexual callejero. Pero, al añadirle el elemento de orientación sexual entendemos= que parte de estas dinámicas incluyen entre sus víctimas a hombres que no res= ponden a las normas heteronormativas.

Tabla 2 I= ncidencia de acoso por género y orientación sexual

Persona entrevistada de acuerdo al género y orientación sexual=

Acoso-<= /span>

sin lis= ta de comportamientos

Acoso =

con lis= ta de comportamientos

Mujer

75.4%***<= /p>

93.7%***<= /p>

Hombre

39.1%***<= /p>

67.5%***<= /p>

Heterosexual

55.4%

79.4%***<= /p>

LGBO

69.8%

88.4%***<= /p>

Mujer heterosexual

74.0%

93.3%

Mujer LGBO

88.9%

94.4%

Hombre heterosexual

36.3%

64.4%

Hombre LGBO

50%

80%

***Dife= rencias estadísticamente significativas al 99%.

¿Son los acosadores mayormente hombres, como lo indica la literatura? La muestra parece confirmarlo, pero con muy diferentes percepciones por género y orientación sexual. Las mujeres reportan que la= gran mayoría de las intrusiones a su espacio personal fueron cometidas por homb= res (ver Tabla 3). Esto se mantiene para tanto las mujeres heterosexuales como = de la diversidad sexual. Los hombres, en particular los hombres heterosexuales, reportan que cualquier persona puede cometer actos de acoso sexual callejer= o, reflejando los comentarios y percepciones sobre estas dinámicas que se lee= n y escuchan por redes sociales y medios de comunicación tradicionales. <= /o:p>

Tabla 3= . Género de las personas que cometen el acoso – por género y orientación sexual<= o:p>

Persona entrevistada de acu= erdo al género u orientación sexual

Acosador fue hombre

Acosado= ra fue mujer

Tanto hombres como mujeres

Mujer***

88.4%

0.6%

11.0%

Hombre***

 27.2%

21.1%

50.9%

Heterosexual

 61.7%

9.4%

28.5%

LGBO

 68.4%

5.3%

26.3%

Mujer heterosexual

 89.3%

0.7%

10.0%

Mujer LGBO

 76.5%

0.0%

23.5%

Hombre heterosexual**

 21.1%

22.1%

55.8%

Hombre LGBO**

 62.5%

12.5%

25.0%

***Diferencias estadísticamente significativas = al 99%.

**Diferencias estadísticamente significativas al 95%.

La encuesta nos permite explorar cómo varía la incidencia del ac= oso sexual callejero considerando las variables edad, nivel de estudios, nivel = de independencia económica y lugar de residencia. Sin embargo, la variable ed= ad y nivel de independencia económica no marcan diferencias estadísticamente significativas. Esto señala que nuestra suposición inicial de que habría= una tendencia a que estos comportamientos los experimentarían más frecuente o recientemente personas más jóvenes no encuentra sustento empírico. Por o= tra parte, el nivel de estudios se revela como una variable clave. El área de residencia es una variable relevante para la pregunta con la lista de comportamientos.   En efecto, el = nivel de estudios muestra diferencias significativas. En personas con estudios universitarios, el 62.1% reporta haber sufrido acoso sexual callejero sin la lista de comportamientos, aumentando al 84.3% con la lista (ver Tabla 4). En cambio, el 49.1% de las personas con estudios secundarios y/o primarios rep= orta acoso sin la lista, incrementándose al 74.1% con la lista de comportamient= os, también con una diferencia significativa. Estas diferencias por nivel de estudio son estadísticamente significativas, indicando una mayor concientización sobre lo que constituye acoso sexual entre personas con fo= rmación universitaria. Esto sugiere que las campañas de concientización deben enf= ocarse en los niveles educativos secundarios y primarios para aumentar el reconocimiento de estos comportamientos.

