MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01DB603E.71932870" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como "archivo de almacenamiento web". Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos. ------=_NextPart_01DB603E.71932870 Content-Location: file:///C:/0D2ADC49/004RamosPerez,etal.(Comunicacioncorta).htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="utf-8"
Los juegos como motor de desarrollo y formació=
n en
la infancia
Play as an engine of development and educa=
tion
in early childhood
Rita Liss Ramos Pérez1*
1 Universidad de Panamá, Facultad de Humanidades, Departame=
nto
de SociologÃa, Panamá.
2 Universidad de Panamá, Instituto de Estudios Nacionales,
Panamá.
3 Universidad de Panamá, Instituto de Derechos humanos, jus=
ticia
y paz, Panamá
4 Centro de
Investigaciones CientÃficas de Ciencias Sociales (CENICS), Panamá.
*Autor por correspondencia: Rita Liss Ramos Pér=
ez, rlrp18=
90@hotmail.com
Recibido: 08 de mayo de 2024
 Acepta=
do: 18
de noviembre de 2024
Resumen
Datos obtenidos de UNICEF señalan que más de 1.500 millones de niÃ=
±os y
jóvenes se vieron afectados por el cierre de las escuelas en todo el mundo
durante los inicios de la pandemia por COVID-19. Muchos de ellos tomaron sus
clases virtuales y socializaban cada vez más a través de internet. Esto e=
n gran
medida imposibilitó las formas habituales de interactuar con otros niños o
niñas haciendo que este tiempo confinados - ya sea total o parcialmente-
vulnerase hasta cierto punto sus derechos. La sobre exposición a la tecnol=
ogÃa
como forma de interacción con otros, sobre todo para los que estaban en las
urbes, les hacÃa vulnerables a los peligros de la red. En este artÃculo
abordaremos como los juegos y sitios de esparcimientos que fueron limitados
durante la pandemia siguen siendo fundamentales en el desarrollo y formaciÃ=
³n de
los niños sobre todo en esos primeros años de la infancia.
P=
alabras=
clave:Â infancia, desarrollo,
juegos, formación, confinamiento.
Abstract
UNICEF data indi=
cate
that more than 1.5 billion children and young people were affected by the
closure of schools around the world during the onset of the COVID-19 pandem=
ic. Many of them took their virtual classes=
and
socialized more and more through the internet. This made it lar=
gely
impossible to interact with other children by causing this time in confinem=
ent
- either totally or partially, to violate their rights to some extent.
Over-exposure to technology as a form of interaction with others, especially
those in cities, made them vulnerable to network hazards. In this article we
will address how the games and recreation sites that were limited during the
pandemic remain fundamental in the development and training of children
especially in those early years of childhood.
K=
eywords: childhood, development, g=
ames,
training, lockdown.
Introducción
El juego se ha
configurado a través de la historia como la actividad principal ejecutada =
por
los niños y niñas por excelencia y la forma en la que ellos se vinculan c=
on su
entorno. Tener la posibilidad de jugar tiene incidencias en el desarrollo
motor, social y cognoscitivo del niño; además de que organiza los element=
os
psÃquicos de la personalidad y es la puerta de entrada a entender el mundo=
que
nos rodea desde la primera infancia (Larrabure y Paoli=
cch,
2018).
El estilo de ap=
ego,
las relaciones y la manera en la que estas se construyen hasta llegar a la
adultez empiezan su desarrollo en el juego, en donde se expresan conflictos
emocionales, duelos y se integran conceptos novedosos que van tomando lugar=
en
la vida del niño desde el inicio (Andrade, 2020; p. 134). El juego se enti=
ende
como la única herramienta que lleva al niño a desarrollar un Yo autónomo=
con
respecto al entorno y a colocarse como sujeto activo y agente.
Las caracterÃs=
ticas
del juego históricamente están ligadas a una relación real persona-ambie=
nte que
modifica estructuras internas en el individuo y moldea relaciones sociales,=
lo
cual nos lleva a cuestionarnos acerca de los efectos que puede tener a nivel
individual y colectivo el reemplazo de este estilo de juego por otro que
promueve la individualidad, la inmediatez y el sedentarismo.
El confinamiento
causó en muchos niños episodios de ansiedad, estrés y todo tipo de emoci=
ones
que no necesariamente pudieron ser expresadas con palabras y eran llevadas =
al
acto en distintas instancias; además de reflejarse un aumento en situacion=
es
conductuales como falta de apego, distracción e irritabilidad (Ochoa-Fuent=
es,
Gutiérrez-Chablé, Méndez-MartÃnez, GarcÃa-Flores & Ayón-Aguilar, =
2022). Las
medidas que tuvieron que tomarse por la aparición del COVID-19 modificaron=
de
gran forma los ambientes familiares y los recursos disponibles necesarios p=
ara
el desarrollo sano de niños y adolescentes; además de las tensiones cread=
as por
los cambios en el trabajo de los padres y las modificaciones en cuanto a la=
metodologÃa
escolar y las relaciones con sus pares (Mangué, Muñoz, López, Padilla y
Palanca, 2020). Tomando en cuenta=
que
las necesidades principales del ser humano son de corte afectivo, es posible
inferir que la incertidumbre por la situación de pandemia causó un gran i=
mpacto
en la salud mental de la población en general y sobre todo de niños y
adolescentes que están en desarrollo y se encuentran en una posición de m=
ayor
vulnerabilidad.
Por otro lado, =
lo
anterior tiene lugar destacando que no se contó dentro del confinamiento c=
on
las mismas condiciones y no todos los niños estaban confinados en las mism=
as
áreas, lo cual pone el foco en la problemática de la desigualdad y en el =
alto
costo que deben pagar los niños que no tuvieron la oportunidad ambiental de
jugar durante todo el confinamiento. Asà mismo como son diferentes las
condiciones en que niños y niñas han crecido, también lo son los juegos y
actividades que cada uno desde su nacimiento ha realizado; y también exist=
e una
diferenciación en cómo se vivió el confinamiento dentro de los hogares, =
además
de cuáles fueron los mecanismos de afrontamiento de las familias durante e=
sta
época.
El juego se col=
oca
como una actividad natural en la infancia y funciona como un promotor de
cultura y relaciones sociales; especialmente el juego que incluye diversos
aspectos del desarrollo: social, fÃsico y cognoscitivo (Andrade, 2020), lo=
que
probablemente se ve limitado en juegos en los que la interacción es remota=
, no
continua y en donde se obtienen recompensas inmediatas y reforzadores
extrÃnsecos.
Durante la pand=
emia
la tecnologÃa permitió que se hicieran famosos algunos juegos que permitÃ=
an
interactuar pese a la distancia - si bien no fue lo mismo que jugar a la la=
ta
con tus amigos en un patio - estos juegos se convirtieron en el aliciente p=
ara
descargar el estrés y a la vez interactuar con personas de la misma ciudad=
y de
otras partes del mundo a través de la internet. No obstante, está comprob=
ado
que los infantes necesitan de otros tipos de juegos que, a través de la
interacción cara a cara con otros y la actividad fÃsica, les permitan
desarrollar ciertas áreas de su cerebro y de su cuerpo. El juego es la fue=
nte
principal de aprendizaje y se coloca como una actividad esencial en el
desarrollo social y psicomotor. Jugar deberÃa ser considerado el principal
trabajo de los niños y lo que permite que se adapten al medio y evolucione=
n de
manera saludable de acuerdo con la edad y el contexto (Andrade, 2020).
Reyes Ruvalcaba=
et
al. (2015)
en su estudio sobre Niñez y régimen disciplinario: Una mirada sociocultur=
al a
la educación de antaño (Ruvalcaba et al., 2015), señalan que a prin=
cipio
del Siglo XX el Estado concebÃa a la escuela como el principal vehÃculo de
normalización de la infancia, esto de alguna u otra forma permitÃa moldea=
r la
conducta de los niños y niñas e interiorizar normas sociales. No obstante=
, no
podemos hacer caso omiso a que el rol de las escuelas también ha derivado =
en
niños que han aprendido a ser competitivos, a estar por encima unos de otr=
os y
a ser segmentados según sus edades, sexo, clases sociales, y demás.
Para muchos niÃ=
±os y
niñas a los que les tocó la dura realidad de experimentar y vivir una pan=
demia,
ese rol antes ejercido por la escuela (el de normalizar, enseñar y prepara=
r),
ha quedado en manos de las familias, lo cual supone ventajas y desventajas.=
Y
es que, sumado a la deficiencia de nuestros sistemas educativos para enfren=
tar
la crisis, muchos infantes quedaron a la deriva, con poco acompañamiento;
incluso algunos solos en casa, dado que sus padres y madres seguÃan labora=
ndo.