El área de residencia también revela diferencias significativas = con la enumeración de la lista de comportamientos. Por ejemplo, en Panamá Centro= , el 56.9% reporta acoso sin la lista, aumentando al 75.9% con la lista, una diferencia significativa al 95%. Igualmente, en San Miguelito, el 63.2% rep= orta acoso sin la lista y el 81.6% con la lista. 

 Ambas tablas muestran claramente que proporcionar una lista de comportamientos considerados como acoso sexual callejero aumenta significativamente el reporte de estos incid= entes. Esto sugiere que muchas personas no reconocen ciertos comportamientos como acoso hasta que se les explicita. En todas las categorías estudiadas, el porcentaje de personas que reportaron acoso aumentó cuando se les proporci= onó la lista de comportamientos.

Tabla 4. Incidencia de acoso por nivel de estudios y área de residencia<= /o:p>

 

Persona entrevistada de acu= erdo con el nivel de estudios y ubicación. 

Acoso-<= o:p>

sin lis= ta de comportamientos

Acoso =

con lis= ta de comportamientos

Estudios Universitarios

62.1%**

84.3%*

Estudios secundarios y/o primarios<= /span>

49.1%**

74.1%*

Panamá Centro

56.9%

75.9%**

Panamá Este

49.0%

72.5%**

Panamá Norte

51.7%

62.1%**

Panamá Oeste

72.4%

87.8%**

San Miguelito

63.2%

81.6%**

** Diferenci= as estadísticamente significativas al 95%

*   Diferencias estadísticamente signif= icativas al 90%<= /span>

Tipologías de acoso sexual callejero

Adaptando las tipologías de Medina y Zapata (2016), agrupamos los compartimientos de acoso sexual callejero en dos grupos: "silbidos, miradas y piropos" y "acercamientos, agarrones, punteo y exhibicionismo". La tabla 5 muestra la incidencia por género y orient= ación sexual.  Nuevamente, la variable g= énero es la que muestra el mejor desempeño para ayudarnos a explicar estas diná= micas. Para el primer tipo de comportamientos ("silbidos, miradas y piropos"), las mujeres reportan una incidencia del 91.4%, significativamente más alta que la de los hombres, que es del 60.4%. En términos de orientación sexual, las personas LGBO reportan una incidencia= del 83.7%, superior al 75.0% de las personas heterosexuales, pero estas diferen= cias no son estadísticamente significativas. Las mujeres heterosexuales y LGBO reportan incidencias del 90.7% y 94.4%, respectivamente. En el caso de los hombres, los heterosexuales reportan un 58.9% y los hombres LGBO un 70.0%.<= o:p>

En cuanto al segundo tipo de comportamientos ("acercamientos, agarrones, punteo y exhibicionismo"), el 33.1% de las mujeres reportan haberlos sufrido, en comparación con el 23.1% de los hombres. Esta diferen= cia es menos marcada que en el primer grupo, pero aún significativa. Las perso= nas LGBO reportan una mayor incidencia (44.2%) que las heterosexuales (26.4%), = con diferencias estadísticamente significativas al 95%. Las mujeres LGBO repor= tan una incidencia del 38.9%, ligeramente superior al 32.7% de las mujeres heterosexuales, pero estas diferencias no son estadísticamente significati= vas. Entre los hombres, los heterosexuales reportan una incidencia de 19.9% y los hombres LGBO de un 40.0%. Estos resultados destacan que el acoso sexual callejero afecta mayoritariamente a las mujeres. Sin embargo, las personas = LGBO reportan una tasa más alta de experiencias de acercamientos, agarrones, pu= nteos y exhibicionismo que las mujeres (33.1% v 44.2%).

Tabla 5. = Tipos de acoso sexual callejero – por género y orientación sexual<= /i>

Persona entrevistada de acu= erdo al género y a la orientación sexual

Silbido= s, miradas, piropos

Acercam= ientos, agarrones, punteo, exhibicionismo

Mujer

91.4%***<= /p>

33.1%**

Hombre

60.4%***<= /p>

23.1%**

Heterosexual

75.0%

26.4%**

LGBO

83.7%

44.2%**

Mujer heterosexual

90.7%

32.7%

Mujer LGBO

94.4%

38.9%

Hombre heterosexual

58.9%

19.9%

Hombre LGBO

70.0%

40.0%

***Diferenci= as estadísticamente significativas al 99%

** Diferenci= as estadísticamente significativas al 95%

La tabla 6 proporciona un desglose similar para estos dos tipos de acoso sexual callejero por nivel de estudios y área de residencia. En tér= minos de nivel educativo, el 79.6% de las personas con estudios universitarios reportaron haber experimentado acoso en forma de "silbidos, miradas y piropos". Este porcentaje disminuye al 69.8% entre aquellos con estudi= os secundarios y/o primarios, esta diferencia con una significancia estadísti= ca del 95%. Para el segundo tipo de comportamientos ("acercamientos, agarrones, punteo y exhibicionismo"), el 31.5% de las personas universitarias reportaron haberlos sufrido, comparado con el 23.3% de aquel= las personas con estudios secundarios y/o primarios, igualmente significativo al 90%.

En cuanto a la residencia, en San Miguelito, el 76.3% reporta haber sufrido "silbidos, miradas y piropos" y Panamá Oeste muestra el porcentaje más alto, con un 85.7%. Para "acercamientos, agarrones, pu= nteo y exhibicionismo", las diferencias entre áreas de residencia no son estadísticamente significativas. Igualmente, se intentó perfilar estos ti= pos de acoso por edad e independencia económica, pero los resultados no fueron estadísticamente significativos. 

 

 

 

 

 

Tabla 6. = Tipos de acoso sexual callejero – por nivel de estudio y área de residencia

Persona entrevistada de acu= erdo con el nivel de estudios y ubicación.

Silbido= s, miradas, piropos

Acercam= ientos, agarrones, punteo, exhibicionismo

Estudios Universitarios

79.6%**

31.5%*

Estudios secundarios y/o primarios<= /span>

69.8%**

23.3%*

Panamá Centro

72.4%**

27.6%

Panamá Este

68.6%**

29.4%

Panamá Norte

58.6%**

29.6%

Panamá Oeste

85.7%**

44.7%

San Miguelito

76.3%**

23.4%

** Diferenci= as estadísticamente significativas al 95%

*   Diferencias estadísticamente signif= icativas al 90%

La intensidad o frecuencia de las experiencias de acoso sexual callejero varía por su tipo. Por ejemplo, 18.2% de las personas que report= aron haber recibido “silbidos, miradas y piropos” refirieron experimentar es= tas conductas en los espacios públicos varias veces al día o una vez al día.= Esta proporción es del 24.5% para el tipo conductas que implica mayores niveles= de violencia, incluyendo violencia física, los acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo.  Los resultados mu= estran que a pesar de que menor proporción de las personas encuestadas experiment= a el segundo tipo de acoso, suceden con más frecuencia.

Por otro lado, los resultados también reflejan los lugares de may= or ocurrencia de las conductas de acoso sexual callejero. 64.2% de las experiencias de silbidos, miradas y piropos ocurren en el transporte públi= co y en la calle; el 25% en eventos culturales y artísticos. Por su parte, 50.5= % de los acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo ocurren en transporte público y la calle, y 30.7% en eventos culturales y artísticos.     =

En la encuesta se exploró también la respuesta de las personas f= rente al acoso sexual callejero, así como los efectos que estas conductas tenía= n en sus decisiones cotidianas vinculadas al uso del espacio público.  A continuación, se reflejan estos res= ultados:

Tabla 7 – = Respuestas al acoso -por género

Tipo de acoso

Género de la persona entrevistada

Tipo de respuesta al acoso sexual callejero

Lo igno= ro porque me siento intimidada/o

Lo igno= ro porque no me importa

Pongo c= ara de disgusto, enojo, y otra expresión no verbal

Otras reacciones

Silbidos, miradas y piropos***

 