El tiempo y la compañÃa que se le dedico en casa a los infantes, en el mo=
mento
de mayor desarrollo de la pandemia en el que el confinamiento fue el recurso
establecido, podrÃa haber influido de forma sustantiva en el proceso educa=
tivo
tan vital para el desarrollo y aprendizaje de los infantes.
Los juegos como motor=
de
desarrollo
La salud mental=
y
el desarrollo sano que genera el aprendizaje a través del juego debe ser
accesible para todos los niños independientemente del lugar en el que viva=
. De
la misma forma en la que existe una tendencia a procurar igualdad de
oportunidades en cuanto al acceso de la tecnologÃa, serÃa provechoso que
existiera una promoción de igualdad en cuanto al acceso a áreas verdes y
espacios neutros en donde los niños tengan la oportunidad de desarrollar el
juego simbólico, el razonamiento espacial y las habilidades para resolver
problemas; habilidades que se desarrollan paulatinamente a través del juego
colaborativo y en persona, el cual poco a poco se vuelve menos común.
Lo anterior cob=
ra
importancia si tomamos en cuenta el efecto global que tiene el juego a nivel
del desarrollo en los primeros años de vida, haciendo énfasis en las
habilidades que se adquieren al jugar vinculadas con la socialización, el
respeto a la propiedad, la negociación y el establecimiento de acuerdos
(Andrade, 2020). Todas habilidades que conforman los cimientos de fenómeno=
s que
tienen mayor impacto en la adultez tales como la participación ciudadana.
Además, las habilidades de comunicación que se refuerzan a través del ju=
ego
tienen incidencias considerables en la conformación de la autoestima, el
autoconcepto y la autonomÃa, todos elementos que pueden estar relacionados=
al
impacto social del individuo y a su interés por realizar intervenciones
sociales (MartÃnez, 2019).
Todos estos
elementos de gran importancia para el desarrollo fueron puestos en segundo
lugar para preservar la salud fÃsica en medio de una situación de pandemi=
a al
reconocer e implementar el confinamiento como una de las medidas de acción
principales. En medio de tanto encierro, para quienes crecieron en el campo,
fue imposible no pensar en los juegos de antaño, en la libertad que genera=
ba
estar en el patio jugando a la matita de cilantro, o al diablo y el ángel,
entre cafetales, potreros y rÃos. Aún hay niños y niñas que crecen en e=
l medio
de la naturaleza, y sin duda, no son las mismas formas de interactuar, y los
mismos juegos los que conocen en contraste con niños que crecen interactua=
ndo
con otros a través de consolas, computadoras o celulares. Ambas formas de
interacción y juego crean un aprendizaje y una forma de relacionarse con el
entorno; no obstante, la oportunidad de interacción real, el resolver disp=
utas
en tiempo real y la necesidad de crear a partir de los materiales disponibl=
es
colocan al juego no-virtual como una fuente importante de habilidades impor=
tantÃsimas
en el desarrollo humano.
El juego se col=
oca
como una actividad natural en la infancia y funciona como un promotor de
cultura y relaciones sociales; especialmente el juego que incluye diversos
aspectos del desarrollo: social, fÃsico y cognoscitivo (Andrade, 2020), lo=
que
probablemente se ve limitado en juegos en los que la interacción es remota=
, no
continua y en donde se obtienen recompensas inmediatas y reforzadores
extrÃnsecos.
El juego en la
formación del niño
El juego es una=
de
las primeras formas de interacción con sus cuidadores y, si tomamos en cue=
nta
que el vÃnculo entre el cuidador principal y un niño es el que determina =
gran
parte de los rasgos de personalidad, salud afectiva y estilo de relación, =
es
posible observar que la relación humana cercana a través del juego es un
elemento esencial para el desarrollo de la salud mental (Anderson, 2017). Es
imprescindible priorizar los escenarios de juego en que existe una interacc=
ión
con pares o figuras de apego antes de los momentos de uso de pantallas e
interacción con plataformas digitales que devuelven una retroalimentación
inmediata que reduce la oportunidad de desarrollar tolerancia a la frustrac=
ión
y habilidades para solucionar problemas en el mundo real.
Los avances
tecnológicos disputan con las formas tradicionales de jugar. Es común ver=
niños
que desde temprana edad tienen dispositivos en su mano la mayor parte del
tiempo teniendo la facilidad de descargar una multiplicidad de juegos; mism=
os
que le permiten obtener recompensas inmediatas, pero que poco aportan a su
desarrollo psicomotor y brindan una reducida posibilidad de interacción con
otros.