Mujer

20.6%

40.0%

30.6%

8.8%

Hombre

10.8%

63.7%

8.8%

16.7%

Acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo***

Mujer

19.8%

51.9%

25.5%

2.8%

Hombre

8.0%

68.0%

9.3%

14.7%

***Diferenci= as estadísticamente significativas al 99%.

La tabla 7 revela las diferentes respuestas de hombres y mujeres a= las dos grandes categorías de tipos de acoso sexual callejero que hemos agrupa= do en este estudio, ambas con diferencias estadísticamente significativas al 99%= . En el caso de "silbidos, miradas y piropos", el 20.6% de las mujeres indicó que ignoran el acoso porque se sienten intimidadas, mientras que el 40.0% lo ignora porque no les importa. Un 30.6% de las mujeres pone cara de disgusto, enojo u otra expresión no verbal, y un 8.8% manifiesta otras reacciones. Los hombres, por otro lado, ignoran el acoso en un 10.8% debido= a intimidación y en un 63.7% porque no les importa. Solo el 8.8% de los homb= res responde con una expresión no verbal de disgusto. Para "acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo", el 19.8% de las mujeres ignora el acoso por sentirse intimidadas y el 51.9% porque no les importa. Un 25.5% muestra una expresión no verbal de disgusto y un 2.8% tiene otras reaccion= es. En contraste, el 8.0% de los hombres ignora el acoso por intimidación y el 68= .0% porque no les importa. Solo el 9.3% de los hombres muestra disgusto. La encuesta también refleja que de las personas que experimentaron "acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo", solo dos personas (ambas mujeres) presentaron una denuncia. En la categoría de "silbidos, miradas y piropos", tres personas presentaron denuncia= s, incluyendo dos mujeres y un hombre. Estos datos sugieren una baja tendencia= a denunciar el acoso sexual callejero, destacando la normalización de esta f= orma de violencia, desconfianza en el sistema o una falta de recursos para abord= ar adecuadamente estos incidentes en las respuestas de las personas entrevista= das.

Tabla 8= – Efectos en percepción de seguridad – por tipo de acoso sexual callejero

Tipo de acoso sexual callejero con y sin su vivencia<= /span>

Efectos= en percepción de seguridad

Sí me siento seguro/a caminando en espacios públicos

No me siento seguro/a caminando en espacios públicos=

No sabe/Prefiero no responder

Silbidos, miradas y piropos***

 

 

40.3%

51.9%

7.8%

Sin experiencias de silbidos, miradas y piropo= s***

59.0%

31.3%

9.7%

Acercamientos, agarrones, punteos y exhibicion= ismo

38.6%

53.5%

7.9%

Sin experiencias de acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo

47.2%

44.4%

8.4%

***Diferenci= as estadísticamente significativas al 99%.

La tabla 8 muestra el efecto del acoso sexual callejero en la percepción de seguridad al caminar en espacios públicos, diferenciando en= tre los tipos de acoso experimentados. Aunque no se reportan diferencias estadísticamente significativas por género, los resultados sugieren que el impacto de estos comportamientos en la percepción de seguridad es generali= zado, afectando a todas las personas por igual. Además, estos resultados pueden indicar que la percepción de seguridad es afectada por otras variables que= no son consideradas en la encuesta.

Para las personas que han experimentado "silbidos, miradas y piropos”, el 40.3% se siente segura caminando en espacios públicos, mien= tras que el 51.9% no se siente segura. En contraste, aquellos sin experiencias de este tipo de acoso muestran una percepción de seguridad significativamente mayor: el 59.0% se siente seguro, el 31.3% no se siente seguro y el 9.7% prefirió no responder. Estas diferencias son estadísticamente significati= vas al 99%.

En cuanto a los "acercamientos, agarrones, punteos y exhibicionismo", el 38.6% de las personas que han sufrido este tipo de acoso se siente seguras en espacios públicos, mientras que el 53.5% no. Aquellos sin experiencias de estos comportamientos muestran una mejor perce= pción de seguridad: el 47.2% se siente segura, el 44.4% no se siente seguro. Aunq= ue se anticipaba que este segundo tipo de acoso tuvieran un efecto más determinante en la percepción de seguridad, las diferencias no resultaron estadísticamente significativas. 

Tabla 9= – Efectos en uso de espacios públicos – por tipo de acoso sexual callejero= y género

Tipo de acoso sexual callejero

Género= de las personas entrevistadas

Evito lugares, salir

Restrin= jo mis salidas

Ha afec= tado o modificado mis decisiones laborales

Silbido= s, miradas y piropos

Mujer

28.1%

27.5%**

29.4%***<= /p>

Hombre

6.9%

3.0%

15.7%***<= /p>

Acercam= ientos, agarrones, punteos y exhibicionismo

Mujer

37.9%**

37.9%***<= /p>

34.5%*

Hombre

12.8%**

3.1%***

10.3%*

***   Diferencias estadísticamente significativas al 99%

** Diferencias estadísticamente significativas = al 95%

*Diferencias estadísticamente significativas al= 90%

Por último, la tabla 9 ilustra los efectos del acoso sexual calle= jero en el uso de espacios públicos, desglosado por tipo de acoso y género. Se observa que las mujeres reportan un impacto significativamente mayor en comparación con los hombres en todas las categorías analizadas. Para el t= ipo de acoso "silbidos, miradas y piropos", el 28.1% de las mujeres evit= an lugares y salir, el 27.5% restringen sus salidas (con diferencias significativas al 95%) y el 29.4% ha modificado sus decisiones laborales (significativo al 99%). Entre los cambios que se reportaron, el más común= fue el de cambiar los recorridos habituales hacia el trabajo para evitar que se repita una situación de acoso sexual callejero.

En contraste, solo el 6.9% de los hombres evita lugares y salir, el 3.0% restringe sus salidas y el 15.7% ha modificado sus decisiones laborales (este último también significativo al 99%). En cuanto a "acercamient= os, agarrones, punteos y exhibicionismo", el 37.9% de las mujeres evita lugares y salir (significativo al 95%), el 37.9% restringe sus salidas (significativo al 99%) y el 34.5% ha modificado sus decisiones laborales (significativo al 90%). Los hombres, por otro lado, reportan un 12.8% en ev= itar lugares y salir (significativo al 95%), un 3.1% en restringir sus salidas (significativo al 99%) y un 10.3% en modificar decisiones laborales (significativo al 90%). Estos datos confirman que, aunque el acoso sexual callejero afecta tanto a hombres como a mujeres, son las mujeres quienes reportan un mayor impacto en su comportamiento y decisiones cotidianas.  En este caso, como anticipábamos, los comportamientos que hemos catalogado como más severos producen efectos negativos en el uso del espacio público en más mujeres que los “silbido= s, miradas y piropos”.

Discusión

= Los resultados confirman que, así como otras partes del mundo estudiadas en el marco conceptual, el problema del acoso sexual callejero en Ciudad de Panam= á afecta predominantemente a las mujeres y personas de la diversidad sexual. Cuando = se pregunta directamente si han sufrido acoso sexual callejero, el 75.4% de las mujeres responde afirmativamente, cifra que aumenta al 93.7% con una lista = de comportamientos específicos. En comparación, al 39.1% de los hombres repo= rta acoso sin la lista, incrementándose al 67.5% con la lista. Estos resultado= s son congruentes con estudios previos que indican que las mujeres son más prope= nsas a ser víctimas de acoso en espacios públicos (Bowman, 1993; Tuerkheimer, 1997). La orientación sexual también juega un papel significativo. Las pe= rsonas heterosexuales reportan una menor incidencia de acoso, en comparación con = las personas de la diversidad sexual. Dentro de estos grupos, las mujeres lesbi= anas, bisexuales y que describen su orientación sexual de otra forma son las más afectadas. Los hombres de la diversidad sexual también reportan una mayor incidencia en comparación con los hombres heterosexuales. Aunque estas diferencias combinadas no son estadísticamente significativas, reflejan patrones similares encontrados en estudios previos, donde las personas hete= rosexuales reportan tasas más bajas de acoso (Pain, 1997; Davidson & Chesney-Lind, 2016). =