Los juegos
tradicionales, ayudan a los niños y niñas a desarrollar habilidades y act=
itudes
necesarias para su interacción con las demás personas, creando vÃnculos =
que
muchas veces se mantienen hasta la vida adulta. Son juegos mucho más inclu=
sivos
y sanos, donde no se ve esa diferenciación tan marcada por sexo o edad; co=
mo sÃ
se ve mucho en algunos juegos digitales o de mesa, que desde su presentaciÃ=
³n ya
generan una división entre unos y otros.
Las décadas de=
los
70´s y 80´s fue la última época antes de la entrada del teléfono móvi=
l a la
cotidianidad de nuestras vidas; aún para 1990, crecÃamos con los juegos de
antaño prácticamente como única forma de distracción, de hecho, no fue =
hasta el
año 2000 que en que en muchos lugares rurales apartados se vio por primera=
vez
un televisor. La última generación jugando a la lata, la matita de culant=
ro,
mirón mirón y el escondite señalan muchos de=
los
jóvenes que han experimentado este confinamiento.
Quiénes tambiÃ=
©n
hayan disfrutado de esa experiencia quizás se sentirán muy identificados;=
no se
trataba de competencia sino de compartir junto a otros niños, niñas y adu=
ltos;
era posible disfrutar de las bondades del campo y los espacios abiertos. Los
juegos simbólicos colaborativos no requerÃan de un género asignado, juga=
r a la
cocina, a vender alimentos y servirlos, son actividades que desarrollan la
imaginación de los niños y permiten que se abra un espacio de múltiples
posibilidades en el ambiente inmediato de todos los participantes.
No podemos deci=
r lo
mismo de la era tecnológica, sin duda el panorama es otro, hemos cambiado =
los
juegos de antaño por los tecnológicos; se han generado y profundizado las
barreras entre niños y niñas, se han alterado las formas de acercarnos y
convivir, y con ello nuestras comunidades y familias.
Conclusiones
La tecnologÃa =
para
estos tiempos ha sido fundamental, porque ha permitido acercarnos de maneras
antes imposibles; pero también ha creado una distancia abismal entre aquel=
los
niños con acceso a la tecnologÃa y los que no la tienen. Paradójicamente=
, hoy
la pandemia pone en evidencia cómo muchos niños, que pueden tener o no ac=
ceso a
la tecnologÃa, no necesariamente tienen espacios verdes donde recrearse; y=
eso
también, de cierta forma, limita y vulnera sus derechos. Se ha priorizado =
la
introducción de tecnologÃas novedosas tanto en instituciones educativas c=
omo en
los hogares particulares y esto, si bien trae varios beneficios, incluye
también numerosas desventajas en donde el desarrollo del lenguaje y la
socialización pagan el precio más alto.
Ciertamente, sÃ=
es
necesario proteger a los niños y niñas, no importa que estos vivan en el =
campo
o en la ciudad; pero, sobre todo, entender que hoy, protegerlos y brindarles
condiciones de igualdad de oportunidades para educarse, compartir, jugar y =
ser
felices, estando confinados o no, pasa por brindarles tanto acceso a la
tecnologÃa como acceso a viviendas dignas, espacios verdes y calidad de vi=
da.
Además de educación y actualización a las personas encargadas de formarl=
os, en
donde es beneficioso encontrar docentes que busquen conectar antes de corre=
gir
y que tengan más un papel de observador y guÃa más que de director (SolÃ=
s,
2018).
Si bien durante
este siglo XXI los avances tecnológicos traerán consigo otros juegos, hag=
amos
que convivan y coexistan con los juegos tradicionales, ya que se considera
importante dar a los niños mayor espacio, tiempo libre, formas en que pued=
an
liberar estrés, mejorar sus habilidades y confraternizar con otros niños y
niñas.
Promovamos la
interacción humana, el respeto por los niños y la conexión con sus estad=
os
afectivos que se desarrollan y expresan en gran medida a través del juego.=
Luchemos
para que los juegos de antaño no sean olvidados, que sean incorporados en =
los
programas de estudio dirigidos a la niñez, y démosle su lugar e importanc=
ia en
la cultura inmaterial de nuestros pueblos, para que sigan siendo transmitid=
os
de generación en generación.
=
Conflicto
de intereses
=
=
Los
autores declaran no tener conflicto de intereses.
Referencias <=
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