= Igual de relevante, la encuesta confirma que la mayoría de las personas acosador= as son hombres. Sin embargo, los hombres heterosexuales tienden a percibir que= el acoso puede venir tanto de hombres como de mujeres. Pero para más del 88% = de las mujeres los actos de acoso sexual callejero son cometidos exclusivamente por hombres. Una manera de levantar conciencia sobre la incidencia, natural= eza y efectos de esta forma de violencia es el uso del “término intrusión p= or hombres en espacios públicos” al describir esta forma de violencia de género.  Esto dejaría atrás las ambigüedades que la normalización de estos comportamientos le ha brindado= a la palabra acoso. En su lugar, la intrusión implica la apropiación, sin consentimiento ni derecho, de una persona, de su cuerpo y de su espacio individual, en un espacio público, por parte de un hombre. Esto deja en cl= aro la naturaleza e impacto potencial de estos actos.

= Los lugares de mayor ocurrencia del acoso sexual callejero en Panamá son espac= ios públicos de uso indispensable de las personas, para realizar sus actividad= es diarias, como lo son el transporte público y la calle. Lo que, ante su frecuencia, puede generar que sus víctimas creen una especie de resignaci= n y enfrenten la calle a pesar de percibirla insegura por sus experiencias de acoso. 

= Por su parte la edad y el nivel de independencia económica no resultaron ser factores determinantes en la incidencia de esta intrusión, lo cual difiere= de algunas expectativas iniciales en este estudio, pero es congruente con inve= stigaciones que no encuentran una correlación directa entre estas variables y este tip= o de acoso (Loukaitou-Sideris & F= ink, 2009). Por otro lado, el nivel de estudios y el área de residencia sí mue= stran diferencias significativas. Las personas con estudios universitarios y aque= llas que residen en áreas como Panamá Centro y San Miguelito reportan mayores incidencias de acoso cuando se proporciona una lista de comportamientos, lo= que sugiere una mayor concientización en estas poblaciones. Los resultados por= área de la ciudad de Panamá señalan una interesante extensión de este estudio= , donde se exploren las diferencias sociodemográficas de estas áreas y percepcion= es de nivel de seguridad y de uso de espacio público.

= Las respuestas a este tipo de intrusión también revelan diferencias significa= tivas entre géneros y los tipos de comportamientos estudiados. Las mujeres tiend= en a evitar lugares y restringir sus salidas en mayor medida que los hombres, lo cual está alineado con estudios que documentan cómo estas experiencias li= mitan la libertad de movimiento de las mujeres y afecta su percepción de segurid= ad en espacios públicos (Day, 2001; Koskela, 1999). = Además, los tipos de intrusión más invasivos, como acercamientos y agarrones, tie= nen un impacto más pronunciado en las mujeres, afectando sus decisiones laborales= y su derecho al disfrute de espacios públicos (Gekoski et al., 2017).

A pesar de que los resultados sugieren un impacto en las decisiones laborales= , la literatura internacional nos hacía anticipar un impacto mucho más alto. E= sta diferencia se debe en parte a cuán generalizadas se encuentran este tipo de comportamientos en Panamá y la falta de legislación para regularla. A la = vez, también es señal del desarrollo por parte de las mujeres de estrateg= ias efectivas para enfrentar y minimizar el impacto de estas intrusiones en sus decisiones laborales. Estas estrategias van más allá de cambiar sus rutas= de desplazamiento, y pueden resultar costosas. Por ejemplo, una manera de evit= ar este tipo de agresión es comprando un carro, u organizarse para moverse en grupos para aumentar su seguridad. La resiliencia personal y la capacidad d= e manejar el estrés también pueden mitigar el impacto del acoso en su participación laboral (Bowman, 1993). En todo caso, esto representa una situación donde = el costo de participación en el mercado laboral es más alto para las mujeres= que para los hombres y pudiera implicar no aceptar oportunidades laborales en determinados espacios y horarios de trabajo, poniéndolas en una condición= de competencia desigual.

 

Conclusión, recomendaciones y buenas prácticas de políticas públicas

El acoso sexual callejero es un tipo de violencia con una alta incidencia en mujeres y personas LGBO en la Ciudad de Panamá. Ocurre principalmente en transportes públicos, en la calle y en e= ventos culturales y artísticos. La vivencia de este tipo de acoso genera efectos = en sus víctimas tales como: percepciones de mayor inseguridad; miedo; limitac= ión del uso del espacio público o uso del mismo en estado de alerta constante;= e influye en sus decisiones laborales en cuanto a la no aceptación de trabaj= os remunerados fuera de casa o en determinados horarios, e incluso en la posibilidad de participar en actividades laborales fuera de horarios que contribuirían a su desarrollo profesional.

Para abordar el problema del acoso sexu= al callejero, es esencial que los gobiernos, las organizaciones no gubernament= ales y el sector privado encuentren sinergias para implementar políticas y estrategias que creen entornos seguros y que mitiguen la incidencia y efect= os de este tipo de intrusión de los hombres en la vida de las mujeres y perso= nas LGBO en los espacios públicos.

Las intervenciones efectivas pueden inc= luir políticas criminológicas desde una perspectiva legal y social. Por ejempl= o, legislación con descripción de estas conductas y con sanciones atendiendo a la graveda= d de los hechos; acciones preventivas desde edades tempranas, que permitan deconstruir las normas sociales de género tradicionales que mantienen prá= cticas dominantes y de control de los hombres frente a mujeres y personas LGBO; ca= mpañas de concienciación pública permanente; medidas en el transporte público c= omo (botones de pánico, líneas de denuncia, monitoreo de los casos de acoso s= exual, formación a conductores/as y personal de seguridad de los servicios de transporte y sensibilización a pasajeras/os para reconocer estos actos); el diseño de infraestructura pública con enfoque de género (iluminación en= calles, aceras peatonales, paradas de transporte y espacios deportivos y de recreación); asegurar presencia de seguridad formado y sensible sobre el t= ema en lugares con mayor afluencia de personas o mayores riesgos de ocurrencia = del acoso sexual callejero  y en horar= ios nocturnos; y el uso de la tecnología para aumentar la seguridad.

Solo a través de un enfoque multidisci= plinario y coordinado se puede esperar reducir el impacto de estos comportamientos e= n la vida de las mujeres tanto en la posibilidad de que puedan gozar plenamente = del espacio público como en el ámbito laboral y avanzar hacia una mayor igual= dad de género. Existen buenas prácticas que vale la pena resaltar como referenci= a. Por ejemplo, en Francia, la ley contra el acoso sexual callejero, implementada = en 2018, permite a las autoridades imponer multas a los acosadores en el acto. Esta medida tiene como objetivo disuadir el acoso y mejorar la seguridad de= las mujeres en espacios públicos, lo que podría tener un efecto positivo en su participación laboral (European Union Agency for Fundamental Rig= hts, 2014). En Egipto, la campaña "HarassMap&q= uot; ha utilizado plataformas digitales para permitir a las mujeres reportar incide= ntes de acoso y mapear áreas peligrosas. Estas iniciativas no solo aumentan la visibilidad del problema, sino que también empoderan a las mujeres al proporcionarles información y recursos para enfrentar el acoso (Abdelmonem & Galán, 2017). Las campañas de concienciación también deben incluir esfuerzos para educar a los hombres = sobre el impacto de estas intrusiones en la vida de las mujeres y personas LGBO y fomentar el apoyo de la comunidad para actividades de prevención y de resp= uesta. Al crear una cultura de intolerancia hacia esta forma de violencia, estas campañas pueden contribuir a un entorno más seguro para todas las persona= s.

Finalmente, algunas empresas han implementado políticas de tolerancia cero hacia el acoso sexual y han proporcionado capacitación a sus empleados y empleadas sobre cómo preveni= r y responder al acoso. Empresas en sectores como la tecnología y el transporte están explorando formas de utilizar la tecnología para aumentar la seguri= dad, como aplicaciones de seguridad personal y sistemas de monitoreo en tiempo r= eal (Livingston, Rosette & Washington, 2019). L= as empresas también pueden apoyar a sus trabadores y trabajadoras proporciona= ndo transporte seguro y promoviendo horarios de trabajo flexibles.  

Investigaciones futuras podrían enfoca= rse en evaluar la eficacia de las intervenciones actuales y explorar nuevas estrategias para abordar este problema persistente en Panamá. Igualmente, = es crucial continuar recopilando datos por medios de encuestas y focus groups a nivel naci= onal con una distribución más representativa en términos de edad, nivel de educac= ión y grupos de la diversidad sexual. Esto nos ayudaría a comprender mejor las variaciones en la prevalencia y el impacto de estas intrusiones en diferent= es contextos culturales. económicos y sociodemográficos dentro de Panamá. S= olo con un conocimiento profundo y una acción concertada se puede comenzar a mitig= ar el impacto de esta forma de violencias en las vidas de las mujeres y personas = de la diversidad sexual.

Agradecimientos

El presente artículo es resultado del Proyecto de Investigación El acoso sexual callejero y el derecho al espacio público de las mujeres en Panamá, financiado por el fondo de I+D+I de la Universidad Santa María La Antigua de Panamá, a la cual le agradecemos po= r la oportunidad. Al mismo tiempo, ofrecemos un agradecimiento especial a las personas que participaron en la encuesta de forma desinteresada, así como = a los estudiantes José Jauregui y Luzmery Sucre por = sus contribuciones en el proceso de investigación.

Conflicto de interese= s

Los autores declaran la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole. Lo señalado en este texto es responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente las opiniones de su empleador.

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Perspectiva comparativ= a México y Panamá369-3751 ------=_NextPart_01DAFE22.FDA40920 Content-Location: file:///C:/1E4AA3BA/003Stanziola&Reyes-Arauz_archivos/props008.xml Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/xml ------=_NextPart_01DAFE22.FDA40920 Content-Location: file:///C:/1E4AA3BA/003Stanziola&Reyes-Arauz_archivos/themedata.thmx Content-Transfer-Encoding: base64 Content-Type: application/vnd.ms-officetheme UEsDBBQABgAIAAAAIQDp3g+//wAAABwCAAATAAAAW0NvbnRlbnRfVHlwZXNdLnhtbKyRy07DMBBF 90j8g+UtSpyyQAgl6YLHjseifMDImSQWydiyp1X790zSVEKoIBZsLNkz954743K9Hwe1w5icp0qv 8kIrJOsbR12l3zdP2a1WiYEaGDxhpQ+Y9Lq+vCg3h4BJiZpSpXvmcGdMsj2OkHIfkKTS+jgCyzV2 JoD9gA7NdVHcGOuJkTjjyUPX5QO2sB1YPe7l+Zgk4pC0uj82TqxKQwiDs8CS1Oyo+UbJFkIuyrkn 9S6kK4mhzVnCVPkZsOheZTXRNajeIPILjBLDsAyJX89nIBkt5r87nons29ZZbLzdjrKOfDZezE7B /xRg9T/oE9PMf1t/AgAA//8DAFBLAwQUAAYACAAAACEApdan58AAAAA2AQAACwAAAF9yZWxzLy5y ZWxzhI/PasMwDIfvhb2D0X1R0sMYJXYvpZBDL6N9AOEof2giG9sb69tPxwYKuwiEpO/3qT3+rov5 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Invest. Pens. Crit. (ISSN 1812-3864; eISSN 2644-4119)

Vol. 12,= No. 3, Septiembre – Diciembre 2024. pp. 21-36

DOI: https://doi.org/10.37387= /ipc.v12i3.390

Artículo Científico

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